
Concentración antirracista en Xixón.

En Xixón ocurrió una nutrida y diversa (en cuanto a organizaciones y colectivos presentes) concentración contra el racismo.
El racismo, que es DELITO, y que hay que detener, y enjuiciar a quienes lo patrocinan, como siempre con fines coloniales.

El racismo que es también Institucional. ¿Cómo no va a serlo si los dirigentes de la OTAN se arrodillan en la Haya se muestran en absoluta sumisión al yanqui racista, campeón sí del supremacismo y el racismo, y por lo mismo muestran un apoyo explícito a las propuestas y prácticas racistas?.
¿Cómo no va a ser de promoción institucional, si la señora que representa a la UE, vuelve a someterse también, a humillarse más bien, ante el matón del norte, que viene de maltratar, expulsar, vandalizar y agredir a todas las personas migrantes, es decir practicar el racismo a mansalva, y de esa manera la señora Úrsula von der Leyen deja para miles de millones de personas el mensaje más racista posible, como para que los ultras de cualquier lugar se sigan atreviendo a vulneran los preceptos más humanos, y tratar de seguir sacando rédito de las agresiones racistas?
Pues Xixón, como otros muchos lugares de nuestra tierra, no lo van a permitir.
Y con los rítmos de la Ventolín, y con los mensajes de las jóvenes, y con la voluntad colectiva, se han propuesto «Construir comunidad» frente al racismo.

Vacúnate contra el racismo.
Stop violencia racista.

Ningún ser humano es ilegal.
Regularización Ya.

Fuera racistas de nuestros barrios.
La clase obrera es antirracista e internacionalista.

Basta ya de impunidad ante los delitos de odio.

Vosotros racistas sois los terroristas.

Hoy estamos aquí por responsabilidad colectiva. Porque no vamos a permitir que el racismo —ni su violencia, ni sus discursos, ni sus políticas— se normalice en nuestras calles, en nuestros barrios, en nuestras instituciones y en nuestras organizaciones.
Asturies es tierra de memoria obrera, de luchas populares, de resistencia antifascista. Pero también es tierra atravesada por el racismo estructural. Está en las calles, en las instituciones, en los cuerpos policiales, en las escuelas, en los hospitales, en los medios, en los sindicatos, en los movimientos sociales y también en nuestras organizaciones. Reconocerlo no nos debilita: es el primer paso para combatirlo.

Hoy estamos aquí porque no queremos repetir errores ni blanquear realidades. Estamos aquí para organizarnos, para decir con claridad que Asturies también puede ser tierra antirracista —pero solo si lo construimos desde la verdad, la memoria y la responsabilidad colectiva. Para gritar que las que aquí nos reunimos decimos basta y no queremos que esta situación continúe ni se agrave con mentiras y complicidad.

Nos convoca la urgencia, pero también la memoria. Sabemos lo que ocurre cuando el odio avanza. Cuando se señala a nuestras vecinas, cuando se justifica la violencia.
Y lo decimos alto y claro: en Asturies no hay sitio para el racismo ni para quienes lo alimentan.

Nos enfrentamos a un sistema que se sostiene sobre los cuerpos migrados e intencionalmente racializados para ser explotados y criminalizados impunemente.
Un sistema que, para beneficiarse, nos quiere divididas, precarizadas y con miedo. Un sistema que recorta derechos, que privatiza servicios, que necesita mano de obra barata y chivos expiatorios.
Que alimenta el odio para que no miremos al verdadero culpable: el poder económico que explota y los gobiernos que lo permiten con sus leyes de extranjería y políticas públicas excluyentes que niegan a muchas de nuestras vecinas a existir con dignidad.
El racismo no es solo un prejuicio: es una estrategia y una herramienta de poder que está enraizada en nuestra sociedad.
Por eso no es casual que justo cuando más se deterioran nuestras condiciones de vida, más se alimente el discurso racista y xenófobo que infunde bulos y miedos desde medios, redes y partidos.
Mientras los verdaderos responsables –los que explotan, desahucian, especulan y recortan derechos— siguen enriqueciéndose y blindando sus fronteras, sus barrios y sus privilegios.

No existen privilegios para quienes son sistemáticamente excluidas y despojadas de derechos por el estado español.
Lo que sí existen son vallas, exclusión, silencio, trabas administrativas y un racismo estructural que decide quién merece vivir y quién no.

