A 6 meses de la entrada en vigor del Tratado que Prohíbe las Armas Nucleares.
Entrevista a Tica Font.
El 22 de enero, hace medio año, entró en vigor el Tratado de Prohibición de Armas Nucleares, ratificado por 55 Estados.
Se trata de un logro de las organizaciones pacifistas de todo el mundo, aunque el acuerdo es mucho más limitado de lo que nos gustaría: las potencias nucleares y sus aliados, como España, no lo han firmado. Hablamos con nuestra compañera Tica Font Gregori, experta en economía de defensa, comercio de armas, industria militar, nuevas armas y seguridad, sobre la importancia de este acuerdo, los datos sobre la posesión de armas nucleares, la postura seguidista de España y el importante papel que tiene la sociedad civil organizada en la ampliación del alcance de este acuerdo.
¿Cómo valoras la entrada en vigor del TPAN? ¿Qué valor puede tener si las potencias nucleares y los países de la OTAN no lo han firmado?
El 22 de enero de 2021 entró en vigor el Tratado para la Prohibición de las Armas Nucleares (TPAN), el propio Tratado menciona las consecuencias catastróficas, en términos humanitarios, que comportaría el uso de las armas nucleares, menciona la imposibilidad de atender a la victimas de una catástrofe como esa. El uso de cualquiera de estar armas dejaría una huella en el planeta tan profunda que miles de años después los efectos y sus consecuencias podrían ser estudiadas por los paleontólogos tal y como hoy estudian la desaparición de los dinosaurios.
Lo importante del TPAN es que declara estas armas como ilegales; cada Estado que ratifique este Tratado se compromete a: no poseer, desarrollar, desplegar, probar, usar o amenazar con usar estas armas; cada Estado que lo ratifique se compromete a eliminar sus programas nucleares, a desactivar sus armas nucleares y a destruirlas de manera irreversible y se compromete a proporcionar asistencia a las víctimas de estas armas y a los Estados firmantes que se vieran afectados por el uso de las mismas y a restaurar los daños medioambientales.
Los países que poseen armas nucleares, los países que forman parte de la OTAN o los países de la UE (entre ellos España) no quisieron votar este texto o votaron en contra del TPAN en la Asamblea General de la ONU. Los países más poderosos e influyentes no dan apoyo al TPAN, ello representa una debilidad para el mismo, nos indica que no hay voluntad de cambio, que no quieren renunciar a estas armas y que no quieren renunciar a la doctrina de la disuasión, a la doctrina de amenazar con dichas armas.
Es verdad que TPAN sin el apoyo de las grandes potencias mundiales queda muy mutilado, pero es un paso en el buen sentido; el TPAN es un instrumento que nos permite estigmatizar estas armas y su posible uso.
¿Por qué es importante la movilización de la sociedad civil para sumar más apoyos y firmas al TPAN? ¿Ha servido en otros casos ese tipo de movilizaciones para avanzar en el control de armas?
La sociedad civil trabaja para crear un estado de opinión suficientemente amplio que presione moral y políticamente sobre los Estados que se resisten a ratificar el TPAN. Buscamos estigmatizar el uso de estas armas y la doctrina que justifica su uso. Las personas que habitamos este planeta necesitamos un compromiso claro, efectivo y vinculante hacia un desarme nuclear.
Muchos pensarán que presionar a las administraciones a que muestren su apoyo al TPAN, a que presionen a los Estados, incluido en Gobierno español, es poca cosa. Pero es el camino que hay que recorrer, situar a la opinión publica a favor de eliminar las armas nucleares del planeta y no aceptar campañas publicitarias en favor de estas.
Hace algunos años, en 1999, entró en vigor el Tratado sobre la Prohibición de las Minas Antipersona o Tratado de Ottawa, 37 Estados incluyendo Estados Unidos, China, India o Rusia no han ratificado el Tratado de Ottawa, no son parte de la Convención, los principales productores de estas armas no lo ratificaron. Pero muchos países han empezado a desminar sus territorios y se ha logrado estigmatizar su uso. La buena noticia es que aunque los principales países productores no se han adherido al Tratado de Ottawa, el uso de minas es muy bajo.
La experiencia conseguida en la presión para estigmatizar las minas nos anima a intentar lo mismo sobre las armas nucleares.
