Conversando con Manuela Marín, de la “subComisión de género” en los Acuerdos para la Paz entre el gobierno colombiano y las FARC.
24/04/2018 En el Conseyu de Mocedá de Xixón (CMX). Mirian Anes.
– ¿Cuál es tu valoración general del cumplimiento de los Acuerdos para la Paz?
Hay que decir que en general el cumplimiento de lo acordado en La Habana ha sido muy poco frente a los compromisos que hay. Hay un plan marco de implementación de 10 años, pero hay unos compromisos que a día de hoy deberían haberse llevado a la práctica y efectivamente solo se ha cumplido el 10% de ello. En cuanto a los beneficios que trae el acuerdo en el tema de reincorporación, creo que solamente la creación de la Unidad de Protección Nacional, que es el escenario en el cual se trabaja todo el tema de seguridad frente a esquemas, frente a los compañeros y compañeras guerrilleros contratados como escoltas, a través de la escuela que hicieron y a través de un proceso de admisión; y algunos temas puntuales como el Centro de Pensamiento, que ha tenido la posibilidad de entrar a funcionar con algunos recursos del Estado y con posibilidades de contratación también de algunos profesionales, en temas muy concretos del acuerdo, pero más allá de eso no hemos tenido posibilidad. El tema 1 del Acuerdo, que es el principal que debería estar arrancando, con la Reforma Rural integral, no hay absolutamente nada, no están los decretos de tierras ni para proyectos productivos nuestros, ni mucho menos para el Fondo de tierras ni todo lo que tiene que ver con esta reforma. Así en todos los temas: en Participación política tenemos hoy la legalización del partido, tenemos personalidad jurídica, podemos participar en elecciones pero en unas condiciones completamente desiguales, no tuvimos los recursos estatales necesarios que por ley tienen todos los partidos políticos, a día de hoy solamente han desembolsado la mitad de esos recursos cuando ya las elecciones pasaron, es decir, no tuvimos recursos para hacer la campaña, pero tampoco tuvimos unas condiciones de seguridad mínimas. Hubo territorios donde no pudimos llegar a pesar de que fueron territorios donde teóricamente estuvimos, donde participamos allí con las comunidades, no pudimos llegar por las amenazas y la persecución, sufrimos dos atentados en el marco de la campaña en una región que se llama Arauca, en el departamento que es fronterizo con Venezuela, pero además tenemos ya hoy 60 personas de las FARC asesinadas sobre las cuales no ha habido ninguna investigación seria buscando una respuesta, más allá de que “son problemas familiares” y de otra índole, cuando sabemos que eso no es así; son personas además que estaban visitando a su familia, que regresaron a sus comunidades, pero no hay un nivel de protección ni para ellos ni para las comunidades. Es decir, que lo esencial del acuerdo no se ha cumplido.
El Acuerdo tiene además de los 6 puntos un enfoque de género y un enfoque étnico , sobre los cuales, sobre todo el enfoque étnico, se ha venido trabajando allí desde una comisión en función de garantizar que en todos los decretos, normas, proyectos, componentes que se derivan del acuerdo esté ese tema garantizado. Pero más allá de la teoría y de los intercambios con organizaciones sociales, al no implementarse el conjunto del acuerdo es imposible que el enfoque se dé.
Sobre el enfoque de género peor porque en La Habana lo construimos a partir de una subcomisión que se creó con el gobierno conjunta para eso, pero hoy no tenemos un interlocutor con el gobierno para este tema, es decir, funciona la comisión de seguimiento y verificación del acuerdo nacional, que está instalada y hace poco perdió algunas funciones porque el gobierno lo decretó, como de vigilar todo lo que tiene que ver en el congreso con la normatividad del acuerdo, pero más allá de eso en el asunto de género no hay una comisión del gobierno destacada para eso, nosotros la tenemos, pero no tenemos con quien interlocutar.
Eso significa que cada vez que queremos hablar del enfoque de género tenemos que hablar con un funcionario o funcionaria distinta del gobierno que además no conoce el espíritu de lo que se habló allí, por lo tanto no se puede llevar un proceso en esa tarea. En general, en el resto de los componentes no hay avances significativos.
– ¿Podías resumirnos un poco los principales retos políticos de FARC como partido político en la actualidad, generales y específicamente a nivel de género?
