17-N
17N Asturies pol Clima.
Pocos días antes del comienzo de la COP29, que se celebra en Bakú del 11 al 22 de este mes, la DANA valenciana ha sido un devastador ejemplo más de la deriva climatológica que está siguiendo la Tierra en las últimas décadas.
Siglos de extractivismo, quema de combustibles fósiles y pérdida de biodiversidad por parte de la humanidad dan sus amargos frutos, demostrando la ineficacia en la gestión de fenómenos extremos previstos por la ciencia.
Un choque entre las corrientes frías de aire del polo y una atmósfera mediterránea cada vez más cálida y húmeda, han resultado en lluvias torrenciales que han asolado buena parte del levante. Tras más de 200 fallecidos e innumerables pérdidas materiales, dos cosas resultan evidentes. El cambio climático es una realidad y que, más allá del necesario y honesto balance de las responsabilidades que correspondan, no estamos preparados para hacer frente a sus consecuencias.
En contra de toda certeza científica alzan un negacionismo con gran poder económico, político e influencia social. Figuras políticas atacan a organismos como la AEMET, las redes distribuyen bulos sobre la gestión, grupos radicales siembran el caos… La mentira se aplaude en el discurso partidario, ignorando las evidencias que, tras el desastre de la DANA, colectivamente hemos podido constatar. . Sin embargo, en un planeta controlado por grandes empresas y la lógica de sus beneficios solo retrasan las urgentes actuaciones, y el debate en torno al cambio climático sigue irresponsablemente abierto tras décadas de advertencias y llamamientos desde la ciencia y la sociedad.
El desastre de la DANA es un duro golpe de realidad y debería suponer un punto de inflexión para la concienciación y actuación conjunta frente al cambio climático, no una tragedia más para aprovechar por el discurso desestabilizador y de odio que lo niega; un negacionismo que debemos enterrar política y socialmente.
Desde Asturies queremos trasladar todo nuestro cariño y solidaridad a las comunidades y personas afectadas por la DANA especialmente a las que han perdido seres queridos; y llamamos a lo más urgente un esfuerzo compartido y la colaboración positiva de todas las AAPP para la más pronta recuperación de sus condiciones de vida.
Ahora, frente a la COP29, volvemos a afirmar que la emergencia climática ya está aquí, hace tiempo que lo está y sufrimos sus consecuencias. Si bien toda la humanidad está sujeta a los efectos del cambio climático, en los países del Sur Global es más urgente que nunca intensificar los esfuerzos de adaptación; y precisamente el indispensable apoyo financiero desde los países del Norte, los que más hemos contribuido a esta crisis, y este es el debate central en Bakú, como en anteriores cumbre climáticas.
Desde Asturies pol Clima demandamos “Paz y justicia para el Sur global”;
un cambio en la lógica que nos conduce al desastre, destinando los inmensos y crecientes gastos militares a la transición ecológica y social justa que la emergencia climática nos reclama. Denunciamos las guerras y violencias que afectan especialmente a los pueblos del Sur, sus terribles impactos humanos y ambientales,
y nos sumamos a los llamamientos al fin del genocidio y ocupación en Palestina,
a la celebración del referéndum pendiente en el Sáhara Occidental, última colonia española, o a la defensa de los DDHH en un contexto de retrocesos y recortes irresponsables. Recortes que, entre otras cosas, pretenden negar el derecho de asilo y refugios a las personas desplazadas por las guerras o desastres climáticos, cuando los medios de vida de los países del SUR dependen en gran medida de sus recursos naturales, entre otros factores de riesgo, y están expuestos a catástrofes s más extremas, y que se producen con mayor frecuencia.
Las perturbaciones climáticas en la Amazonia de Brasil, Colombia y Perú están dejando a niños y niñas sin educación, alimentos y otros servicios vitales; también se producen inundaciones en el Sáhara occidental afectando gravemente a la población refugiada.
Los campos de Malawi, Somalia y Angola, entre otros, están devastados por la sequía; solamente en este último país afecta a más de 2,3 millones de personas, incluidos 491.000 niños. Los pozos de aldeas de Bangladesh están contaminados por las inundaciones.
No podemos menos que señalar también que existe un sesgo de género en este drama, y no lo decimos nosotras, lo dice el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo: las mujeres y las niñas tienen 14 veces más probabilidades que los hombres de morir en un desastre climático. Cientos de miles de mujeres en edad reproductiva se ven impedidas de acceder a la planificación familiar debido a las sequías, las inundaciones y otros extremos climáticos que además ponen en peligro el acceso a los alimentos y los medios de vida. Estas, con la responsabilidad primordial de recoger agua y leña para combustible, tienen que caminar más en búsqueda de recursos escasos. Cuando las poblaciones son desplazadas debido al cambio climático, ellas enfrentan un mayor riesgo de violencia de género en los campamentos de refugiados o desplazados internos. Las mujeres constituyen el 80 % de las personas desplazadas a causa del cambio climático.
Tal como viene advirtiendo desde hace décadas la comunidad científica, los fenómenos meteorológicos extremos se están volviendo cada vez más frecuentes y graves, y amenazan a comunidades de todo el mundo. Se está produciendo una avalancha mundial de catastróficas olas de calor, incendios forestales, inundaciones y sequías y no podemos seguir mirando hacia otro lado. Nadie escapa de las consecuencias angustiosas y desgarradoras del cambio climático. El Fondo de Población de las Naciones Unidas afirma que el número de personas que necesitarán asistencia humanitaria se duplicará en 2030.
Ante esta realidad de emergencia climática, la conciencia y respuestas siguen siendo muy insuficientes; y en esta cumbre algo fundamental es la financiación y si se responde a la responsabilidad histórica y futura del Norte global. Los países del Sur global, que sufren los peores impactos siendo los menos contaminantes, necesitan 10 trillones estadounidenses de dólares en las próximas décadas para una transición ecológica justa, pero la Unión Europea y las grandes potencias rehuyen su papel, argumentando, por supuesto, que no hay dinero. Y sin embargo, hay dinero, y de sobra si, además del gasto militar, redestinamos los 7 trillones estadounidenses de dólares en subsidios para los combustibles fósiles que los gobiernos de todo el mundo invierten anualmente en la energía principal responsable de la crisis climática.
Hoy, desde Asturies pol Clima nos sumamos a esta convocatoria unitaria del 17N frente a la COP29, y a la exigencia de que nuestro gobierno y los del conjunto de los países del Norte cumplan con sus compromisos y responsabilidades, y muestren la solidaridad necesaria en este momento decisivo. No tenemos tiempo ni planeta para otra cumbre fracasada.
https://www.elsaltodiario.com/cambio-climatico/humanidad-crisis-sobrepasa-limite-emisiones-2024
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