Llegando desde Trujillo, en dirección a La Ceiba, antes de llegar a Sabá, en un empalme de la carretera principal, la delegación pachakuti se baja del bus a la espera de otro transporte que, cruzando monocultivo de palma aceitera, lleve hasta Orica donde se da una de las muchas experiencias de lucha por la tierra en el Aguán.
En la pequeñita aldea de Orica, la gente de la empresa campesina Unidos Venceremos, a pesar del sol inclemente del mediodía, espera la llegada de la gente extranjera visitante.
Y les cuentan su vida: los dos últimos años en que, tras otras experiencias fallidas, logran ocupar 137 has de tierra, en verdad no de vocación agrícola sino destinadas en otro tiempo a la ganadería, pero que por razones económicas y deudas bancarias, el anterior propietario las había perdido o hipotecado a favor del Estado.
Tierras que estaban baldías cuando la campesinada decidió que podía ser objeto de aplicación de las leyes de reforma agraria, y las ocuparon, y se pusieron a producir, a defenderlas, a buscar solución ofreciendo comprarlas con créditos favorables..
Esto se cuenta rápido y puede interpretarse como sencillo: todo lo contrario, estas familias ya habían sufrido desalojos en otras tierras, ya estaban familiarizadas con el gas de los policías, con la represión.
Nada fácil: ocupar la tierra para hacerla productiva les ha supuesto muchas noches en vela defendiendo el puesto, con repercusiones en la salud por el cambio brusco de temperatura del día a la noche, muchas enfermedades, y una constante desilusión con “la autoridad”, que es considerada por eso como enemiga del campesinado, criminal en su alianza estrecha con el terrateniente.
Y entre los terratenientes el “monstruo” de Miguel Facussé, un tirano que produce muertos cada día de la masa campesina.
La tierra no es la mejor , ni es suficiente para estas familias, pero la defienden como vital, y por ello hay 11 compañeros encarcelados y a veces con libertad condicional por movilizarse.
Les preocupa que, tras el golpe de estado , los recovecos de la ley hayan vuelto hacia atrás, para que los leguleyos tengan más excusas para detener la reforma agraria teórica.
Y sienten esperanzas en que Libre, el partido surgido de la resistencia al golpe, tenga la suficiente fuerza electoral como para que las leyes engavetadas puedan prosperar, y algo tan sencillo como reconocer una situación de hecho como las tierras ahora en producción y antes baldías de la Unidos Venceremos sea reconocida y legalizada.
En este caso, esta “base campesina” que tiene el apoyo del MUCA, se ha decidido por integrarse en el FRP, una de las corrientes que abundan en el partido Libre, y que tienen en Xiomara Castro a la candidata presidencial única para el año 2013.
1000 has por un lado de palma africana, 700 has por el otro, 500 por el otro lado, rodean a la empresa campesina Unidos-Venceremos.
Palma por todos lados… pero nos cuentan que.. en verdad la palma la plantaron los propios campesinos en una parte importante a instancias del gobierno de R. Calleja. Una orientación presidencial funesta que, cuando la campesinada tenia listos los plantíos, y empezaron a reclamarse deudas, y el gobierno se desentendió, pasaron a manos de los bancos, con las plantas ya crecidas y a punto de caramelo para producir, momento en que se entregaron a precio regalado a los latifundistas..
Latifundistas que han aumentado su poder y han acumulado miles de has, a pesar de que las leyes hondureñas en teoría prohíben esa acumulación obscena: dicen que el límite esta en 450 has, y resulta que Facussé tiene, reconocidas, 15mil..
El terrateniente paga salarios de 70 lempiras por jornada bajo la palma..(3 euros) desde las 4 de la madrugada..
Y la gente campesina se pregunta si fueron capaces de sacar de palacio al Presidente y dar el Golpe, que no va a pasar con ellas y ellos en sus reclamos de tierra..
Orientan a que si hay cooperación internacional ..que no se la entreguen impunemente al gobierno, porque no llegará a las comunidades: podría entregarse de forma más efectiva a las organizaciones campesinas.
Y aseguran que tienen la determinación de , negociar en caso favorable, pero nunca dejar la tierra que ya consideran suya.
A la otra parte de la carretera central, otra experiencia similar se desarrolla en Luzón Palmera, y allí la empresa campesina ha decidido nombrarse como Unidos-Lucharemos, pero el terrateniente les ha enviado muy feroces amenazas.
Ya no aguantamos esto, dicen las familias en la reunión: si sólo nos siguen recetando gases tóxicos, ocurrirán cosas graves, y precisamos el apoyo de la solidaridad internacional: siempre serán bienvenidas.
Demandan al ministro César Ham que muestre interés en la legalización de tierras de Orica y Rigores
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Demandan que no continúe la cooperación internacional para el ejército y la policía
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El Bajo Aguán, escena de la lucha campesina
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