No asombra que el sistema opresor desprecie a los pueblos indígenas. Lo triste es que mucha gente progresista y de “izquierda” comparta esos prejuicios. Es lamentable porque se aparta de un sector social que tiene sus modos y formas de lucha diferentes, pero que se enfrenta fuertemente al sistema y no se detendrá hasta derrumbarlo o ser exterminado.
9 de agosto Día internacional de los pueblos indígenas
Hugo Blanco (con aportes de Raúl Zibechi y Manuel Rozental)
¿Qué son los pueblos indígenas?
Son pueblos que en todos los continentes conservan aún los principios éticos de los albores de la humanidad, que en lo fundamental no han sido deformados por la civilización, ya que desgraciadamente ésta ha influido negativamente en uno u otro grado.
Tienen un mismo pensamiento los quechuas del Cusco, los shipibos de Ucayali, los mapuches de Chile, los nasa de Colombia, los mayas de México, los navajos de EEUU, los cree de Canadá, los dongria kondh de la India, los bosquimanos de África, los sami de Escandinavia, los anangu de Australia.
Colectivismo
No tienen el criterio practicado en el mundo “civilizado” de que hay gente que manda y gente que obedece.
Donde hay indígenas hay comunidad indígena y es ella la que manda, la deformación es mínima considerando la corrupción que existe fuera de ellas. En las asambleas los acuerdos son tomados por consenso, todos son escuchados.
En el mundo civilizado manda una minoría poderosa en todos los sentidos. Como denuncia el movimiento “Ocupa Wall Street”, el mundo está gobernando por el 1% que aplasta al 99%. Los gobernantes son elegidos en procesos falsamente democráticos. Las Fuerzas Armadas, ultra verticales, derrocan a quien haga algo contra el 1%. Verticalismo en mando y dinero hay en los funcionarios públicos y en la empresa privada. En esa forma manejan a los forjadores de la “opinión pública”, los medios de comunicación.
El amor a la naturaleza
Los pueblos indígenas consideran que la naturaleza es su Madre, la respetan y la cuidan.
Un indígena venezolano me dijo: “Mis antepasados adoraban a la naturaleza, luego vinieron los europeos trayendo el cristianismo que dice que dios es un espíritu que está por encima de la naturaleza, que creó al hombre (a la mujer sólo de su costilla) y creó a la naturaleza al servicio del hombre. Por eso la sociedad cristiana ataca a la naturaleza. Yo prefiero volver a la religión de mis antepasados”.
La gente civilizada se horroriza del panteísmo de los indígenas que considera que dios y naturaleza son lo mismo. Alan García se burló porque los aymaras decían que sus antepasados al morir iban a un cerro, “por supuesto que se van al cielo”, dijo. Pero no sólo él, muchos “izquierdistas” que conozco consideran que las religiones más avanzadas son las monoteístas que consideran que dios es un espíritu que está por encima de la naturaleza.
Precisamente por ese amor a la naturaleza y su ardiente defensa de ella, ahora que el mundo ve cuán fuertemente dicha naturaleza sufre el ataque del sistema, es creciente el respeto a las poblaciones indígenas. Me sorprendió gratamente ver que la revista de los “Verdes” de Francia se llama “Pachamama” (Madre Tierra o Madre Naturaleza en mi idioma, el quechua), también escuché el respeto con que lo pronuncian en Cataluña, Sao Paulo y otros lugares.
El buen vivir
Es la denominación que se ha dado al concepto de felicidad de los pueblos indígenas. Mientras que el sistema impone el criterio de que la felicidad se consigue teniendo mucho dinero, los indígenas consideran que felicidad es vivir satisfactoriamente.
Menciono algunos ejemplos:
Un hacendado le dijo a un indígena amazónico que talara una determinada extensión de selva y le pagaría un machete. El indígena lo hizo muy bien y velozmente. El hacendado le dio el machete y le dijo: “Te ofrezco un negocio redondo: Tala la cuarta parte de lo que hiciste y te doy otro machete”. El indígena le miró extrañado y contestó: “Tengo sólo una mano derecha ¿Para qué necesito dos machetes?” y se fue. No quería progresar, sólo quería vivir.
Un indígena amazónico sale con su arco y sus flechas, no sabe si es domingo o lunes, ni la hora, le da igual. Si hay algo digno de cazar o fruto que recoger, lo hace. Pasa por su cultivo que no es de yuca o de maíz, están mezcladas calabazas, plátanos, maíz, yuca. Si hay un arreglo que hacer, lo hace, si hay algo que recoger, lo toma, sigue caminando (si caza un animal grande no lo salará para conservarlo, lo compartirá con los vecinos), regresa a su vivienda. No sabemos si ha estado paseando o trabajando; ha estado viviendo.
Un niño está vendiendo un producto silvestre poco común en pequeñas porciones en el suelo. Pregunto el precio de una porción, me lo dice, inicio el diálogo:
– Te compro todo sin pedir que me rebajes.
– No
– ¿Por qué no?
