José Martí, Gabriela Mistral..
Gabriela Mistral.
Se la llegó a decir la “novia espiritual” de Martí, dada la reconocida influencia del cubano en la chilena. No llegó a conocerle porque cuando murió Martí ella tenía 6 años. Escribió el ensayo “la lengua de Martí”.
Para Gabriela Martí es un proveedor de conceptos, pero como le sobra savia, él puede ocuparse de regar sobre la ideología un chorro de galanura, un camino de metáforas que no se le acaba nunca, en tanto conserva siempre bajo la floración, el hueso del pensamiento.. la manera de expresar las ideas en este hombre que peleó sobrenaturalmente, sintiendo detrás de sí la causa que le quema la espalda, la independencia de Cuba.
Mistral llamó a Martí «el gran leal», «mi padre cubano».
Tanto Gabriela, maestra rural, como Martí, dedicaron especialísima atención a la niñez.
Riqueza
Tengo la dicha fiel
y la dicha perdida:
la una como rosa,
la otra como espina.
De lo que me robaron
no fui desposeída:
tengo la dicha fiel
y la dicha perdida,
y estoy rica de púrpura
y de melancolía.
¡Ay, qué amante es la rosa
y qué amada la espina!
Como el doble contorno
de dos frutas mellizas,
tengo la dicha fiel
y la dicha perdida….
En el centenario de Martí Gabriela Mistral dijo aquello de que era “el hombre más puro de la raza”.
Dame la mano y danzaremos;
dame la mano y me amarás.
Como una sola flor seremos,
como una flor, y nada más…
El mismo verso cantaremos,
al mismo paso bailarás.
Como una espiga ondularemos,
como una espiga, y nada más.
Te llamas Rosa y yo Esperanza;
pero tu nombre olvidarás,
porque seremos una danza
en la colina y nada más...
Colombia y Martí, entre la excomunión y el amplio Reconocimiento..
Javier Orozco, dijo en la plaza la Habana de Xixón:
La Colombia martiana
Antes que en su faceta política, a José Martí se le conoció en Colombia como escritor y como periodista destacado por su concepción modernista de la literatura, por capacidad de “transformar las palabras y las frases en auténticos paisajes”. Sus crónicas enviadas desde los Estados Unidos a partir de 1881 se publicaron en los diarios de Bogotá, Cartagena de Indias, Cali, Medellín… y en Panamá, que aún era territorio colombiano.
Su capacidad literaria influenció autores y escritores como al gran Gutiérrez Nájera o como al maestro y poeta universal nicaragüense Rubén Darío, o al colombiano José Asunción Silva.
Martí sembró en nuestros pueblos, desde el arte, las formas de un pensamiento revolucionario y humanista, que se forjó ante la llegada masiva de inmigrantes de la vieja Europa, empobrecidos por la exclusión y por siglos de guerras coloniales e imperialistas, miles, decenas de miles de europeos que llegaron en barcos llenos de ratas, hacinados, a las costas de los Estados Unidos, de Cuba, de la República Dominicana, de Puerto Rico y de Venezuela, de Argentina, de México y de Colombia…
rostros e historias de una migración forzada por el hambre, dibujadas con letras en las crónicas martianas que se asomaban en los periódicos nacientes de nuestra tierra.
Martí vislumbró la talla, la influencia de la figura político-militar de Simón Bolívar. Su crónica en el centenario de Bolívar publicada en Nueva York en 1883 da cuenta de su estima. Pero, además, y al hilo de los peores miedos de Bolívar en relación con el papel de los Estados Unidos, Martí denunció las intenciones imperiales de sabotear la construcción del canal interoceánico y de apropiarse el territorio colombiano de Panamá.
Lo advirtió en algunas crónicas, lo reafirmó cuando las élites colombianas se propusieron firmar un tratado para asegurar la soberanía sobre el itsmo y la integridad nacional. Martí afirmó que no valía la pena. “Estados Unidos rompe de manera unilateral todos los tratados que firma cada vez que le da la gana.”
Las opiniones Martíanas sobre este y otros temas fueron consideradas por la iglesia católica colombiana como una influencia inconveniente sobre el carácter de nuestras gentes. Sus crónicas fueron proscritas. Fue vetado.
Monseñor Rafael María Carrasquilla lo excomulgó en territorio colombiano y la iglesia vetó su obra en nuestro país.
Las predicciones de Martí, como las de Bolívar, sobre el nefasto papel de los Estados Unidos, se fueron cumpliendo una a una.
En la época de la construcción del canal también se construía el partido revolucionario cubano, hecho registrado por la prensa conservadora de Bogotá en noticias de abril de 1895.
Pocos años después Estados Unidos logra romper a Colombia y segregar el territorio de Panamá aprovechando el entreguismo de la burguesía colombiana y el ciclo de violencias interminables del siglo 19, entrando al siglo veinte con «la guerra de los mil días» que, con pocas treguas y algunos cambios y seis mil meses después, llega hasta nuestros días.
Reconocemos desde el corazón colombiano y latinoamericano en la figura de José Martí, al héroe, al prócer, al pintor de la palabra, al gestor visionario de la revolución cubana, a uno de los grandes constructores del humanismo y de la solidaridad internacional que caracterizan al pueblo cubano y a los pueblos de Nuestra América.