
Socorro- Sur Santander.

En tierra comunera.
Arribamos a El Socorro el día siguiente a que se cumplan 244 años de la Insurrección Comunera .

En 1781 en esta provincia se levantaron en armas contra los abusos de la corona española dejando una huella imborrable en la histórica de América. Y se daba coincidencia en el tiempo con otras rebeliones como la de Tupac Amaru en Perú o Tupac Katari en Bolivia.
Figuras como Manuela Beltrán o como José Antonio Galán, se reivindican con esculturas o poniendo su nombre a organizaciones campesinas, y batallones militares. (Galán, tras liderar la segunda parte de la insurrección, fue detenido, y descuartizado. Su cabeza, sus manos y sus pies fueron exhibidos respectivamente en Guaduas, Socorro, San Gil, Charalá y Mogotes. ).
Se considera un antecedente y preámbulo inspirador de las luchas que darían lugar después a la Independencia.

244 años después la delegación asturiana llega a El Socorro para recabar testimonios de las organizaciones. En la tranquila y hermosa plaza-parque ocupa un espacio central una figura de la nueva colonización, el BBVA, con nexos directos con las “inversiones” extractivistas.
En un edificio colonial, que también es taller de ebanistería, se desarrolla el encuentro con las organizaciones de la provincia comunera, el que nos muestran cómo la macroeconomía va bien, sin mucha inflación, con crecimiento económico derivado de los buenos precios del café, del petróleo y del cacao, pero que el gobierno aumenta el déficit debido a que a cada movilización de la derecha (el penúltimo el de los arroceros) se otorgan beneficios económicos que salen del mismo presupuesto, al tiempo que se disminuyen los impuestos de determinados sectores, lo que supone en conjunto un desgaste del gobierno y los partidos que lo sustentan que no logran cumplir lo comprometido, también con los rechazos del Congreso dominado por la derecha a todas las reformas planteadas.

Consideran que la “paz total” hizo aguas al no desarrollarse con éxito ninguna de las cinco negociaciones con los grupos ilegales, mientras que siguen apareciendo fosas comunes (ayer en Palo Negro, cerca del aeropuerto), pero no se permite avance de Memoria democrática, pese al conocimiento de los hechos tremendos de violencia paramilitar, con los hornos crematorios, o el lanzamiento de cuerpos al río Suárez, en la anterior arremetida paramilitar que ha logrado permearse en los estamentos institucionales.

Un policía en la terminal de buses nos muestra abiertamente su simpatía por el “modelo Bukele” de seguridad, lo que seguramente responde a lo que sus mandos orientan como doctrina, abiertamente contraria al discurso del gobierno, en tanto que los liderazgos sociales alertan sobre el relanzamiento del paramilitarismo.

La problemática de los 16 municipios de la provincia comunera se relaciona con mayor intensidad con las afectaciones a los páramos (nacederos de gua) por parte de proyectos de minería de oro y plata concesionados a varias empresas extranjeras de Canadá Emiratos y Sudáfrica.
Y con el agua., en cuyo control aspiran empresas privadas. Y donde las concesiones de construcción de muchas decenas de hidroeléctricas pondrían en peligro la soberanía, auspiciarían expulsiones de campesinado, y recrudecimiento de las violencias.
Los proyectos de fractura hidráulica preocupan asimismo, y en la cordillera ya se están explotando minas de carbón, en condiciones terribles de trabajo miserable y control paramilitar.
Analizan las organizaciones el que no exista ninguna “escuela de paz”, si la propuesta central del gobierno es lograr la paz, en tanto que hay escuela de guerra para la formación militar en la zona.

De igual manera que se relaciona el desmembramiento del cuerpo de los líderes de la insurrección comunera, el trato degradante y cruel de la corona española, luego repetido por la oligarquía criolla, como antecedente de la crueldad y bestialidad del actuar paramilitar hasta el presente.
En estas tierras, dicen, sigue vigente la propuesta y grito de José Antonio Galán Zorro:
Unión de los Oprimidos frente a los Opresores.

Deja una respuesta