El XI Congreso avanzaba con la Asamblea de Jóvenes Fensuagristas
en paralelo a las ponencias debatidas en otros espacios de varios hoteles de Bogotá.
“Aprendiendo a luchar por el poder popular” es el lema escogido por esta juventud campesina, que soporta la persecución de la guerra, a la que no se resignan ni con la que quieren colaborar pese a que el servicio militar sea obligado.
Ser joven en el campo conlleva el riesgo de ser objeto de esa guerra, como sospechosos o como oferta de única salida cuando el campo es abandonado por el estado en sus obligaciones sociales.
Pero esta hornada de jóvenes rebeldes que tiene el reto de asumir y proseguir el legado, legendario, de varias generaciones de luchadoras y luchadores campesinos de gran prestigio, ha avanzado en el camino de la dignificación de la vida agraria y de la exigencia de sus Derechos.
Juntando Rebeldías.
Han priorizado la formación política y técnica, y en breve será puesto en actividad el Instituto agroecológico María Cano, y se propone ya la primera Universidad Campesina, en base a una pedagogía popular.
La lucha contra el militarismo, y el internacionalismo, constituyen otros ejes esenciales de sus compromisos.
Recordaron a Miguel Ángel Bobadilla, que fue secretario de juventud y educación y ahora está preso, lo mismo que varios de los 130 prisioneros y presas políticas fensuagristas, pero reiteraron su propuesta de enamoramiento para una formación popular que contribuya a alimentar las luchas transformadoras.
Hacia “el Policarpa” se trasladaron delegadas y delegados para efectuar la primera plenaria que ha tenido por eje central el homenaje a Gerardo González.
El presidente Eberto Díaz ofreció un completo discurso apelando a que 38 años no se cumplen todos los días, hizo un alegato a la Vida (“que hay que vivirla”), se remontó a los Acuerdos del Chicoral que impidieron la reforma agraria colombiana, denunció la mentira de la supuesta restitución de tierras mientras en cambio 10 millones de hectáreas han sido robadas, y propuso un minuto de aplausos por los más de 1500 asesinados que soporta Fensuagro.
Gerardo González, de 87 años de intensa vida, que ha incluido 10 años de reciente exilio en Bélgica, reivindicó el protagonismo campesino (por encima de los obreros, en Colombia), animó al estudio-y-trabajo, comentó aportes de las luchas agrarias desde los años 50, y animó a preservar el legado fensuagrista.
Varios minutos de aplausos con la campesinada en pie fueron el culmen de esta homenaje a uno de los fundadores de Fensuagro, que en breve estaría sacando a la luz otro de sus libros “Por los Caminos de Colombia”.
Después el “informe” de la junta saliente, que reporta 48 organizaciones afiliadas a la Federación, y la admisión en este Congreso de 21 nuevas, lo que muestra la vitalidad de la organización y el crecimiento en todos los territorios.