Descolonizar
La relatora especial de la ONU sobre la situación de los derechos humanos en los territorios palestinos ocupados se pronunció duramente contra la “indignación selectiva” que expresaron muchos países de Occidente tras el recrudecimiento del conflicto, ya que no reconocieron la violencia permanente que Israel ejerce contra los palestinos. Francesca Albanese dijo: “Las organizaciones de derechos humanos siempre han dicho que seguir oprimiendo a una población con total impunidad desataría una catástrofe, y eso es lo que está ocurriendo. […] La responsabilidad también recae en la comunidad internacional, que ahora tiene una oportunidad para ser prudente e imparcial”.
En efecto la “comunidad internacional” es decir los gobiernos, empresarios y medios de comunicación occidentales, han olvidado con precipitación que Naciones Unidas ha emitido en 75 años 754 Resoluciones de la Asamblea General, 97 del Consejo de Seguridad, 96 del Consejo de DD HH: NINGUNA de ellas ha sido cumplida, ni la comunidad internacional ha insistido o presionado a Israel para que lo hiciera.
Ahora el gobierno de Israel, ocupante ilegal de Palestina, está en todos los medios de comunicación con su declaración y su acción “de guerra”.
¿Verdaderamente es una guerra, una guerra puede producirse contra quienes tienes esclavizados, ocupados, martirizados, despojados de sus tierras?
Hace pocos días la Universidad de Oviedo acogía unas buenas jornadas sobre Mundo Árabe y sus retos. https://pachakuti.org/universidad-de-oviedo-hablemos-de-palestina-ocupada/
Allí, además de la exposición pormenorizada de la ocupación, se hicieron entrevistas a dos ciudadanos israelís, uno hebreo, el otro palestino.
De forma recurrente la ocupación israelí ocupa nuevos territorios a la fuerza, y bombardea.
Destruye y bombardea hospitales, casas, edificios, escuelas.
Ahora, de nuevo, ante las bombas la declaración “oficial” del Gobierno palestino ha sido “Recordar”:
“Hemos advertido repetidamente contra las consecuencias de bloquear el horizonte político y no permitir que el pueblo palestino ejerza su legítimo derecho a la autodeterminación y establezca su propio Estado. Además, hemos advertido contra las consecuencias de las provocaciones y ataques diarios, incluido el terrorismo continuo de los colonos y las fuerzas de ocupación, así como los ataques a la Mezquita de Al-Aqsa y los lugares sagrados cristianos e islámicos.
La seguridad, la estabilidad y la paz en nuestra región se pueden lograr poniendo fin a la ocupación israelí de la tierra del Estado de Palestina, con Jerusalén Oriental como su capital, en las líneas de 1967, y reconociendo el derecho del pueblo a la independencia y la soberanía.
La negación por parte de Israel de los acuerdos firmados y el incumplimiento de las resoluciones internacionales de legitimidad llevaron a la destrucción del proceso de paz.
A ello se suma la ausencia de una solución a la causa palestina después de 75 años de sufrimiento y desplazamiento, la continuación de la política de doble rasero y el silencio de la comunidad internacional respecto de las prácticas criminales y racistas de las fuerzas de ocupación israelíes contra el pueblo palestino, y la continuación de la injusticia y la opresión a las que está expuesto el pueblo palestino contribuyeron a la razón detrás de esta situación explosiva y de la ausencia de paz y seguridad en la región. La paz requiere justicia, libertad e independencia para nuestro pueblo palestino, el retorno de los refugiados y la plena implementación de las resoluciones de legitimidad internacional”.
En Asturias, superado por los acontecimientos, el CSCA está convocando a las organizaciones sociales para nuevas respuestas ciudadanas de solidaridad. Una reunión colectiva el lunes, una concentración el jueves 19.
El CSCA ha estado también avisando repetidamente: que debe cesar el asesinato y mutilación de niños palestinos que este año tienen nuevo récord horrible. Según Save the Children 38 en lo que va de año, pero eso era “antes” de los nuevos bombardeos.
