Yanki go home..

POR LA PAZ EN EL CARIBE
Estados Unidos intenta mediante las amenazas de invasión y el terror masivo remendar la hegemonÃa hemisférica perdida y retomar el control del Caribe incluido el canal de Panamá y los territorios ricos en materias primas de América central y del sur.

Trump, valedor del sionismo, ha desplegado una ingente cantidad de tropas y de material de guerra en el Caribe, amenazando con invadir Venezuela e intervenir en Colombia. Arrecia el bloqueo ilegal, la asfixia económica, cierra de manera arbitraria el espacio aéreo venezolano y ordena a la CIA incrementar los sabotajes, la desestabilización, el terror en suelo venezolano bajo la narrativa falaz de que persiguen un cartel.
El narcotráfico con su poder corruptor ha capturado sectores de los Estados -también en Estados Unidos- y es junto con la venta de armas uno de los negocios más rentables del capitalismo actual.

El despliegue actual merece el rechazo de la sociedad porque es una agresión ilegal, que pone en peligro la seguridad y la soberanÃa de los paÃses de Nuestra América, viola el principio de autodeterminación de los pueblos y el principio de distinción, al convertir en objetivo militar a personas y embarcaciones civiles en aguas internacionales.
Más de 83 personas han sido ejecutadas en el mar Caribe y en el PacÃfico por los bombardeos del Comando Sur sin formula de juicio, ni pruebas, sin que fueran una amenaza inminente. Son crÃmenes de lesa humanidad, como el asesinato del pescador colombiano ALEJANDRO CARRANZA el 15 de septiembre/25 en hechos que su familia denunció ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.

Objetivamente Venezuela no constituye un peligro para los Estados Unidos. De hecho, es al revés.
Ningún paÃs de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños les ha declarado la guerra, les amenaza, sanciona o agrede. Los 33 paÃses de la CELAC se ratificaron hace un mes en Santa Marta como una Zona de Paz basada en el multilateralismo, la cooperación y el diálogo. Â
Sin embargo, el Gobierno de los Estados Unidos toma como excusa la guerra al narcotráfico para justificar una agresión tras la que hay planes polÃticos de la extrema derecha venezolana y colombiana, tan amigas de Trump y de Marco Rubio, autores de la inclusión de Gustavo Petro en la Lista Clinton, mientras encubren a cipayos incursos en miles de crÃmenes de guerra como ALVARO URIBE VÉLEZ, él sà ligado al narco desde la época del cartel de MedellÃn, responsable como gobernador y como presidente de miles de crÃmenes de guerra cometidos por las alianzas perversas entre los grupos narco paramilitares y la fuerza pública promovidas por los Estados Unidos con el Plan Colombia y con la misma coartada antinarco.

Tampoco persigue Mr. Trump, la DEA, ni la CIA, a los carteles que tendrán una logÃstica enorme y muchas autoridades compradas para poder distribuir las dosis diarias de drogas a cincuenta millones de adictos dentro de los Estados Unidos.
No se ve una campaña de salud pública que confirme la preocupación por el consumo y por la demanda creciente en los Estados Unidos y en los paÃses desarrollados, mucho menos es de esperar que ordenen perseguir a los bancos que captan las enormes ganancias del narcotráfico y las irrigan al sector financiero global.

La invasión no resolverá el problema del tráfico de drogas que es mayor por el PacÃfico, pero la pide la extrema derecha venezolana premio Nobel en mano y traicionando a su paÃs.
A quienes les viene bien una invasión a Venezuela es a las empresas de armamento, a las multinacionales mineras y a petroleras como Shell, BP-AMOCO, Chevron y Conoco, que saben mermadas las reservas imperiales y exigen tener de nuevo el acceso a las reservas de crudo más grandes y cercanas del mundo.
Tememos que el imperio genere una guerra regional que pondrÃa en peligro la paz mundial.
Por eso reiteramos el rechazo a las agresiones contra Venezuela y contra Colombia y las pretensiones hegemonistas que ponen en peligro la Paz en toda la región Latinoamericano-Caribeña.


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