La violencia racista que ha tenido lugar en otros territorios del Estado no son hechos aislados ni brotes espontáneos. Son estructurales y se maquinan desde los despachos y los parlamentos.
Esta violencia es una advertencia. Una señal de lo que puede venir si no respondemos a tiempo.
La historia nos ha enseñado que cuando se permite que avancen los discursos racistas de odio, lo que viene después es el silencio, el exilio o el exterminio. No lo podemos permitir.
Porque hoy son nuestras vecinas migrantes. Mañana puede ser cualquiera que luche por una sociedad más justa, más diversa, más libre y más humana.
Hoy gritamos juntas que Asturies es antirracista. Asturies es antifascista.
Que cuando se ataca a una, se nos ataca a todas.
Y que no vamos a permitir que el odio pase por nuestras calles como si nada.
Porque el racismo y el fascismo no es “una opinión más”. Es una amenaza y debería ser delito.
Y no se combate con equidistancia ni con indiferencia. Se combate con organización, con calle, con unidad popular. Porque cuando el odio avanza, retrocede la democracia.
Debemos ser capaces de crear redes que se organizan, de vecinas que se cuidan, que luchan, de personas que no nos resignamos.

Hoy es solo un punto de encuentro, de partida.
Continuaremos organizándonos para defender la vida, los derechos colectivos, la convivencia y la alegría compartida.
Vamos a construir comunidad frente al miedo.
Por eso hoy nos reunimos en esta plaza. Para alzar la voz juntas, para construir comunidad, para tejer redes de apoyo mutuo.
Para que nadie más tenga que vivir con miedo.
Porque la vida digna no se defiende con banderas ni con fronteras, sino con solidaridad, con justicia social, con memoria.
Frente al odio racista respondemos con organización antirracista.
Fuera racismo, fascismo y discursos de odio de nuestras calles y de nuestras instituciones.
¡No pasarán!

Plantarle cara al racismo y al discurso de odio.
Dice el relator de la ONU para los pueblos indígenas que expresaba “su más enérgica condena y profunda indignación” ante los comentarios racistas y de incitación al genocidio indígena, de una comunicadora yanqui.
Y que todo acto de discurso de odio e incitación a la violencia contra hombres, mujeres, niños y niñas indígenas, es DELITO.
Pues al igual que la Declaración Indígena de la ONU de 2007 “remedia” algunos de esos males, de desconocimiento de Derechos, (…todas las doctrinas, políticas y prácticas basadas en la superioridad de pueblos o individuos, o que la promuevan, por motivos de origen nacional o de diferencias raciales, religiosas, étnicas o culturales son racistas, científicamente falsas, jurídicamente inválidas, moralmente condenables y socialmente injustas.)
la otra Declaración, la de DDHH de 1948, remedia también contra quienes azuzan el odio, la mentira, el racismo.
El delito de odio o fomento de la violencia contra grupos o personas determinadas por motivos racistas, étnicos, ideológicos, religiosos, etc., pretende proteger el respeto al diferente, sometiendo las libertades de expresión e intelectuales, a un principio superior: la igualdad y dignidad de todos los ciudadanos/as. (Código penal art 510, impone penas de cárcel de hasta 4 años y multas de 6-12 meses).

Regularización Ya.
Fuera racistas de nuestros barrios.
Basta ya de impunidad ante los delitos de odio.
Lo ocurrido en Torre Pacheco no puede quedar impune ni puede volver a repetirse. Y para eso es urgente actuar de manera contundente contra quienes difunden discursos de odio y asegurar que asumen las responsabilidades penales que correspondan.

Porque los actos racistas y xenófobos que se vivieron estos días en el municipio murcia no son hechos aislados. Las agresiones y las discriminaciones son el día a día de miles de personas migrantes en nuestro país, que sufren una violencia invisibilizada y que muy pocas veces es denunciada.
Ya sea por el temor de las víctimas, por la desconfianza en las instituciones o por muchos otros motivos, la preocupante realidad de los delitos de odio es que solo 1 de cada 10 personas denuncia ante las autoridades, según un informe del Ministerio del Interior de 2021. Solo 1 de cada 10, y eso no lo podemos permitir como sociedad, así que ¡basta ya de impunidad!
Es urgente dar una respuesta institucional firme y centrada en los derechos humanos para prevenir y condenar estos delitos, así como para garantizar la protección de las víctimas y que puedan obtener justicia y reparación.
Ante el racismo y la xenofobia, no vale mirar para otro lado. Está en juego la convivencia pacífica en nuestros barrios y en nuestros pueblos. ¡Paremos el odio! ¡Y hagámoslo ya!
Frente a la bestia del fascismo:
-Fortalecer y ampliar las redes de cuidado y protección mutua para proteger a las personas migrantes y racializadas de múltiples violencias y ataques estructurales.
-Denunciar colectivamente el racismo estructural y la violencia que lo provoca sistemáticamente.

-Organizar acciones autónomas y seguras para fortalecer el cuidado comunitario y la solidaridad entre barrios.
-Construir y expandir acciones antirracistas desde abajo, a través de la educación crítica, la memoria y la movilización, para desmantelar el discurso de odio.
Asturies contra´l racismu.

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