CARTA del Movimiento Sin Tierra
Sembrando solidaridad, cosechando esperanza: para un 2021 de luchas y conquistas para el pueblo brasileño
2021 está empezando.
En el MST queremos, en primer lugar, expresar nuestra solidaridad y nuestro afecto por las/os miles de brasileñas y brasileños que han perdido a sus entes queridos y por todos y todas los/as que sufren los efectos de la pandemia y el descuido de los gobiernos bajo el mando del capital.
En estos tiempos difíciles, como luchadoras y luchadores comprometidas/os con la justicia social y los derechos históricos del pueblo brasileño, nos toca comprender el momento que vivimos y contribuir en la construcción de los caminos a seguir en los tiempos venideros en busca de conquistas para la clase trabajadora.
La humanidad se enfrenta a una crisis profunda y estructural del capitalismo mundial, con graves consecuencias para las personas, el medio ambiente, la economía, los Estados y los valores humanos de la sociedad.
En Brasil, la crisis económica que comenzó en 2014 se desarrolló en la crisis política, ambiental y social en la que estamos sumergidos. Desde entonces, la crisis política ha sido una constante y se ha visto agravada por el surgimiento de un gobierno genocida y neofascista que, a pesar de no haber ganado la hegemonía en la sociedad, aún se sostiene con el apoyo de parte de la burguesía, los militares y la extrema derecha fanática que siempre ha existido en el país.
En este gobierno, estamos viviendo la profundización de la crisis ambiental con las políticas de desmantelamiento de los órganos de protección e inspección, negación de datos científicos, incentivo de las autoridades a los delitos de madereros y mineros, exterminio de la población indígena, expansión de las empresas del agronegocio y mineras, especialmente en el Cerrado y en la región amazónica. Por tanto, la degradación de aguas y bosques y los devastadores incendios ocurridos el año pasado en varios biomas brasileños no son una cuestión de azar. Aquí, la enseñanza de Boff sostiene: atacando nuestro planeta, nuestra Casa Común, nos atacamos a nosotros mismos que somos Tierra Pensante.
Crueles e igualmente graves son los efectos sociales de la crisis económica sobre la clase trabajadora. El congelamiento de las inversiones en salud y educación durante veinte años, el crecimiento del desempleo y el trabajo precario, la destrucción de la protección de la seguridad social, el fomento y protección legal de la violencia policial, el racismo y el exterminio de la población joven y negra, la violencia contra las mujeres y la población LGBTQI +, el regreso del hambre y la militarización de la vida cotidiana, estableció una época de miedos e inestabilidad en la vida de millones de brasileños y brasileñas.
A estas consecuencias se suma la destrucción por parte del gobierno de la reforma agraria y las políticas de agricultura familiar, con intentos de desmoralizar al MST, represión, amenazas de desalojos forzosos en medio de una pandemia, acciones gubernamentales para transformar la política pública de reforma agraria en mercadería y reparto del poder estatal en manos de representantes de los terratenientes más atrasados y violentos del país.
La banalización de la vida humana profundiza en cada acto, palabra, gesto y asfixia de los valores humanos y culturales en la sociedad, la precariedad y destrucción del Sistema Único de Salud, la educación, la ciencia y el medio ambiente.
Sin embargo, más que nunca, es necesario rescatar la enseñanza de José Martí: solo es posible ser feliz ayudando a los demás.
Durante todos estos meses que ya ha durado la pandemia del Covid 19, en las acciones solidarias llevadas a cabo por el MST en conjunto con los movimientos populares involucrados en las diversas articulaciones de la sociedad se distribuyeron 3800 toneladas de alimentos y 700 mil comidas a la población más vulnerable, reafirmando la importancia y la necesidad de la reforma agraria popular como vía para resolver el problema del hambre y la injusticia social en Brasil.
En este sentido, como MST, resistimos activamente. Y el acto de resistir se construye día a día en la construcción y reafirmación del cuidado, el cariño y la solidaridad humana sobre todo como acción práctica, que protege vidas ante el abandono de gobiernos y capitales. Resistimos activamente plantando millones de árboles, produciendo alimentos saludables, compartiendo el pan que producen la tierra y el sudor humano en nuestros campamentos, asentamientos y cooperativas.
En el 2021 trabajaremos incansablemente para construir un gran frente con todas las formas de organización popular existentes y con una agenda común: vacuna ahora, defensa del Sistema Único de Salud – SUS, ayuda de emergencia, empleo y alimentación saludable para todos, contra las privatizaciones, tasación a los más ricos y Fuera Bolsonaro.
Deseamos un año de muchas luchas, organización y formación popular en el campo y en las ciudades, muchas victorias y vida en abundancia para todos y todas.
¡Seguiremos juntas/os, plantando solidaridad para cosechar esperanzas!