Avilés 9-N
Traslademos de nuevo nuestra fraternidad con las víctimas de las inundaciones en Valencia, en Castilla, en Andalucía.
Ha recordado mucha gente: una “dana” diaria se está produciendo en Palestina, y las causas son el colonialismo que impuso Gran Bretaña y Francia en la región, hace 100 años.
Hoy en este espacio público estamos de nuevo exigiendo que se cumpla el derecho internacional.
Que se detenga el exterminio masivo de niñas, de niños, de mujeres embarazadas, de ancianas, de estudiantes, de periodistas, que van ya 183 asesinados por el sionismo (¿Y los nuestros, nuestros informadores de nuestros medios no sienten empatía por sus colegas como para al menos contar lo que está ocurriendo?).
Y la aniquilación premeditada y planificada de la cultura, de las universidades, de los catedráticos, de las referencias físicas y espirituales a la identidad palestina.
La más reciente de las conferencias fue la de ayer y anteayer de la catedrática Luz Gómez, que nos daba claves para la esperanza, en base a su último libro Palestina Heredar el Futuro.
Y cómo por ejemplo la palabra Nakba ha pasado de ser prohibida a tener un carácter subversivo frente al colonialismo israelí.
76 años de la Nakba, de la catástrofe, de la expulsión de palestinos/as de forma violenta y forzada con cientos de aldeas desaparecidas por las bombas.
Cómo recuperar la palabra Nakba, ponerla de nuevo delante de los ojos de la gente, de los medios de comunicación, de la ONU, contribuye a no olvidar que hace falta de forma perentoria superar el colonialismo que los pueblos del mundo determinaron erradicar ya en los años 60, pero que siguen cruelmente vigentes en el Sahara, en Palestina.
Y hablaba esta investigadora de la Universidad Autónoma de la “Teología política del Exterminio”, que sustenta el genocidio de Gaza perpetrado por Israel, que ha llevado a límites inauditos la aniquilación humana y física de Palestina.
Que mientras los palestinos y palestinas apelan a su historia traumática y la resignifican para reclamar su reconocimiento y su futuro como pueblo, la ideología sionista impone impunemente su mitología racista y orientalista.
Que la hegemonía político-militar israelí intenta erradicar tanto el pasado como cualquier futuro palestino. Con cada guerra, cada agresión, cada colonia, cada nueva ley, se ahonda en la negación.
¿Cómo es posible que esta semana el parlamento sionista decrete que las niñas y niños de 12 años pueden ser encarcelados?
¿Qué aberración extrema les lleva a “legislar” para seguir robándoles las tierras a las familias palestinas, con la total impunidad y silencio de los países europeos?
Pero al mismo tiempo la profesora nos recuerda cómo se alimenta el sumud, la resiliencia palestina que construye una política de la esperanza. Y en su libro se adentra en la historia social, intelectual y política de Palestina/Israel para explicar, a través de las propias voces palestinas y judías, no solo la Ocupación y el apartheid, sino las condiciones materiales e inmateriales que garantizan que Palestina siga existiendo.
Luz Gómez, (la citamos aquí en Avilés por ser la más reciente de las numerosas conferencias que se están organizando en nuestra tierra), al estudiar y traducir los poemas de Mahmud Darwish (sin duda el mayor poeta nacional palestino), se ha ido impregnando de sus propuestas, de su poesía, de su resistencia cultural, de la decisión integral del pueblo palestino de no dejarse desintegrar y separar, (quienes viven en Israel, quienes viven en Cisjordania, quienes viven en Gaza, quienes viven en Jordania, Líbano, Egipto, Siria o el conjunto de la diáspora forzada por el sionismo, de quienes padecen campos de refugio o de exterminio similar a los de los nazis, o son prisioneros políticos del sionismo), de su capacidad para “no cansarse nunca” en la lucha para darle la vuelta al cruel colonialismo, al apartheid que lo sostiene, a la limpieza étnica.
“La esperanza, dice Luz, no la matan los fusiles, por más que se pretenda. A pesar de lo que está sucediendo en Gaza, vemos cómo la gente se aferra a sus casas, se aferra a su tierra, vuelve a encontrarlo todo destruido y seguramente vuelvan a reconstruirlo. Así que no se les puede robar también el derecho a la esperanza y el derecho a contar su historia y a que sus argumentos sean tenidos en cuenta para el futuro de sus instituciones o de su futuro como nación, patria, Estado entre los Estados”.
Y en ese camino ha puesto también sus energías en explicar detalles del BDS, la campaña de boicot, sanciones y desinversiones, que constituye una herramienta eficaz y de utilidad para acabar con el apartheid.
Más allá de ese BDS plenamente vigente, de rabiosa actualidad su práctica por instituciones, por personas, por familias, por todas y cada una de nosotras, a la hora de determinar dónde la compra cotidiana puede estar favoreciendo el genocidio televisado, están las propuestas que se vienen exigiendo de que nuestro país de ninguna manera tenga elementos de sostén ni se complicidad con los hacedores del exterminio: no comprando ni vendiendo armas, no permitiendo que los barcos cargados de armamento pasen por nuestros puertos, no utilizando los sofisticados sistemas de espionaje sionistas como el Pegasus, no favoreciendo la normalización de actores culturales, deportivos que tratan de lavar la cara del sionismo, y desde luego no utilizando chalecos o indumentarias en nuestras policías y militares “probados en combate”, es decir que han utilizado, en verdad trágicamente demostrada, su buena calidad mortal en los cuerpos de la población palestina, como llegan a decir en las ferias de armamento.
Así que sí, autoridades presentes y ausentes del Ayto avilesino, ese contrato de los chalecos de la policía local “quema”, y contradice la solidaridad que anuncia el olivo plantado en otro espacio público de esta ciudad.
Ayer según la agencia EFE se documentaban otros 24 ataques con fósforo blanco en Gaza. Si no los matan con bombas, o de hambre, los asfixian con los gases, los queman vivos en las tiendas de campaña, o en los propios hospitales destruidos.
El 70% de las víctimas en Gaza verificadas por la ONU son niños y mujeres, lo que señala “violaciones sin precedentes” del derecho internacional por parte de Israel. Evacuaciones forzadas, ataques sistemáticos a civiles y hospitales, y uso de municiones prohibidas, como el fósforo blanco, son algunas de las transgresiones israelíes en Gaza en los últimos 13 meses que ha dejado más de 43.000 personas palestinas asesinadas.
Es lo que rechazamos hoy desde Avilés. Tal vez seamos menos numerosas que la Mani de ayer en Amsterdan. Tampoco hemos tenido la agresión directa de los sionistas, que empezaron a arrancar banderas palestinas de los balcones y fachadas, gritaron consignas a favor del genocidio, y boicotearon el minuto de silencio por los muertos de Valencia.
#MALditosSionistas y #MALditoSionismo que pone en peligro la paz mundial, y elimina por decreto racista el derecho internacional.
Nuestra Solidaridad, de nuevo con el pueblo palestino y sus derechos inalienables.
Desde el río hasta el mar Palestina Vencerá.
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