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De la mano de Ángela Davis, Yuderkys Espinoza y Lorena Cabnal comprendí lo profundamente imbricadas que están las lógicas esclavistas, racistas patriarcales, clasistas y extractivistas.
https://nomada.gt/nosotras/volcanica/dispuestas-a-vivir-porque-los-feminismos-indigenas-son-urgentes-en-america-latina/
Dispuestas a vivir: porqué los feminismos indígenas son urgentes – Nómada, Guatemala.
Andrea Ixchíu
Me acerqué al feminismo, porque provengo del pueblo K’iche, un pueblo guerrero, organizado, valiente, pero muy machista. Desde niña viví la contradicción de ser una indígena inmersa dentro de esta sociedad capitalista y globalizada. Aprendí a hablar inglés antes que k’iche consecuencia del racismo que vivieron mis abuelas y mi madre, pero siempre participé de las dinámicas comunitarias y siendo joven llegue a ocupar un puesto importante dentro del sistema de autoridades indígenas de mi comunidad.
La lucha por la protección de lo que nos queda del planeta y la justicia social son estandartes para que muchas personas en el mundo estén dispuestas a todo para cambiar al sistema actual. Sin embargo somos las mujeres, a pesar de ser la población con mayor índice de pobreza, desempleo, analfabetismo y contra quienes se ejercen tan distintos tipos y niveles de violencia, racismo y discriminación en el ámbito público y privado, quienes ponemos los cuerpos, abrimos espacios, insistimos en transformar el mundo desde la propia comunidad.
Las mujeres indígenas, quienes desde hace más de 500 años hemos sido explotadas en función de la acumulación de los mercados capitalistas y no para las necesidades de la vida nos hemos organizado de diversas formas y en alianza con las negras y las mestizas. Juntas defendemos nuestros cuerpos como portadores de derechos, defendemos los territorios como espacios de vida material, cultural, histórica y simbólica, porque el patriarcado le hace a nuestros cuerpos lo que las economías extractivistas y capitalistas le hacen a nuestros territorios, los destruyen.
La historia de las mujeres ha sido omitida de los grandes relatos sobre la humanidad y los de las mujeres indígenas aún más. Porque, como bien señala Silvia Federicci en su libro “El calibán y la bruja”, los cambios que el capitalismo introdujo en el proceso de reproducción social y de reproducción de la fuerza de trabajo omitieron el profundo valor de las actividades de las mujeres para controlarlas, para que ese poder reproductor de la vida no invirtiera el orden impuesto, donde los machos dominan el mundo.
Desde el trabajo doméstico hasta la protección del territorio, los trabajos de las mujeres fueron reducidos a meras “obligaciones naturales” por ser mujeres y nunca han sido valorados. Las mujeres hemos aparecido como acompañantes, espectadoras en los heroicos relatos históricos.
Por eso me acerqué al feminismo, porque provengo del pueblo K’iche, un pueblo guerrero, organizado, valiente, pero muy machista. Desde niña viví la contradicción de ser una indígena inmersa dentro de esta sociedad capitalista y globalizada. Aprendí a hablar inglés antes que k’iche consecuencia del racismo que vivieron mis abuelas y mi madre, pero siempre participé de las dinámicas comunitarias y siendo joven llegue a ocupar un puesto importante dentro del sistema de autoridades indígenas de mi comunidad.
Ahí, siendo mujer y autoridad indígena pude experimentar los actos machistas más difíciles de mi juventud y que me llevaron a comprender la profundidad de la lucha feminista.
Si bien, a todas las mujeres se nos imponen los mismos roles de género, hay diferencias raciales sustanciales, por ejemplo, a principios de 1900 mientras las sufragistas exigían derecho al voto, las mujer indígenas y negras aún vivián esclavitud.
Eso me hizo comprender que quizá el feminismo que conocí en mi adolescencia y que fue estimulado por la escena punk de las riot grrls no era suficiente, sino que necesitaba otras interpelaciones. Así entre a conocer el feminismo decolonial, negro, comunitario. Ese que interpela los proyectos extractivistas pero también cuestiona nuestras formas de organización comunitaria y no duda en revelar sus contradicciones y falencias.
De la mano de Ángela Davis, Yuderkys Espinoza y Lorena Cabnal comprendí lo profundamente imbricadas que están las lógicas esclavistas, racistas patriarcales, clasistas y extractivistas.
Este feminismo me ayudó a comprender mejor el porqué y cómo se multiplican como plagas estos males y entender cómo junto a empresas transnacionales, nacionales y gobiernos de todas las tinturas ideológicas es que se consolida el modelo neo-desarrollista con base extractivista. Uno que no solo extrae y exporta materias primas a gran escala, sino que asienta sus bases en la desposesión acelerada de todos los territorio y de los derechos de las poblaciones afectadas, que son sobre todo indígenas y que son sobre todo mujeres.
