Cauca y Valle del Cauca son dos departamentos diferenciados en el entorno común del poderoso río Cauca, y con sus organizaciones tuvo audiencias la delegación astur el sábado y el domingo, en la sede sindical de CUT en Popayán, y en la sede del Centro de DDHH del Pacífico en Cali..
Los colectivos, pese a la coordinación común, han de enfrentar realidades políticas y geográficas distintas. E incluso controles de grupos militares de carácter diferente.
Muchas y diversas son también esas organizaciones, obligadas por las circunstancias en el campo obrero (más abundante en el Valle, casi inexistente en el Cauca), en el campesinado, en el movimiento negro, indígena, en el campo popular.
La delegación recoge datos de numerosos asesinatos, amenazas, desplazamientos forzados, brutalidad policial, feminicidios, de distinta autoría, fuerza pública, paramilitares, narcos, “disidencias” Farc, grupos guerrilleros, y de algunas propuestas en construcción, de vocación unitaria, para contrarrestar esas arremetidas y trabajatr en aras de preservar las vidas.
Hay valoraciones sobre agravamiento de violaciones en ddhh, y coincidencia plena en que el gobierno está saboteando el Acuerdo de Paz firmado 4 años y medio atrás, lo que incrementa y reproduce la violencia al volverse al campo de la confrontación armada muchos de quienes se ampararon en el Acuerdo y se sintieron traicionado, y la incorporación de mucha gente joven, voluntaria o forzadamente, al perjudicarse las oportunidades de empleo, y verse crecimiento de cultivos ilegales, controlada su comercialización por varios grupos, y aparente connivencia de las autoridades legales.
…el Mazizo, Argelia, futuras hidroeléctricas, Totoró, las fumigaciones de glifosato anunciadas, los menores asesinados o reclutados, los 1200 acuerdos firmados y sin cumplir por el gobierno, los 35 asentamientos suburbanos de Popayán, la corrupción, la militarización (que contrasta poderosamente con amplios territorios donde el ejército no entra y la policía no ejerce), las dificultades en la Universidad del Valle o la Indígena, los maestros en la vanguardia y núcleo mayoritario de la afiliación sindical, la disparadera constante en Buenaventura entre casas de madera de extrema fragilidad, la entrada y salida masiva de mercancías del puerto, la prostitución y desaparición forzada de chicas venezolanas, , el record de vulneraciones en derechos laborales.. Palmira, Trujillo, Jamundí, Inzá (donde Asturias colaboró en una emisora que realiza amplio trabajo), Toribío, Tacueyó, Corinto, Caldono, Caloto, Pradera, Yumbo, los candidatos de Colombia Humana asesinados en Candelaria, Sevilla, Tuluá, Bugalagrande, el personero asesinado cuando iba a tomar posesión, los 150 presos de las FARC a los que se niega libertad pese a lo estipulado en el Acuerdo, los otros presos sociales, los presos del ELN, y todos ellos llevan más de un año sin que nadie los pueda visitar, con la excusa pandémica aislamiento total forzado para familiares y para organizaciones de ddhh, ociultando así las más penosas condiciones sanitarias de los sobrevivientes…
y frente a todo eso..
organizaciones, poderosas o medianas, su constancia, su activismo popular, su Paro-Civico en Buenaventura que reinicia el 15 de abril, las movilizaciones amplias de las centrales convocadas para el 28 de abril, la Mesa de Garantías, el Espacio Regional de Paz que propone un Pacto por la Vida, la circunscripción especial de paz que el gobierno firmó y luego se negó a desarrollar, la propuestas del acompañamiento internacional, los pactos humanitario, los pactos locales y regionales por el agua, la vida, la soberanía alimentaria que haga retroceder las concesiones mineras destructivas o el uso-abusivo-y-masivo de la caña de azucar para hacer combustible en vez de cultivar para comida sana..
y las aspiraciones de poder construir la paz y vida digna frente a un gobierno de ávaros que se lo impide a las mayorías. Por otos los medios a su alcance…