en Avilés, un 12 de octubre, Adriana Metaute nos regaló un cuento:
Esta es una historia de mentiras y verdades, donde cada uno decide qué creer. Se la contó su abuelo republicano a un niño de 7 años, quien tras observar los desfiles militares en las noticias del telediario le preguntaba:
– Abuelo, ¿por qué celebramos el 12 de octubre?
Con una sonrisa triste, el abuelo recordó las palabras de kerabi y la historia de Nepono, una niña indígena del pueblo emberá Eyabida[1], en el Pacifico Colombiano y apagando la televisión le narró la siguiente historia:
Como una luz que en el amanecer enceguece a la noche, Nepono había traspasado las entrañas de su madre para aferrarse a la tierra, su madre una mujer de muchos silencios, había caminado hacia el monte en la noche con su canasto lleno de plantas, telas y un tronquito de guadua afilado, para esperar allí, acompañada de la selva a la primera de sus 7 hijos.
Cuando sintió agua tibia deslizarse por sus pies, se inclinó y apretó sus dientes para ver aflorar a Nepono, la tomó de la tierra entre sus manos, dio gracias y la ofreció a los dioses después de pintar todo su cuerpo con jagua[2], dijo que sería fuerte como un árbol, solidaria como la tierra y serena como el rio. Dijo que se llamaría Nepono como la flor que en los campos se erguía aun entre la maleza, pintando de alegría los verdes de la montaña, flor sagrada y poderosa. Todas las fuerzas de la naturaleza la acompañarían siempre.
Enterró el ombligo cerca a su tambo[3], debajo de un árbol y regresaron a la comunidad, ese día y esa noche el jaibaná[4] cantó y todos danzaron y cantaron y bebieron chicha[5] de maíz, para recordar siempre quienes eran y de donde venían.
Nepono creció entre el rio y la selva, aprendió los secretos de la naturaleza, aprendió a escuchar a los sabios y aprendió a comunicarse con los espiritus, muy pronto se hizo mujer sabia de su pueblo.
Una noche soñó que su pueblo desaparecía, vio como las mujeres llorando se aventaban al rio, los mayores morían, los niños se enfermaban, la tierra triste y seca ya no daba de comer y el rio enfurecido se desbordaba de color rojo. Despertó con el alma agazapada y caminó hasta el rio para sumergirse en las aguas, porque era sabido por todos que para ahuyentar los malos sueños había que meterse en el agua que corre para que se los lleve. Reunió a su pueblo para contar los malos sueños. Sabían que se aproximaban tiempos malos, y por esos días se había aposentado un pájaro negro que solo cantaba cuando la muerte estaba cerca.
En un día como hoy, en un lugar que no era este, en una tierra de aguas anchas y caudalosas, de extensas selvas y gentes sencillas como la vida, los vientos del mar arrastraron la codicia hasta las playas chocoanas[6], hombres vestidos de acero en grandes embarcaciones nunca vistas, vinieron y mataron dejando en el alma de los Katío el miedo y el terror.
Intentaron que olvidaran a sus dioses y trajeron a un dios egoísta, creyeron que eran sus esclavos y así se comportaron, ávidos de riqueza y empujados por la voracidad de la codicia, deslumbrados por los destellos del oro en sus trajes, se obsesionaron en darle un precio a los regalos de la tierra y quisieron arrancarle más de lo que necesitaban. Creyeron que estas tierras y sus gentes eran suyas y así se impusieron. Creyeron que la fuerza daba el poder sobre otros y así la usaron. Cuando empezaron a existir para ellos los indios empezaron a morir… conocieron los ojos de la maldad en los que conquistaron para dominar, Un sabio indígena wayuu los llamó alijunas[7] ¨el que trae el dolor¨ y así intentaron borrar la lengua, los dioses, los cantos, la tranquilidad, y se apoderaron de todo, menos de la dignidad. Durante mucho tiempo vinieron cada vez más gentes extrañas con cruces, armas y esclavos, decían que venían a unir mundos y se llevaron el oro, las piedras, las semillas… decían que traían una religión y dejaron el castigo… decían que traían conocimiento y fundaron una guerra.
Nepono cantó durante muchas noches y pidió a sus dioses las plantas para proteger a los guerreros indios, guerreros descalzos de piel oscura, de mirada profunda y ritmo calmado. Los hombres, mujeres, mayores y niños habían mantenido sus ritos secretos, alistaron flechas, lanzas, dardos envenenados, y así con sigilo, lentamente entre sus selvas, pelearon contra las armas de los alijunas.
Había dicho Nepono que la resistencia era todos juntos defender a la madre tierra, que resistencia era no dejar de escuchar las señales de la naturaleza, era no olvidar nunca quienes eran y de donde venían, dijo que resistir era tener el corazón limpio y los pies firmes aferrados a la tierra como un árbol.
Ganaron muchas batallas y muchos…millones de indígenas murieron hasta el exterminio en nombre del progreso; y en este retroceso Nepono todavía no ha despertado de su sueño y aun en los amaneceres del pacifico habla a su pueblo en el rio, en el pájaro, en el árbol, en los cantos…
El niño miró a su abuelo y con una sensación que no supo nombrar le preguntó:
– Abuelo y entonces ¿qué celebramos?.
[1] Embera eyabida significa hombre de montaña, en lengua propia del pueblo embera (embera bedea)
[2] Colorante natural extraído de la semilla del árbol de jagua. Utilizado como pintura corporal en los rituales emberá.se le atribuyen poderes curativos.
[3] Vivienda tradicional emberá con maderas y hoja de palma. con forma circular, elevada del piso no posee paredes ni divisiones internas.
[4] Autoridad tradicional del pueblo emberá, tiene el poder de comunicarse con los espíritus ¨jai¨ , los jai son la esencia de los seres y de las cosas. Se le lama también brujo de la noche o curandero.
[5] Bebida fermentada de maíz, utilizada en los rituales y las fiestas.
[6] El departamento del Chocó bañado por los Oceanos pacifico y Atlantico, allí se fundó la primera ciudad española del continente, San Sebastian de Uraba en 1509. Hoy todavía habitan allí más de 5 etnias indígenas. En Colombia perviven 102 pueblos indígenas con más de 64 lenguas vivas. En la actualidad mas de 30 pueblos están en inminente peligro de desaparecer.
[7] Termino empleado en lengua wayuu ¨wayunaiki¨ para referirse a los blancos. Literalmente traducido significa: El que trae el dolor o el sufrimiento.