El reto político en Colombia, no solamente en nosotros sino en todo partido de oposición, es luchar en el marco de esa democracia que está viciada, una democracia en la que no es posible participar con garantías igualitarias. Tenemos el enorme reto de hacer cumplir lo que se acordó frente a la reforma política. Se supone que antes de haber ido al Congreso nosotros debía haber cursado una reforma política que garantizara mínimos de transparencia frente a uno de los principales problemas que tenemos allí que es la corrupción, que garantizara unas condiciones mínimas, no solamente en el ejercicio propiamente electoral sino en toda la participación política que va más allá de eso; pero eso no se logró, por lo que es una de las tareas políticas urgentes de los partidos políticos y las organizaciones sociales en Colombia.
Por supuesto frente a lo que viene, que son las elecciones presidenciales en un mes, que tienen enormes obstáculos allí para nuestra participación, sobre todo porque viene cabalgando una campaña de extrema derecha, de hecho hay dos candidaturas de extrema derecha ambas buscando acabar con los acuerdos, en una frase que tienen allá todo el tiempo que es “hacer trizas los acuerdos”, e implica que si gobierna de nuevo la ultra derecha en Colombia entonces no hay acuerdo y se retrocede en lo que hemos avanzado, y en términos de seguridad jurídica , económica y política para las FARC genera un reto y un riesgo enorme.
Entonces estamos frente a ese panorama, un poco también abrazándonos de otras organizaciones, de otros movimientos, no solamente en Colombia sino a nivel exterior, parte de eso mi visita acá, porque digamos que la decisión política que nosotros tomamos de darle solución política al conflicto es una decisión que ya tomamos y por ese camino vamos a seguir. El cómo continuamos en ese camino requiere también mucha solidaridad porque el momento es muy difícil para pasarlo solos.
Eso en términos generales, y ya en concreto en el tema de género tenemos 144 disposiciones en el Acuerdo que concretan allí tareas, programas y elementos específicos para las mujeres y la población de diversidad sexual que está trasversalizado en todo el Acuerdo, pero que implica una mayor participación activa de las mujeres.
Nosotras en ese tema internamente hemos venido avanzando, tenemos unas tesis de mujer y género internas del partido que hemos venido discutiendo, en todos los escenarios democráticos que tenemos, y hoy estamos con la apuesta de construir una organización particular, específica, de mujeres farianas. Queremos construir una Red que recoja no solamente a las mujeres que estuvimos en armas sino también a las que estuvieron desde la clandestinidad, pero también a las mujeres de nuestras familias que están, en función no solamente de organizarse políticamente sino de construir proyectos productivos que resuelvan de cierta manera también la crisis económica.
– ¿Qué peculiaridades tiene el “feminismo fariano” frente a otros feminismos predominantes en occidente?
Nosotras estamos construyendo unas tesis, estamos construyendo una teoría que no está acabada. No podemos decir el feminismo fariano es esto porque digamos que no queremos hacer una construcción acelerada, queremos recoger, por eso le hemos llamado hasta ahora “feminismo insurgente” , tampoco sabemos si ese será su nombre definitivo. Queremos que ese feminismo recoja esencialmente nuestra historia y queremos que recoja no tanto académicamente una teoría, sino que sobre todo recoja las prácticas que desarrollamos en la organización históricamente, como son de igualdad, como son de la no división sexual del trabajo, como son la posibilidad de hombres y mujeres de desarrollar cualquier tarea sin distinción, la salud sexual y derechos reproductivos que teníamos garantizadas nosotras en la organización…, es decir, todos esos principios pero también prácticas, derechos si se quiere, que adquirimos allí en la guerra en el marco de la organización, no perderlos.
Esa es la esencia del planteamiento del feminismo insurgente, y cara a lo que hemos conocido respecto al feminismo y otras teorías, primero obviamente nosotras no tenemos espíritu colonialista, creemos que tiene que tiene que ser un feminismo muy propio, muy autóctono, si se quiere muy latino, porque tenemos realidades muy distintas y complejas. Consideramos que somos una colonia aún, consideramos que tenemos esas culturas ancestrales muy marcadas, por lo tanto no queremos ponerle un sello como internacional al asunto. La mayor diferencia es que partimos no de la teoría sino de las prácticas nuestras en la insurgencia .
Otras:
http://www.atlanticaxxii.com/manuela-marin-las-mujeres-de-las-farc-no-queremos-volver-a-los-roles-tradicionales-como-el-resto-de-las-insurgencias/
http://www.lne.es/asturias/2018/04/25/muertes-lado-han-dolido-hijos/2275318.html
https://www.ivoox.com/explicar-farc-audios-mp3_rf_25590614_1.html