21-D
Tiempo de solsticio. Tiempo de Kapak Raymi.
La celebración ancestral del solsticio de invierno ha sido sustituida en nuestras ciudades y pueblos por los llamados ritos de la navidad, de supuesto carácter religioso, pero amparados en sus inicios en otras celebraciones existentes para la relación con la naturaleza.
En algunas zonas rurales de Asturias sobreviven los nataliegos, aguinaldos, mázcares de invierno, relacionadas con el tiempo en que “la naturaleza retoma en silencio su gran trabajo de resurrección”. Tiempo en que las semillas (antes debajo de las nieves, ahora con menos nevadas) se preparan para la germinación.
Y en todas las culturas del mundo hay abundantes referencias a ese modo de relacionarse con el Sol, en su esplendor o en su nacimiento.
Los pueblos originarios andinos celebran en torno al 21 de diciembre el nacimiento del Sol como el inicio de un ciclo y de un nuevo período de siembra.
Rituales, bailes, música y comida son parte del agradecimiento a la Pachamama (madre tierra) y al tayta Inti (padre sol), por ser juntos considerados fuente inagotable de vida.
Es tiempo propicio también para que los liderazgos en las comunidades roten en sus tareas y responsabilidades, es el tiempo del crecimiento y del cambio.
Ese relevo de la autoridad se considera positiva para un buen entendimiento entre los participantes en una comunidad.
El solsticio de diciembre influye de manera directa en los sembríos propiciando producción abundante.
También es el tiempo de limpiar la chakra, y hay espacio para la fabricación de la cerámica, los textiles y otros utensilios.
El Kápac Raymi está dentro de un tiempo femenino en la cosmovisión andina, ‘warmi-pascua’, tiempo donde se prepara la tierra para la siembra, considerada como la segunda fiesta más importante de los pueblos indígenas de todos los andes.
El solsticio de invierno representa el día más corto del año aquí en el hemisferio norte, pero en el hemisferio sur sucede lo contrario, el solsticio de diciembre marca el día más largo del año y el comienzo del verano.
Tiempo de celebración, de interpretación del universo, la vida en equilibrio con la naturaleza, el cosmos, la sociedad, sabiduría, ciencia y vivencias que están presentes desde hace miles de años y pasan de generación en generación mediante el traspaso de saberes.
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