¿Cómo valoras que España no se sume al TPAN? ¿Qué razones suelen señalar los países no firmantes para no sumarse?
España no tiene arsenal nuclear, no tiene proyecto de fabricación o tenencia de armas nucleares, pero se ha situado en el bando de los que no quisieron votar este texto, y de momento no ha querido ni firmarlo ni ratificarlo; da apoyo a los países que disponen de armas nucleares, da apoyo a la existencia de estas y no cuestiona la doctrina militar de la disuasión, que se fundamenta en la amenaza de destrucción masiva implícita que supone el posible uso de estas armas para disuadir al oponente de plantearse cualquier ataque. En definitiva la política española es de seguidismo, es servil con “los aliados” hace lo que le han pedido.
¿Cuáles son los países que más se oponen al Tratado? ¿Qué arsenal nuclear tienen?
En el mundo tenemos 14.465 armas nucleares. El número de armas nucleares en el mundo ha disminuido desde el final de la Guerra Fría, en su punto más álgido hubo unas 70.300 armas, consecuencia de los tratados START I y II de reducción de los años posteriores; pero teniendo en cuenta la potencia de las armas nucleares existentes, podemos afirmar que las actuales existencias equivaldrían a 100.000 explosiones como las de Hiroshima y Nagasaki.
El número de armas nucleares quedan repartidas de la siguiente manera:
Rusia 6.500,
Estados Unidos 6.185,
Francia 300,
China 290,
Reino Unido 200,
Pakistán 150-160, India 130-140,
Israel 80-90 y
Corea del Norte 20-30.
Como podemos ver el 88% de todas ellas están en manos de Estados Unidos y Rusia. De todas estas armas, 3.750 están operativas, es decir, están ya montadas en misiles, sea en bases terrestres o submarinos y listas para ser utilizadas de manera inmediata; el resto, están almacenadas y algunas pocas retiradas para desmantelar.
Evidentemente, todos estos países no han firmado el TPAN, a ellos hay que sumar los países que se quedan bajo el paraguas militar protector ce ellos como han sido los países que forman parte de la OTAN.
¿Qué peligros corre la humanidad si no se extiende el apoyo al TPAN?
El primer peligro, las armas nucleares existentes a día de hoy equivalen a 100.000 explosiones como las de Hiroshima y Nagasaki, usar una sola de ellas seria una gran catástrofe humanitaria y medioambiental.
El segundo peligro, la modernización del arsenal nuclear, tanto de los sistemas de transporte, aviones o submarinos, como la creación de nuevos sistemas como por ejemplo armas nucleares de “bajo rendimiento” y armas de “baja carga”, de impacto mas limitado que una de las bombas convencionales que podrían permitir librar una “guerra nuclear limitada”.
La preocupación sería la incorporación de la inteligencia artificial al sistema de armas nucleares. Tanto Estados Unidos como Rusia o China han anunciado que están desarrollando misiles u otras armas que incorporan reactores y ojivas nucleares y que están dotando estas armas de inteligencia artificial y que están desarrollando sistemas de contramedidas.
Todo ello indica un aumento de las tensiones, un incremento de la inestabilidad y la posibilidad de una escalada de conflictividad a escala planetaria. La introducción de la inteligencia artificial puede desdibujar los límites entre la guerra convencional y la guerra nuclear, lo que puede comportar una escalada de conflictos.
¿Qué podemos hacer como feministas y como sociedad civil para presionar para sumar apoyos?
Históricamente las mujeres tan tomado postura a favor la vida y no por la muerte, instintivamente han rechazado la guerra y las armas, no solamente por su capacidad de destrucción de la vida, sino también por lo que supone de retraer recursos económicos y humanos para mejorar la vida de las personas y de naturaleza.
¡Nadie debe tener este poder destructor! Cada día la guerra nuclear la vemos más cerca, y si por una razón tuviera lugar, grandes problemas como el cambio climático, los derechos humanos, las migraciones o las desigualdades se convertirían en secundarios.
Nuestra gran fuerza, nuestro poder radica en generar opinión. Tenemos que trabajar para crear un estado de opinión suficientemente amplio que presione moral y políticamente sobre los Estados que se resisten buscando estigmatizar el uso de estas armas y la doctrina que justifica su uso.