Coincide la llegada de la delegación asturiana que va a verificar ddhh con una bomba a la policía en Bogotá, y con el anuncio de que el último guerrillero habría llegado a las zonas de concentración, tras varios retrasos achacados al gobierno en el cumplimiento de trámites y procedimientos pactados.
E inicia ruta hacia Cali y departamentos de El Valle y Cauca, con una mañana tensa en que durante tres horas la delegación es retenida por el ejército por orden del comisionado Sergio Jaramillo, quien al parecer trata de impedir que los ojos asturianos sean testigos de los retrasos, reiterados y sensibles, en la zona veredal de La Elvira, municipio de Buenos Aires.
La retención en Pueblo Unido es seguida con atención y debate por miembros de la ONU, e integrantes de la comisión tripartita que tiene por encargo verificar el cumplimiento de los acuerdos de paz en todos sus detalles: en este caso todo lo relacionado con la llegada de guerrilleras y guerrilleros a una zona de concentración, en los picos de las montañas, en parajes difíciles y muy hermosos.
La tensión diplomática, las numerosas llamadas a diversos estamentos, y sobremanera lo absurdo de una situación en la que parece que se quiere experimentar, desde el gobierno, una nueva presión que determinaría quienes sí y quienes no pueden ser testigos de algunas chapuzas que se han estado produciendo para poder cumplir plazos y compromisos.. se libera con un aparente permiso de tránsito “bajo su responsabilidad” pero ya sin retención, que permite a la delegación asturiana llegar hasta la zona veredal, conocer la opinión de algunos de sus comandantes, estar acompañados a media distancia de personal de la ONU, y verificar que varias de las zonas de este conjunto acordado para tiempo transitorio de la guerrilla para su conversión en actor político sin armas, están aún a medio construir, aunque se vean allí las máquinas trabajando: lugares a los que tendrían que estar llegando prisioneros indultados de la guerrilla, pero que aún permanecen encarcelados por la lentitud (¿premeditada?) para hacer cumplir con los indultos y amnistías acordadas.
Los jefes guerrilleros dieron a conocer sus agobios frente a un gobierno que a su parecer nombra personas para desarrollar los acuerdos que no conocen Colombia, que improvisan sin plan acciones que estaban muy concretas en los términos de lo pactado, y que enredan y complican cumplimientos de plazos. Carpas, luz, agua y otras necesidades elementales que, la guerrillerada se apañaba para disponer de ellas en el tiempo de conflicto, ahora no están disponibles, y los contratos para disponer de los espacios adecuados para la transición de los 3mil presos combatientes que tendrían que estar llegando, aun no se han firmado.
Detalles cotidianos que, sin embargo, son relativizados por los propios mandos guerrilleros frente a lo que consideran gravedad máxima en el exterminio de líderes sociales en aumento, y por lo mismo la ausencia de garantías para ejercer la labor social: de manera rotunda afirman que no podrá construirse ninguna paz si el gobierno no da orden de crear las unidades y los mecanismos para desbaratar a los grupos paramilitares que, en esta zona no se han visto, pero en otras zonas veredales y de concentración, sí han sido denunciados.
Y cuentan “la anécdota” peligrosa de que en esta zona de La Elvira se había acordado con el gobierno que llegara de visita el presidente francés, de manera que previamente la visitó el embajador de Francia. Luego, sin ningún aviso, al presidente Hollande lo llevaron a otra zona, donde no había sino carpas vacías, como las tiendas de ACNUR en cualquier otro lugar del mundo, pero sin guerrilleros con los que compartir el desarrollo de los Acuerdos de paz: una ridícula situación que sintetiza el proceder el gobierno para disimular o tapar los retrasos que añaden tensión, junto a la ausencia e impedimentos para que los periodistas puedan llegar a verificar, como la delegación asturiana, esta preocupante situación que acentúa los peligros de descarrilamiento de la paz pactada.
La delegación asturiana regresa a Popayan, con cierta satisfacción por haber podido romper el cerco, pero con preocupaciones añadidas para su siguiente interlocución con las autoridades colombianas y de la ONU prevista para los siguientes días