COP30

¿Y la Justicia ambiental y climática para cuándo?
Hoy en Xixón se exigía ACCIÓN, al tiempo que en Belém do Pará se desarrolla la Cumbre del Clima.

¿Está sirviendo para algo? ¿es posible revertir el desastre climático si gobiernos como el yanqui se desligan de cualquier compromiso? ¿”Hay tiempo” para que el planeta tome rumbo de sobrevivencia en seres vivos si la Unión Europea se deja de nuevo retroceder a instancias de la extrema derecha y la derecha, que se hacen portavoces de quienes queman el planeta? ¿Cuánto de espacio para reflexionar y actuar nos queda, si en esta Cumbre y en otras son miles y miles los representantes de las petroleras que “se han colado” para hacer su lobby, muchos de ellos incluso en delegaciones de gobiernos?.

Y frente a toda esa adversidad, una Cumbre de los Pueblos paralela, una flotilla que cruzaba el Amazonas, https://www.ecoavant.com/actualidad/la-flotilla-indigena-3-000-kilometros-rumbo-a-la-cop30_15993_102.html y numerosas voces de indígenas, de la campesinada, de las negritudes, de las sabidurías populares, que nos están diciendo, tiempo ha, que hay que tomar decisiones perentorias, urgentes, comprometidas y obligatorias, para actuar frente a la Emergencia Climática.

Y hoy Asturies pol Clima convocaba en Xixón, una especie de “sesión de fotos” para contribuir a la movilización global, para exigir un cambio urgente de modelo económico y medidas efectivas de justicia climática. Con el lema «El clima exige acción, el futuro esperanza»
La COP30 en Belém, en el corazón de la Amazonía brasileña, debiera servir, para “desbloquear las negociaciones climáticas internacionales y abordar la triple crisis ambiental que enfrenta el planeta: cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación”.

Se denuncia el actual modelo de dependencia de combustibles fósiles, que “agrava las desigualdades sociales y genera crisis que benefician solo a unos pocos, mientras aumentan los fenómenos extremos como olas de calor, inundaciones e incendios”.

La esperanza respira
Desde el reconocimiento de las responsabilidades históricas del Norte Global, el internacionalismo y la solidaridad entre pueblos, reclamamos una sociedad donde el colectivo prevalezca sobre el individualismo, donde la transformación sea nuestra, construida desde abajo y para todas.
Luchamos por un futuro que se base en la equidad, la dignidad y el cuidado colectivo. Y no descansaremos hasta eliminar la explotación, la exclusión y la codicia.
Nuestra transformación abraza el buen vivir como horizonte y, desde la esperanza de la lucha colectiva, viene acompañada de la certeza de que estamos a tiempo. Nuestra esperanza no son palabras vacías: es la voz de la naturaleza defendiéndose.

«¡Libre Palestina!” fue el grito que acompañó la expulsión del delegado israelí en plena cumbre climática en Belém.
Delegaciones latinoamericanas y organizaciones indígenas rechazaron la participación israelí en la cumbre climática COP-30.
«No hay lugar para un Estado que comete ecocidio en Gaza mientras habla de protección ambiental», fueron las expresiones de condena que marcaron la protesta.
La frase, coreada por activistas y representantes de pueblos originarios, sintetizó el rechazo ético y político a la presencia israelí en un foro dedicado a la justicia climática.
El representante israelí fue expulsado entre gritos de “¡Libre Palestina!” y “¡Free Palestine!”, en una escena que evidenció el creciente rechazo a la participación de la entidad en espacios multilaterales.

La protesta se inscribe en el marco del movimiento global BDS (Boicot, Desinversión y Sanciones), que busca presionar al «Estado de Israel» por sus políticas de apartheid, ocupación y agresión militar.
Fundado en 2005 por organizaciones palestinas, el BDS interpela a gobiernos, empresas e instituciones en todo el mundo a revisar y romper vínculos con la entidad israelí.
Para ello, el movimiento promueve el embargo comercial, la cancelación de acuerdos de cooperación y la exclusión de instituciones israelíes en el ámbito internacional.
Las campañas del BDS han logrado importantes victorias en diversos sectores: desde universidades que suspendieron convenios con instituciones israelíes, hasta artistas que cancelaron presentaciones en «Tel Aviv», pasando por fondos de inversión que retiraron capital de empresas involucradas con la ocupación.


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