13-S
¿Sabía usted que hoy se cumplen 17 años de la aprobación de la DECLARACIÓN de Derechos de los Pueblos Indígenas?
¿Le dijeron a usted que SI SE CUMPLIERA la citada DECLARACIÓN también se estaría avanzando en el cumplimiento de los famosos ODS?
La DECLARACIÓN es un documento exhaustivo que aborda temas como los derechos colectivos, los derechos culturales y la identidad, y los derechos a la salud, la educación, la salud, y el empleo entre otros. La Declaración enfatiza el derecho de los pueblos indígenas de preservar y fortalecer sus propias instituciones, culturas y tradiciones, y de trabajar por su desarrollo de acuerdo a sus aspiraciones y necesidades. Se consideró que la Declaración ayudaría a los pueblos indígenas en sus esfuerzos por combatir la discriminación y el racismo.
Posteriormente la ONU ha editado una “guía o manual” dirigida a las instituciones para desarrollar y cumplir la Declaración.
A los 10 años la ONU organizaba en su Asamblea General un “evento de alto nivel” para valorar cumplimientos de la Declaración.
Asimismo un Plan de Acción (y otro para el Decenio actual sobre Lenguas Indígenas), y ha tenido una Conferencia Mundial (la única hasta ahora, SIETE años después de la aprobación) para analizar los avances e insuficiencias de la aplicación de la Declaración.
Un “procedimiento especial” de la ONU es la creación del Relator: El Relator Especial tiene el mandato de promover la Declaración de las Naciones Unidas sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas (UNDRIP) y otros instrumentos internacionales de derechos humanos pertinentes; examinar los medios para superar los obstáculos existentes en la protección plena y efectiva de los derechos de los pueblos indígenas; promover las mejores prácticas; reunir e intercambiar información de todas las fuentes pertinentes sobre las violaciones de los derechos humanos de los pueblos indígenas; y formular recomendaciones y propuestas sobre medidas y actividades para prevenir y remediar las violaciones de dichos derechos.
Además están otras herramientas, como el Foro Permanente para las Cuestiones Indígenas y Mecanismo de Expertos sobre los Derechos de los Pueblos Indígenas de las Naciones Unidas.
En los próximos días (20 y 21-S) también hay convocada una “Cumbre del Futuro”, con manifestada preocupación por los incumplimientos de la mayor agenda mundial del momento, la Adenda2030.
Se trata de otro “evento de alto nivel” que reúne a los dirigentes mundiales para forjar un nuevo consenso internacional a fin de mejorar el presente y salvaguardar el futuro.
Ayer jueves el secretario general Antonio Guterres decía sobre esta Cumbre que “Necesitamos un enfoque renovado en la prevención de conflictos y la mediación, no sólo a través de la negociación y la diplomacia preventiva, sino también creando las condiciones para la estabilidad mediante el desarrollo sostenible y el respeto de los derechos humanos.” Que hay que “vincular las causas profundas de los conflictos y reconocer que la crisis climática es un multiplicador de amenazas derivadas de la inseguridad.” Y que “es urgente responder a la naturaleza cambiante de la guerra y modernizar los procesos de paz, mitigar los riesgos de militarización de las nuevas tecnologías, y reformar la arquitectura financiera mundial para hacerla compatible con la economía global actual.”
Guterres puntualizó que los conflictos feroces causan un sufrimiento terrible, que las profundas divisiones geopolíticas crean tensiones peligrosas que se ven agravadas por las amenazas nucleares; que la desigualdad y la injusticia erosionan la confianza y alimentan el populismo y el extremismo; y que la discriminación, la misoginia y el racismo adoptan nuevas formas.
También Guterres puntualizó que los conflictos feroces causan un sufrimiento terrible, que las profundas divisiones geopolíticas crean tensiones peligrosas que se ven agravadas por las amenazas nucleares; que la desigualdad y la injusticia erosionan la confianza y alimentan el populismo y el extremismo; y que la discriminación, la misoginia y el racismo adoptan nuevas formas.
Un mes después, el 21 de octubre, está convocada la COP16 en Cali-Colombia con el lema de “Paz con la Naturaleza”. Una Cumbre donde tendrán protagonismo los Pueblos Indígenas, pero donde se volverán a debatir y tratar de introducir los planes empresariales de créditos de carbono y otros de “economía verde”, que contradicen y conculcan los Derechos aprobados en la Declaración indígena de 2007.
Los PUEBLOS Indígenas, obviamente estaban antes de la existencia de la ONU y de la propia existencia de los Estados.
Se consideró que la adopción de la Declaración de 2007 representaba un hito mundial del movimiento de los Pueblos Indígenas como la declaración más completa sobre los derechos de los Pueblos Indígenas.
17 años después sigue siendo una herramienta invisibilizada y ocultada en nuestra tierra: sólo la extinta Procurado General de Asturias difundió la Declaración en un folletito por los concejos de Asturias, pero está pendiente de trasladar su contenido y cometido (con todo su potencial trasformador) a las escuelas y la UniOvi.
Y es que, si los pueblos indígenas “están cuidando” y gestionan entre el 20 % y el 22 % de la superficie terrestre del planeta, y si estas tierras albergan el 80 % de la biodiversidad del planeta y cerca del 40 % de las zonas protegidas y paisajes ecológicamente intactos, ¿no tendría que ser PRIORIDAD absoluta hacer respetar los Derechos ya aprobados hace 17 años?
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