Con inédita hipocresía, el gobierno de Dilma Rousseff llamó a los indígenas a negociar y, a la vez, les dio una puñalada por la espalda.
La Articulación de los Pueblos Indígenas de Brasil (APIB) repudia a “cualesquiera intento de modificación en los procedimientos de demarcación de tierras indígenas”