Luciano Romero Molina.
Un 11 de septiembre, hace 12 años, asesinaron a Luciano Romero.
Luciano era testigo en la Audiencia internacional del Tribunal Permanente de los Pueblos realizada en Berna Suiza el 29 de octubre de 2005, a la que no pudo asistir, puesto que fue asesinado días antes.
“Después de doce años de su asesinato solo hemos logrado una justicia a medias, por lo que continuamos y continuaremos exigiendo justicia.” Ha dicho su sindicato Sinaltrainal.
Trabajador de Cicolac – NESTLÉ en Valledupar asesinado el 11 de septiembre de 2005 en Valledupar, Cesar, Luciano fue visto con vida aproximadamente a las 9 de la noche del 10 se septiembre y en la mañana del día 11 de Septiembre fue encontrado amarrado, torturado y en su cuerpo presentaba 54 cuchilladas.
Durante el recorrido previo a su muerte, Luciano fue llevado en dos ocasiones al frente del Batallón la Popa, en horas de la noche, trasladado en el asiento trasero de su taxi, sus manos esposadas, mientras que varios hombres le apuntaban con un arma corta; curiosamente el vehículo no fue detenido cuando en este lugar opera un retén del Ejercito Nacional.
Luciano gozaba de medidas cautelares de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
En el Juzgado Primero Laboral del Circuito de Valledupar, cursaba una demanda laboral por reintegro a su puesto de trabajo, instaurada contra las empresas NESTLE DE COLOMBIA
LUCIANO era un destacado dirigente de SINALTRAINAL y delegado ante la Fundación Comité de Solidaridad con los Presos Políticos, desde donde realizaba sus actividades de solidaridad y atención humanitaria con los detenidos.
Durante sus últimos cinco años de vida Luciano Enrique Romero Molina denunció la fuerte presencia los grupos paramilitares en la ciudad de Valledupar y violaciones de derechos humanos, así como también la omisión de las autoridades civiles y militares al respecto; razón por la cual se generaron constantes amenazas y hostigamientos contra su vida. Su sindicato propuso que viajara por 6 meses al PAV-DDHH de Asturias.
El crimen de Luciano Enrique Romero Molina conmovió́ al movimiento sindical y en general al movimiento popular en Colombia. El nivel de violencia registrada en su humanidad solo es entendible al abordar históricamente los actos de violencia estatal contra los movimientos que defienden la autodeterminación y soberanía de los pueblos.
La terquedad de Sinaltrainal y el valor de su familia, sumado a la solidaridad desde los pueblos, ha permitido que lo ocurrido a Luciano se convierta en un reto de construcción colectiva de memoria en perspectiva de subvertir las estructuras que confrontó dignamente Luciano con su vida.
LUCIANO en compañía de tres dirigentes sociales amenazados de muerte por la extrema derecha colombiana vivió en Gijón y desplegó en Asturias su activismo por la paz y los derechos humanos dentro de las campañas de solidaridad con los presos políticos, en el boicot a Coca Cola y en las denuncias contra Nestlé por su responsabilidad en la mortal persecución a los sindicalistas.
Como se demostró en el proceso penal, el asesinato de Luciano lo cometió el grupo paramilitar de alias Jorge 40 en alianza con miembros del Departamento Administrativo de Seguridad «DAS» que dependía de la Presidencia de la República. Un juzgado penal del Circuito OIT lo calificó como crimen de lesa humanidad.
Los autores materiales del crimen están presos, pero Nestlé ha conseguido burlar a la justicia, hasta el momento. El caso ha sido presentado ante la Corte Penal Internacional.
Desde Colombia, junto a la visita de su hija Luisana hace dos años, nos enviaban su Saludo:
“.. les agradecemos inmensamente la solidaridad y el acompañamiento que durante muchos años nos han brindado para avanzar en la búsqueda de una Colombia con soberanía, democracia, paz y bienestar para nuestras gentes.
De manera muy especial, les agradecemos una vez más, el haber recibido a nuestro entrañable compañero Luciano Romero en su casa, en su tierra, haberlo abrigado durante un tiempo, en el que seguramente alimentó y fortaleció su moral, su esperanza en la construcción de un mundo mejor y le dio nuevos bríos para regresar a Colombia, junto a su pueblo, por el que lucho hasta la muerte…COMO LOS GRANDES, LOS IRREMPLAZABLES.
Luciano es de los que dejan su ejemplo de vida, sus banderas y millones de semillas que parirán una patria digna y soberana….la patria de las inmensas mayorías que seguirán avanzando en la construcción de la gran patria latinoamericana que soñó el libertador Simón Bolívar.
Junto a Luciano, otros 25 integrantes de Sinaltrainal y más de 3200 hombres y mujeres sindicalistas colombianos asesinados nos alientan cada día para continuar luchando y exigiendo verdad, justicia, reparación integral y que no se continúen asesinando gentes en beneficio de los poderosos, de los que día a día se enriquecen más a costa de la opresión, el saqueo y la pobreza de nuestros pueblos. Desde Colombia con gran cariño y admiración,
Dirección Nacional de Sinaltrainal”.
