28,29,30 octubre.

Algunos textos relacionados con LES MUYERES que llegan al ALCUENTRU, de los días 28 en Avilés, y 29 y 30 en Xixón: Hasta que la PAZ sea costumbre..

La nakba de las mujeres palestinas
Carolina Bracco
De todas las leyendas que se cuentan sobre los días de la nakba hay una que siempre me ha llamado la atención, es la de una mujer que en el apuro de la huida se lleva la almohada de la cama en vez de su bebé y sólo se da cuenta de la confusión cuando se ha alejado ya de su casa. La relatan novelistas, testigos, cineastas ¿Se trata siempre de la misma mujer? ¿De dónde era? ¿De Akka? ¿De Yafa? ¿De alguna aldea perdida cerca de las colinas de Nazareth o de la urbana y moderna Jerusalén? Real o imaginaria, la mujer de la almohada ilustra la desesperación de la huida, lo abrupto y violento de la imposición y el desconcierto generalizado de un pueblo que se encontró de la noche a la mañana despojado de su vida tal como la conocía hasta entonces.

Como una existencia suspendida en el tiempo y el espacio, la mujer emprendió un camino acunando una almohada que la lanzó de su vida sencilla al mundo de la realpolitik sin escalas. Tuvo que entender otro idioma, el del desarraigo, la soledad y la muerte. El de ver a sus hijos morir por la patria y también el de tomar ella misma las armas para enfrentar fuego enemigo y amigo. Aprendió lo que era una bandera y una traición. Sobrevivió a todo: hambre, frío, enfermedades, y sostuvo a su familia con fortaleza e imaginación. Aprendió a soportar y enfrentar la frustración de los egos masculinos que la rodeaban y la violentaban, a entender el lenguaje vacío de los líderes políticos. Aprendió a leer descifrando cartillas de racionamiento, hizo cuentas imposibles para multiplicar el pan e intercambió sus joyas por aceite y arroz. Vio a sus hijas desafiar todo su sistema de creencias y correr hacia la libertad de una manera nueva, que le costó comprender. Hizo largos y humillantes traslados para visitarlas en la cárcel. Leyó en sus ojos las torturas y vejaciones que no necesitan palabras ni consuelo y que hacen mella más en los victimarios que en las víctimas.

Hoy esta mujer es mucho más sabia. Tiene la piel curtida por el sol y las manos resquebrajadas de tanto amasar zozobra. Sin embargo, no la detiene el tiempo ni la angustia, enjuga sus ojos y sigue caminando con su almohada sin detenerse jamás, soñando despierta con poder volver a su casa, pisar descalza la tierra húmeda, ir a cortar leña y sentarse a tomar un café bajo el olivo.
El niño que quedó en la cama ya tiene 77 años y muchas heridas, ha pasado hambre, frío y miedo, pero sabe que su madre no lo ha olvidado y vendrá a buscarlo. Le han contado muchos cuentos, pero ninguno lo ha hecho dormir. Sigue despierto esperando a su madre ya anciana que camina sin descanso golpeando las puertas de la conciencia de un mundo que parece dormido.
La UNMS: el trabajo de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis en los departamentos:
El colectivo OFB: MUJERES EN RESISTENCIAS QUE SOSTIENEN LA VIDA
Defensa del espacio cívico desde los territorios.
María Torrellas, nos envía este texto de ALKARAMA:
Comunicado de la «Movimiento Mujeres de Palestina – Alkarama. A los movimientos feministas del mundo
¡La lucha por Palestina es una lucha feminista!
En estos días de resistencia histórica, las mujeres palestinas alzamos la voz para pedir a las feministas del mundo: no nos fallen. Mientras nuestro pueblo sufre un genocidio, la complicidad internacional nos condena al silencio.

