
24 de mayo.

24 de mayo
Feminismo y Pazifismo.
Las guerras son el mayor exponente de todas las violencias contra las mujeres, contra la sociedad y contra el ecosistema.

El DÃa Internacional de las Mujeres por la Paz y el Desarme se instauró el 24 de mayo de 1982 por grupos pacifistas de mujeres europeas y estadounidenses, para recordar las campañas realizadas por las británicas que se opusieron a la OTAN y a la instalación de sus bases militares.
En 1982 el Campamento pacifista de mujeres en Greenham Common junto con otros grupos de mujeres pacifistas de Europa, establecen ese dÃa 24-M con el firme objetivo de conmemorar las luchas que numerosas mujeres han comenzado desde la Primera Guerra Mundial (1915) y trabajar en favor de una Cultura de Paz.

Destacamos la labor de miles de mujeres que están situadas en primera lÃnea en la lucha pacÃfica contra el cambio climático, la preservación de los ecosistemas y la protección de los Derechos Humanos.
La Declaración y Plataforma de Acción de Beijing, aprobada en 1995 por 189 Estados Miembros de las Naciones Unidas, hizo de las mujeres y los conflictos armados una de las 12 esferas de especial preocupación. De manera inequÃvoca, afirmaba que la paz está estrechamente relacionada con la igualdad entre mujeres y hombres y con el desarrollo.

Estamos en un escenario global en el que en demasiados sectores se premia jalear la guerra y se castiga, estigmatiza, tergiversa o criminaliza la defensa de las vÃas de la paz. Se ridiculiza la defensa de la paz, la defensa de los derechos humanos, la defensa del derecho internacional.
Se han alcanzado cifras récord en gasto militar mundial y se nos está imponiendo la militarización a gran escala, más armas, más guerra, más confrontación.
Cultura de Paz: Es preciso idear una sociedad que desde la más tierna infancia reciba una educación con cultura de derechos humanos y de paz, que enseñe a ver a los otros y otras como humanos, porque observando eso que llamamos otredad podemos saber mucho mejor quiénes somos, qué somos y dónde estamos. A eso nos ayudan las palabras, que es lo que tenemos. Nada más y nada menos.

En cuanto a las mujeres migrantes y refugiadas, se reivindica cada 24 de mayo varios objetivos.
Que se traten todas las necesidades de las mujeres y niñas que son vÃctimas de la crisis migratoria, que terminan siendo personas refugiadas y que a la larga causan graves daños psicológicos y fÃsicos que dejan profundas secuelas. Que las mujeres y niñas puedan tener la posibilidad de reclamar asilo.
Que todas las mujeres que se encuentran en condición de refugiadas sean protegidas frente a la violencia. Que se creen fondos destinados para ayudar a las mujeres y cubrir sus necesidades y que esto, a su vez, permita un mayor empoderamiento, mientras permanezcan en las zonas o lugares de conflicto.

La Paz no es la ausencia de guerras, sino un camino hacia la Justicia social. Por eso es necesario hacer frente a las diversas formas de violencia con herramientas que no recurran a la violencia.
Es fundamental identificar grupos vulnerables y protegerlos, pero sin reproducir el poder paternalista. No hay que reducir a quienes sufren violencia a ser personas vulnerables a las que hay que cuidar. Hay que sumar a aquellas personas a quienes se niega la libertad de movimiento y el derecho a una ciudadanÃa legal. Personas refugiadas olvidadas por todos los Estados y organismos.
Desde una óptica feminista, la violencia contra las mujeres es parte del poder dictatorial y la violencia militar. No se debe decir que los asesinatos machistas se deben a trastornos o patologÃas individuales. Los actos asesinos reproducen una estructura social. Hay un terrorismo sexista, el asesinato como forma de dominación. La agresión y el acoso forman un continuo con el feminicidio. Hay mujeres que viven aterrorizadas por la amenaza del feminicidio, y parece que hubiera que subordinarse a los hombres y a ese orden para evitar ese destino. El poder para aterrorizar está con frecuencia fortalecido por la policÃa y los tribunales. No reconocer el crimen es perpetuar la violencia, la dominación social.

Van de la mano quienes se enfrentan al machismo, a la LGTBI fobia y al racismo. La estructura social considera que esas personas no son dignas de duelo. El populismo derechista se adhiere a nuevos autoritarismos y poderes de fuerzas de seguridad, policÃas y militares, que supuestamente protegen a la gente de la violencia, con sus poderes carcelarios. Hay que oponerse a las formas estructurales de la violencia y a la estructura económica que lleva a distintas poblaciones a una precariedad invivible. Hay que unirse a redes solidarias y rechazar la protección paternalista.
La noviolencia requiere intervenir en la esfera de la visibilidad, la esfera pública, para que toda vida sea digna de duelo, y toda vida debe estar en condiciones de persistir sin estar sometidas a la violencia, el abandono o la erradicación mediante fuerzas armadas. Es necesario contrarrestar el esquema que justifica la violencia policial contra ciertos grupos, la violencia militar hacia los migrantes, la violencia estatal hacia los disidentes. Esto requiere un imaginario igualitario, para alumbrar una realidad no basada en lógicas instrumentales. La facultad crÃtica está vinculada a la relación de solidaridad, es necesario persistir en una crÃtica común.

Un reciente manifiesto feminista contra la guerra condenaba tanto la invasión de Ucrania como la actitud de la OTAN con su expansionismo militar y su concepción militarista de la seguridad. Y no podemos olvidar otras guerras donde se siguen sucediendo miles de muertes y millones de personas desplazadas y refugiadas. Es necesario rechazar la posición de quienes defienden una espiral belicista, de quienes deciden enviar más armas a los conflictos aumentando los presupuestos de guerra al tiempo que se recorta en gastos esenciales como salud, educación, igualdad o medioambiente.
El feminismo apuesta por el desarme, no por las lógicas militaristas, por las guerras con toda su barbarie y sufrimiento, donde se usa la violación como un arma más, donde se hace muy patente el sistema patriarcal.

Desde diversos lugares del mundo se reclama por:

• el fin de los gastos militares, destinando las ingentes partidas armamentÃsticas a educación, sanidad, servicios sociales, protección del medio ambiente y lucha contra las violencias machistas.
• Manifestamos nuestro apoyo a los movimientos pacÃficos de las mujeres de los pueblos oprimidos que están siendo ocupados y en situación de guerra, como el pueblo palestino, saharaui, congolés, yemenÃ, sudanés…
• Demandamos que en cualquier proceso polÃtico y proceso de paz se garanticen los medios y los espacios para la acción polÃtica de las mujeres. Es preciso visibilizar su papel protagonista y garantizar su participación, posibilitando la reparación de las vÃctimas.
• Creemos preciso reflexionar sobre el ecofeminismo como nuevo proyecto ético y polÃtico que ofrece alternativas a la crisis de valores de nuestra sociedad consumista y heteropatriarcal.
Expulsemos la guerra y la violencia de la historia y de nuestras vidas.
Ni una mujer, ni un hombre, ni un euro para la Guerra.
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