Camino a Yenín.
El sionismo israelí volvía a asesinar a una periodista palestina. Llevaba casco protector, chaleco antibalas y acreditación gigante de ser periodista: pero son especialistas en la represión y la muerte y el disparo se dirigió a la cabeza por la base del cráneo. Otro periodista resultó también herido.
«En un trágico asesinato premeditado que viola las leyes y normas internacionales, las fuerzas de ocupación israelíes, a sangre fría, mataron a nuestra reportera, Shireen Abu Akleh», ha dicho el canal de tv para el que trabajaba la veterana periodista.
La directora del canal dice que “Le tiraron una bala detrás de la oreja, el único sitio que no era cubierto. Fue un francotirador, para mí le dispararon en la cabeza intencionalmente para matarla”. “El sistema internacional no nos protege. Es un crimen de guerra, pero deberían llevar a Israel a responder de manera adecuada por los crímenes contra periodistas, los palestinos y contra la gente”.
La Federación Internacional de Periodistas (FIP), dice que presentará el caso de Abu Akleh frente a la Corte Penal Internacional. “Otra vez periodistas, vistiendo chalecos de prensa, claramente identificados, fueron atacados por tiradores israelíes”, señaló la FIP.
Israel dice que “investigará”. Pero han sido asesinados decenas de periodistas y nunca Israel llevó a cabo investigación seria. Ni siquiera periodistas extranjeros como el caso del británico James Miller y la colaboradora norteamericana Rachel Corie, ambos asesinados el año 2003 tuvieron una investigación seria.
Simplemente, y como siempre los casos se cierran si responsables.
«Los criminales no se pueden investigar a sí mismos», ha declarado el embajador palestino ante la ONU.
La ONU ha mostrado su preocupación. ¿y ya?
“La Unión Europea condena enérgicamente el asesinato de la periodista. Nuestras condolencias van dirigidas a su familia, amigos y colegas. Otro periodista, Ali Al Samoud, ha resultado herido”, indicó un portavoz del alto representante de la UE para Asuntos Exteriores, Josep Borrell.
Lo último que Sherin Abu Aqla escribió
es al correo del canal Al-Jazeera la madrugada,
«Camino a Jenin»:
«Si quieres parecer fuerte, di: de camino a Jenin.
Si estás triste, o perdido, di: de camino a Jenin.
Y si quieres rezar, di: de camino a Jenin.
Y si alguien te pregunta cómo está el clima hoy? Di: Camino a Jenin
La lluvia de Dios, las penas de Jacob, el fin, el llanto, las fiestas, la peregrinación, y todas las contradicciones de la vida, las encuentras camino a Jenin.
Siempre y para siempre en el camino a Jenin. ¡Adiós Sherin Abu Aqla! »
Este domingo 15 es la conmemoración de la Nakba. 74 años del “desastre” y expulsión de palestinos de forma violenta y forzada de sus territorios.
El regreso a sus tierras robadas, conocido como el “Derecho al Retorno”, simbolizado por una llave – muchas familias palestinas que fueron expulsadas de sus hogares llevaron con ellos las llaves de sus casas – es considerado como uno de los temas más sensibles y urgentes a resolver.
Hay un dibujo convertido en un personaje: Handala representa un niño palestino de 10 años, descalzo y visto desde atrás. Fue creado por el dibujante palestino Naji Al-Ali y simboliza la lucha palestina y el derecho de retorno.
La biografía de Naji al-Ali es la misma que la de otros miles de palestinos. Nació en 1937 en la aldea de Al-Shajara (“el árbol” en árabe), entre Nazaret y el lago Tiberíades, en Galilea.
En 1948 con el Nakba su aldea natal –al igual que otras 480– fue borrada del mapa y sus habitantes aniquilados o expulsados a fuerza de fuego y balas israelíes. Su familia huyó hasta el sur del Líbano, Ain al-Hewa, cerca de Sidón, uno de los tantos campamentos que albergaron a 900 mil palestinos escapados de la carnicería sionista.
Trabajó como agricultor, mecánico y electricista, y escribió poesía. Empezó a utilizar el dibujo como forma de expresión política de su pueblo. La creación de las viñetas de Handala significó un modo simbólico de abrazar las raíces con su patria negada. Aquel niño desvalido del campo de refugiados, se multiplicó en diversos escenarios del exilio y de los territorios ilegalmente ocupados por Israel.
Ese niño es como una gota de agua fresca en la frente, que llama la atención, como la aguja de la brújula señalando constantemente hacia Palestina.
Hoy Handala lleva una llave en su mano mientras abraza a la periodista Sherin Abu Aqla y a su familia palestina.