Queridas compañeras y hermanas de los movimientos feministas revolucionarios,
Compañeras en la lucha por la justicia y la liberación:
Hoy nos dirigimos a vosotras en nombre de las mujeres palestinas de Gaza, y de todas las mujeres palestinas, dentro y fuera de nuestra tierra. Os hacemos llegar el clamor de la mujer palestina que resiste en el corazón del infierno: en una Gaza desangrada, en casas derrumbadas sobre los cuerpos de niñas y niños, en tiendas de campaña de refugiadas en Rafah, Deir al-Balah y Jan Yunis, en callejones que rebosan hambre y muerte, en los ojos de madres que esperan hijxs que no volverán, en los cuerpos de mujeres y niñas que son bombardeadas, hambrientas, desplazadas y privadas de los derechos humanos más básicos.
Desde hace más de 24 meses, Gaza sufre una guerra de exterminio sistemático a manos del régimen de ocupación sionista, con el respaldo directo del imperialismo estadounidense y de los gobiernos europeos. A pesar de las masacres, las mujeres de Gaza siguen en pie: firmes, luchadoras, defendiendo su tierra y a sus familias, en hospitales, en refugios, en las calles y en la resistencia, tanto popular como armada, enfrentando una colonización brutal y sin piedad.

Las mujeres palestinas han sido siempre el fuego de la revolución, su motor inagotable, el pilar de cada levantamiento contra la ocupación y la masacre. Desde la madre combatiente hasta la prisionera, la mártir, la líder, la enfermera, la maestra o la combatiente, la mujer palestina ha estado siempre en la primera línea junto a sus compañeros, protegiendo la existencia de nuestro pueblo, su identidad y su dignidad, alzando la bandera incluso cuando el mundo intentó derribarla. Nunca ha estado al margen de la lucha: ha estado en su corazón, pagando un precio altísimo, resistiendo con paciencia, fortaleza y una fe inquebrantable.
Decenas de miles de mujeres palestinas han sido asesinadas, cientos de miles desplazadas; se ha atacado a embarazadas, a madres lactantes, a médicas, enfermeras y a periodistas. Se han cometido crímenes atroces contra nosotras. Y, sin embargo, el mundo ha callado. Han callado también la mayoría de los movimientos feministas internacionales que tanto han proclamado su «solidaridad sin fronteras». En estos 22 meses, hemos echado en falta alguna gran manifestación organizada por los feminismos occidentales que afirman defender los derechos de las mujeres.
Desde el Movimiento Mujeres de Palestina – Alkarama, os hacemos un llamamiento a asumir vuestra responsabilidad moral, política e histórica. No hay feminismo auténtico ni progresista que pueda ignorar las masacres que sufre el pueblo palestino, o guardar silencio ante esta política de exterminio y hambre, ejecutada con armas coloniales y sionistas, y con la complicidad de los gobiernos occidentales.

La solidaridad real —revolucionaria, humana— no puede ser condicional ni estar sujeta a cálculos políticos mezquinos. Surge del deber moral de estar junto a la víctima frente a su verdugo, junto a las oprimidas frente al régimen genocida y ocupante. Las mujeres de Gaza no necesitamos compasión ni lástima. Necesitamos posturas firmes y radicales que encarnen los principios que dicen defender los movimientos feministas en todo el mundo: la lucha contra el colonialismo, la opresión y la violencia sistemática. No pedimos una solidaridad a medida, sino un compromiso sincero que reconozca que la lucha de la mujer palestina es parte inseparable de la lucha de toda la humanidad.

Tampoco necesitamos voces «feministas» que pretendan imponer condiciones a nuestro pueblo y a nuestras mujeres respecto a las alianzas que la resistencia palestina establece para sostener nuestra firmeza. Por eso, saludamos a nuestras hermanas de Yemen, Líbano, Irak, Marruecos, Irán y Sudáfrica, que sí lideran hoy el feminismo internacional con justicia, con su apoyo firme a nuestro pueblo. Y denunciamos a los sectores feministas que se venden como «izquierdistas» y «progresistas» mientras en realidad promueven la normalización con el régimen sionista, en nombre del «diálogo», la «paz» o el «entendimiento entre mujeres»: consignas vacías que solo buscan confundir y debilitar la lucha.

Hoy os llamamos a:
Pronunciaros con claridad contra el genocidio que sufren las mujeres palestinas.
Organizar marchas y acciones feministas solidarias con Gaza en todas las ciudades del mundo.
Presionar a vuestros gobiernos para que cesen el envío de armas a «Israel» y le impongan sanciones.
Boicotear a todas las empresas e instituciones cómplices del régimen de ocupación.
No hay feminismo revolucionario sin una postura clara a favor de la liberación de Palestina. Toda Palestina. Desde el río hasta el mar.
Movimiento Mujeres de Palestina – Alkarama

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