Este 12 aniversario del crimen de Luciano ocurre.. un día después de la visita papal a Colombia. Luciano era cristiano y había participado en el salón de plenos del ayto de Siero en un memorable homenaje a Monseñor Romero a los 25 años de su asesinato; allí estuvo también la valerosa Cecilia Naranjo, de la Comisión de Justicia y Paz de Colombia; Ocurre este aniversario en tiempos en que se aspira a construir la paz, con Acuerdos con la guerrilla fariana, y antes de que comience el cese el fuego pactado con la guerrilla elena para primeros de octubre. Una paz en medio de asesinatos que no sólo no cesan sino que se incrementan; una paz cuestionada por los guerreristas y la extrema derecha, la misma que destruyó la vida de Luciano.
La alianza criminal entre policías y paramilitares que reconoce y condena la sentencia del crimen de Luciano, es la misma que ha permitido perpetuar la Impunidad de los asesinos múltiples por toda Colombia, significativamente contra sindicalistas, que sufren el genocidio sindical más amplio del planeta y cuya responsabilidad única recae en el estado, en el gobierno de Uribe en 2005 cuando ocurrió el asesinato planificado de Luciano, y en el gobierno de Santos que se niega a desmantelar a los grupos paramilitares;
Frente a ello Luciano y los suyos, Luciano y sus seguidores/as, continúan en la defensa del derecho a la vida, la paz, y la vigencia de los derechos humanos.
Luciano hermano n´Asturies no te olvidamos.
don Pablo Neruda dejó dicho:
pido castigo.
No quiero que me den la mano
empapada con nuestra sangre.
Pido castigo.
No los quiero de embajadores,
tampoco en su casa tranquilos,
los quiero ver aquí juzgados
en esta plaza, en este sitio.
Quiero castigo.
Y en la Milonga del fusilado
Carlos María Gutiérrez, parecía referirse premonitoriamente a gente como Luciano:
ni si me habían conocido.
Los sueños que había querido
crecerán, aunque no estoy.
Ya no vivo, pero voy
en lo que andaba soñando.
Y otros, que siguen peleando,
harán nacer otras rosas;
en el nombre de esas cosas
todos me estarán nombrando.
Mis manos son las que van
en otras manos tirando,
mi voz, la que está gritando,
mi sueño, el que sigue entero.
Y sepan que solo muero
si ustedes van aflojando,
porque el que murió peleando
vive en cada compañero.
En el 12 aniversario del asesinato de Luciano Romero:
Que la paz no nos cueste la vida
La población y en particular la juventud colombiana ha tenido que vivir en medio de un conflicto social y armado que es responsabilidad de las clases dominantes, pues usan la violencia para apropiarse territorios y para intentar dominar a una población organizada, luchadora.
Luego de más de 5 décadas se ha llegado a una solución política para la guerra con las FARC-EP que se ha convertido en un partido político al que saludamos y para el que exigimos del gobierno colombiano las garantías para la vida de sus dirigentes y militantes.
Los acuerdos con las FARC-EP cimentan la voluntad de reconciliación de millones de personas y la necesidad de vivir en paz y con justicia social. En nuestro caso -como exiliados y refugiados en el exterior- la esperanza de un retorno digno y con garantías, asunto difícil si el gobierno no desmonta al paramilitarismo, responsable del asesinato impune de más de 120 dirigentes sociales en el último año y medio.
La firma del cese bilateral del fuego por cuatro meses entre el gobierno colombiano y el ELN es un gran avance estimulado por la exigencia social y por la visita del papa Francisco. El anhelo es que se logre un cese definitivo del fuego y un acuerdo de terminación del conflicto con esta insurgencia y con el EPL.
Nos preocupan los incumplimientos de los Acuerdos de La Habana por parte del gobierno, en materia de tierras, de libertad para los presos-as políticos, y la evidente falta de garantías para la vida de la dirigencia social que está siendo exterminada de manera sistemática e impune.
Nos pronunciamos por la libertad de centenares de dirigentes sociales encarcelados, personas como MILENA QUIROZ portavoz de las comunidades del Sur de Bolívar presa y desterrada para prevenir movilizaciones según la fiscalía, y centenares de campesinos,as e indígenas apresados en la lucha por la tierra.
Y por la libertad de SIMON TRINIDAD, dirigente fariano preso político desde hace doce años en los Estados Unidos. Pedimos al Presidente Santos gestionar su repatriación, como corresponde al hecho de haber firmado el fin de la guerra con las FARC y que los supuestos delitos los cometió en Colombia.
El paramilitarismo es ilegal, es un peligro para la paz, por lo que exigimos del gobierno colombiano la desarticulación de las bandas criminales y los grupos paramilitares, agentes del terror al servicio de las élites económicas incluidos los narcos, las multinacionales y la ultraderecha política. Estas bandas actúan en muchos sitios en alianza con la fuerza pública, atacan los procesos de paz y asesinan a la dirigencia social y a exguerrilleros,as. Es otra historia que se repite y que estamos obligados a detener.
Hace doce años los paramilitares y la policía secreta torturaron y asesinaron a Luciano, dirigente sindical en Nestlé-Colombia, compañero y amigo refugiado en Asturias hasta abril del 2005.
Luchar por la paz con justicia social le costó la vida. La lucha por la dignidad, por los Derechos Humanos sigue siendo peligroso. Y sin embargo es el camino.
Colectivo de Colombianos Refugiados en Asturias “Luciano Romero Molina”
Gijón, 11 de septiembre del 2017. Beatriz, Victoria, Alejandrino, Eduardo, Iván, Javier.