– Si te vendo todo a ti ¿Qué vendería al resto?
Para él vender no es sólo una relación comercial, sino también social.
Al indígena cusqueño más le satisface tener una producción de variadas especies que el dinero que recaudaría con un solo cultivo.
En las ferias indígenas no se premia la mayor producción por hectárea sino la cantidad de variedades.
Vestimenta
Algo que desgraciadamente se va perdiendo: Cada población indígena tiene una manera diferente de vestirse, viendo el vestido uno sabe de qué pueblo es. En el Perú, en la sierra fría las mujeres usan vestido abrigado, en la selva andan desnudas. Pero se adornan, lo que se ponen no es por verse “bonitas” sino tiene un significado ritual.
En el mundo “civilizado” en general, hay un uniforme universal para los varones. Las mujeres, aún en los veranos ardientes están obligadas a tener los senos cubiertos.
Lenguaje
(No soy lingüista, que los profesionales disculpen mis errores)
La mayoría de la gente civilizada, culta, trata con desprecio a las lenguas indígenas.
Ellas son muy ricas:
Los Sami de Escandinavia (mal llamados Lapones) tienen muchas palabras para denominar las distintas variedades de nieve y hielo. Los amazónicos tienen decenas de nombres para los tipos de hojas. En quechua tenemos palabras relativas a la geografía de montaña que no hay en castellano.
De mis dos lenguas (castellano y quechua cusqueños) la primera tiene 24 fonemas, la segunda 31.
En los idiomas europeos hay 3 singulares y 3 plurales, En muchas lenguas indígenas americanas hay 4 plurales. Hay dos “nosotros”, uno excluye al interlocutor y el otro lo incluye. Una cosa es si a un joven le digo “nosotros los viejos” (exclusive) y otra si le digo “nosotros los viejos” (inclusive) a otro viejo. Por lo que sé, hay dos “nosotros” en quechua, en mapuche, en guaraní, en las lenguas maya; debe haber más. El Aymara nos gana, tiene 4 singulares y 4 plurales. Los singulares son: yo, tú, él o ella y “yo y tú” como singular.
En quechua cuando digo “baja”, “sube”, “entra”, “sal”, se sabe si yo estoy arriba, abajo, adentro o afuera, en castellano no.
En grados de afectividad el castellano es pobre frente al quechua.
Respeto a las diferencias
Los pueblos indígenas respetan las diferencias culturales. Por ejemplo los pueblos selváticos del Perú tienen culturas diferentes, pero se respetan y se unen en la lucha.
La gente “civilizada” está domesticada en la uniformidad. La “moda” cambia permanentemente para satisfacer la necesidad de ganancias de la voracidad capitalista del 1%.
Formas de sanación
Los pueblos indígenas ven al ser humano como una unidad y lo atienden como tal, con productos de la naturaleza, productos vegetales, animales, minerales y ayuda de los espíritus. La medicina moderna ha fragmentado al mínimo al ser humano y cura o erradica partes del cuerpo olvidando al ser humano como tal. Además es un negocio que cura un órgano y enferma otro.
Conclusión
Los indígenas están sentando las bases del “otro mundo posible” (también lo hacen sectores urbanos) que muchos buscamos: En las comunidades de comunidades que hay en las Juntas de Buen Gobierno en Chiapas, México; en la Coordinadora Regional Indígena del Cauca (CRIC), Colombia; en las islas Kuna (Guna) de Panamá, el Congreso de la Cultura, Onmaked Nega Namakaled
No asombra que el sistema opresor desprecie a los pueblos indígenas. Lo triste es que mucha gente progresista y de “izquierda” comparta esos prejuicios. Es lamentable porque se aparta de un sector social que tiene sus modos y formas de lucha diferentes, pero que se enfrenta fuertemente al sistema y no se detendrá hasta derrumbarlo o ser exterminado.
Hemos llegado a un momento histórico en que la humanidad tiene dos caminos: O derrumba este sistema y vuelve a su ética original de gobierno colectivo y respeto por la naturaleza, o será exterminada en menos de un siglo por el 1% mediante este sistema que febrilmente depreda la naturaleza.
Volver a la ética primitiva no significa abandonar los avances técnicos o científicos, la humanidad continuaría usándolos y los impulsaría, en la medida en que no pongan en peligro el cuidado de la naturaleza y, por ende, la continuidad de la especie.
Afortunadamente el verticalismo del sistema y su fuerte ataque a la naturaleza, hacen que cada vez más personas no indígenas luchen contra ambos atropellos: Contra el verticalismo plantean el gobierno de todos, lo vemos en movimientos como el 15M de España y “Ocupa Wall Street” en Estados Unidos.
La defensa de la naturaleza vemos en las movilizaciones en Alemania y Japón contra la energía atómica y en la lucha contra el tren de alta velocidad en el norte de Italia.
Desarrollan la misma lucha que los pueblos indígenas, Luchamos contra el mismo enemigo y defendemos la misma causa. Nuestra unión puede llevar al triunfo y lograr que la especie humana sobreviva.