JUICIO CONTRA LOS AUTORES INTELECTUALES DEL ASESINATO DE CINCO JESUITAS ESPAÑOLES EN 1989 EN EL SALVADOR
El motivo de la presencia de Manuel García Fonseca en la AN: los testimonios en el reiniciado juicio por los crímenes en la Universidad Centroamericana en 1989.
P–¿habéis sido citados a la AN, de nuevo, o reiterando lo ya manifestado en anteriores ocasiones por la masacre en la UCA de San Salvador?
– La citación a la Audiencia Nacional no tiene vinculación con nuestra presencia como observadores en el simulacro de juicio que se hizo en El Salvador. El juicio actual va en serio. A mí me preguntaron hace varios meses si aceptaría asistir como testigo en la AN en el juicio contra los autores intelectuales del asesinato, 31 años antes, de los jesuitas de la Universidad centroamericana. Me sorprendió muy gratamente la noticia de que asociaciones de derechos humanos de España y de Estados Unidos promovieran un juicio que se dirigiera específicamente contra las autoridades salvadoreñas, los altos mandos militares y del gobierno, y que el juicio fuera real.
P–En tu caso, participaste en varios viajes al Salvador, ¿qué valoración tenías sobre este crimen horrendo?
– Yo había participado en viajes solidarios al Salvador, y tuve una entrevista con el nuevo rector de los jesuitas, el padre Tojeiras , y él fue quien me manifestó con indignación que siendo españoles cinco de las victimas (en total asesinaron a otro jesuita salvadoreño y dos mujeres que trabajaban en la casa central: iban a matar a Ellacuría, pero no podían dejar con vida a ningún testigo) un año después todavía no había habido ninguna presencia del parlamento y gobierno español a interesarse por el tema, mientras si recibieron visita de diputados norteamericanos y de otros países europeos, interesados en que se hiciera investigación sobre los autores. Me comprometí a presentar el tema en el congreso de los diputados. El grupo parlamentario del PCE logramos que el congreso formara una comisión de diputados, con representación de todos los grupos, para ir al Salvador y hacer un informe sobre las causas y autores de la masacre.
P–Un papel digno.. hubo de jugar nuestro embajador Álvarez de Miranda. ¿crees que se implicó en la búsqueda de justicia para con este crimen múltiple?
En cinco días recogimos información de todas las instancias políticas, sociales, jurídicas, y de diversos colectivos populares. Nos acompañaba Álvarez Miranda, ex embajador de España en el Salvador, y su aportación al trabajo de investigación fue muy importante, y personalmente fue de él de quien recibí más apoyo y sugerencias para las personas a entrevistar y las cuestiones a preguntarles. Él tenía un gran conocimiento de los políticos salvadoreños, del gobierno y de la oposición, y como embajador fue también muy apreciado por organizaciones populares.
El informe lo hizo suyo el Congreso de diputados, y pienso que influyó en que el Gobierno salvadoreño decidiera hacer un amañado juicio a los militares que mataron por órdenes superiores. A ese juicio volvimos como observadores la misma comisión autora del informe.
P–¿Cuál es la impresión que te quedó del juicio celebrado en la capital salvadoreña?
La presencia en aquel simulacro de juicio fue muy impactante. Los militares (soldados, algún mando medio y el Coronel Benavides) comparecían en uniforme de gala. El que estaba más cerca de mi sitio en las lecturas, era el que mató a las mujeres, que como se relataba en las lecturas de fiscales, mientras tomaba una cerveza Pilsen, incrustándoles, al disparar, el fusil en la vagina. Tenerlo delante de mí, separados por una simple barandilla, impávido mientras se leía en tres ocasiones el atestado, era repulsivo.
P–La comunidad jesuita dice que no son “actores” principales del juicio, sino que han sido las familias de los asesinados. Pero ¿crees que sin el compromiso de esta comunidad se habría podido intentar este nuevo procedimiento en búsqueda de justicia, o al menos de verdad?
– De hecho son los familiares y asociaciones por los derechos humanos de España y de Estados Unidos quienes protagonizan esta demanda. Creo que los jesuitas siempre quisieron cuidar no ser los protagonistas por este crimen terrible que les afectó a compañeros destacados. Vivian muy desde dentro la permanente matanza de campesinos, y de cualquier tipo de oposición, que se daba en El Salvador. Sus muertos eran cinco entre cientos de miles masacrados por el ejército y las fuerzas del gobierno. Tenían que seguir denunciando los actores de la masacre a los pobres y opositores en general.
P–Más de 30 años después de la masacre militar en la UCA.. ¿no es demasiado tiempo para un juicio en que han sido víctimas varios españoles y tres salvadoreñas/os?
No se las causas por las que el juicio en España se hace ¡¡ 30 años !! después de la matanza. Supongo que la dificultad es la de juzgar en España a asesinos de otro país con mucho poder.
De hecho en la sesión en la que estuve como testigo solo estaba uno de los acusados, alto mando militar a quien en esta ocasión solo lo vi de espaldas. Creo que piden por él 20 años por cada asesinado/a. Y porque el Partido Popular siempre se negó a utilizar la ley de aplicación a delitos por encima de las fronteras (después de la aplicación a Pinochet, por el juez Garzón, de esa instancia legal.
P–El militarismo y la guerra, la prepotencia de los uniformados y la impunidad, son parte de este crimen en la UCA: ¿se repite asiduamente en Latinoamérica?
El militarismo, la guerra represiva, y la impunidad no era una característica de los militares y oligarcas salvadoreños autores de este crimen; era una política general en todo Centro América, la misma que aplicaban en toda América del Sur contra toda protesta o movilización popular, y por supuesto contra la lucha armada que surgió como último recurso contra la injusticia y el crimen.
En el caso de los jesuitas el embajador de Estados Unidos y el presidente salvadoreño culparon a la guerrilla (Frente Farabundo Martí) de la matanza. Y El FBI y la CIA se negaron a entregar o informar de las pruebas que ellos habían recogido en el lugar del crimen.
El Pentágono de USA ya desde la trilateral era fundamental para mantener su explotación en el continente suramericano, y programar con todos los medios económicos y políticos, el exterminio de la teología de la liberación, uno de cuyos máximos promotores era Ellacuría.
Para mi visitar la Universidad Centroamericana fue una experiencia única: no conocí ninguna institución universitaria que haya creado una formación universitaria de la mayor calidad técnica y de una absoluta orientación social para alumnos de las clases populares.
Muchas Gracias Pole.