Por eso hoy más que nunca y muy a pesar del patriarcado y la violencia, veo como se ha engendrado en nuestros vientres una potencial esperanza de cambio, que crece y que estoy segura cuando sea dada a luz inundará todo el planeta. Porque las mujeres indígenas después de siglos de miedo y oscuridad, estamos viendo la aurora, pensando por nosotras mismas, representándonos en los medios, alzamos la voz en la comunidad y estamos dispuestas a vivir y defender lo que amamos. Teniendo la claridad de que no somos defensoras de la naturaleza, somos la naturaleza defendiéndose a sí misma de la depredación.
Documento enviado desde el Movimiento indígena colombiano
(Documento político movilización)
BORRADOR PARA SER TRABAJADO
¡¡25 de noviembre día internacional de la no violencia contra las mujeres!!
PORQUE LA VIDA DE LAS MUJERES Y NUESTRO TERRITORIO ESTÁN EN RIESGO, LAS MUJERES INDÍGENAS NOS MOVILIZAMOS
La vida e integridad de las mujeres indígenas en el Territorio de la Cxhab Wala Kiwe están en grave riesgo por causa de las múltiples formas de violencias de las que, a diario somos objeto en nuestras casas, en las comunidades, en los caminos y hasta en las mismas instituciones y organizaciones del territorio. Somos conscientes de que esta situación no es nueva; las mujeres por siglos hemos sido objeto de violencias de diverso tipo perpetradas por diferentes actores:
· Violencia sociopolítica por parte de actores armados invasores de nuestro territorio y de la misma institucionalidad estatal que no ha tomado las medidas para garantizar la vida e integridad de la gente nasa y todas las personas que habitan el territorio especialmente las mujeres líderes y autoridades. Violencia que se expresa en asesinatos, amenazas, persecuciones, confinamiento, abusos sexuales, entre otras formas de vulneración de los derechos humanos.
· Las violencias basadas en el género, que se reproducen en los espacios familiares y comunitarios por cuenta del solo hecho de ser mujeres. Violencias que se expresan en feminicidios, violaciones, golpes, gritos, insultos, burlas, comentarios discriminatorios, entre muchas otras formas de herir y maltratar a las mujeres.
· Violencias sexuales por parte de actores externos, ajenos a las comunidades, pero también de los propios comuneros. Violencias que se expresan en violaciones sexuales, tocamientos, acoso en los espacios organizativos, entre otras.
· Discriminación en el sistema de justicia que no avanza en procesos de coordinación efectiva entre jurisdicciones y no ofrece garantías de justicia y reparación para las mujeres víctimas de violencias.
· Violencias económicas que se expresan en escasas oportunidades para la generación de ingresos, el acceso a empleos dignos y la explotación laboral de que son objeto muchas mujeres que se ven obligadas a emplearse en el trabajo doméstico y trabajos informales.
· La discriminación que las excluye de la participación política equitativa en los espacios de toma de decisiones y gobierno del territorio y el no reconocimiento de sus agendas.
Por esto y mucho más NOS MOVILIZAMOS, habitamos el territorio ancestral del pueblo nasa que, no obstante, los acuerdos firmados con la Guerrilla de la FARC hace casi dos años, se mantiene militarizado, se profanan sitios sus sagrados; en el territorio no logramos identificar hechos concretos de paz, no evidenciamos voluntad política por parte del gobierno y menos de los mismos grupos armados. Por todo esto EXIGIMOS:
· Desmilitarización inmediata y garantías para permanecer en nuestros territorios.
· Garantías para la permanencia y seguridad en el territorio; y el reconocimiento pleno a la Guardia Indígena como guardiana del Territorio.
· inmediata
· Protección integral, inmediata y adecuada a nuestras propias prácticas de protección y cuidado de la vida.
· Implementación de iniciativas concertadas que favorezcan el empoderamiento económico de las mujeres y el desarrollo económico del territorio de acuerdo a nuestras propias visiones.
· Incentivar el desarrollo y el fortalecimiento de iniciativas orientadas a la sensibilización comunitaria frente a la urgencia de eliminar todas las formas de violencias de género que desarmonizan nuestros planes de vida e impiden el restablecimiento de vida en paz.
La construcción de paz se hace en los territorios con garantías para la vida, la educación, la salud, la participación para TODAS Y TODOS EN EQUIDAD DESDE NUESTROS SUEÑOS Y EXPECTATIVAS.
¡Por una VIDA LIBRE DE VIOLENCIAS MUJERES INDÍGENAS PRESENTE!
¡Porque la vida y el cuerpo de las mujeres son sagrados!