Que debe detenerse el traslado forzoso de población palestina en Cisjordania. “Expulsar a trabajadores de sus campos, agredir físicamente a los residentes locales, invadir sus hogares por la noche, provocar incendios, asustar a los rebaños, destrozar cultivos, robar propiedades, bloquear carreteras” o “destruir tanques de agua” es “la horrible rutina” que, según “Btselem” (publicación israelí), imponen los colonos a muchas comunidades rurales palestinas, “sin nadie que las proteja”.
Que ha de parar el crimen de periodistas, como el de Mohammad Salhi, asesinado a tiros por las fuerzas israelís de ocupación, “antes” de los nuevos bombardeos. Después, después de los nuevos bombardeos, se reportan siete periodistas asesinados por Israel.
Que los miles de prisioneros palestinos, por ejercer su derecho al retorno, o por simplemente por trabajar en las necesidades sociales o sanitarias, como ocurrió con JUANI, deben ser libres.
Que no se debe contemporizar ni permitir que los colonos israelís fuertemente armados ataquen con impunidad tiendas y casas, como ocurría hace pocas horas en Huwara, al sur de Hebrón.
Que el derecho a la defensa, ¿quién se lo va a pretender negar al pueblo de Palestina, si todas las normas internacionales se lo reconocen, aunque los gobiernos se pongan de parte del poderío del ocupante y matón?
Ahora el Gobierno sionista sigue destruyendo a “la cárcel más grande del mundo”, de la que no pueden escapar. Y esas bombas contra Gaza son dirigidas también contra ti.
“Los pueblos democráticos no pueden permitir que el nazismo se restablezca en la política internacional. Israelíes y palestinos son seres humanos sujetos del derecho internacional. Este discurso del odio si prosigue solo traerá un holocausto”, ha expresado el Presidente de Colombia, que ha comparado la situación de la Franja de Gaza con el campo de concentración de Auschwitz en la Segunda Guerra Mundial, para luego indicar que “quienes los desarrollen se transforman en criminales de lesa humanidad”.
El régimen israelí la cortado el suministro de agua, electricidad, alimentos y combustible a Gaza, y ese “castigo colectivo” es un nuevo crimen de guerra.
El paso de Rafa, el único que comunica a Gaza con Egipto, también ha sido bombardeado.
Una actividad de rechazo a la violencia y en solidaridad con Palestina se ha convocado para la víspera del día de la resistencia indígena, es decir el 11 de octubre en Xixón.
Los pueblos indígenas de Palestina son los beduinos Jahalin, al-Kaabneh, al-Azazmeh, al-Ramadin y al-Rshaida. Israel se abstuvo de votar a favor de la Declaración de las Naciones Unidas sobre los derechos de los pueblos indígenas, y los pueblos indígenas en Palestina viven en un estado constante de temor, causado por la demolición y confiscación de sus bienes, así como la restricción de sus derechos de circulación.
Según IWGYA..
“Tras la declaración de independencia de Israel en 1948, los beduinos jahalin, junto con otros cuatro pueblos del desierto del Negev (al-Kaabneh, al-Azazmeh, al-Ramadin y al-Rshaida), se refugiaron en Cisjordania, entonces bajo el gobierno jordano. Estos pueblos son tradicionalmente agropastorales seminómadas que viven en las zonas rurales alrededor de Hebrón, Belén, Jerusalén, Jericó y el Valle del Jordán. Estas zonas forman hoy parte de la llamada «Área C» del Territorio Palestino Ocupado (OPT), que representa el 60% de Cisjordania.
En virtud de los Acuerdos de Oslo de 1995, se concedió a Israel un control administrativo y de seguridad temporal de la zona C, que debía ser devuelto gradualmente a la Autoridad Palestina en 1999. Esto nunca ocurrió y hoy, 25 años después de la firma de los Acuerdos de Oslo, Israel mantiene un control casi exclusivo de la Zona C, incluso sobre la aplicación de la ley, la planificación y la construcción.
Es el hogar de todos los asentamientos israelíes de Cisjordania, polígonos industriales, bases militares, campos de tiro, reservas naturales y carreteras de circuntención solo para colonos, todas bajo control militar israelí. A lo largo de los años, Israel ha desposeído a los palestinos de unas 200.000 hectáreas de tierra, incluidas tierras de cultivo y pastizales, que luego asignó generosamente a los asentamientos. Unos 630.000 colonos israelíes viven actualmente en toda la Ribera Occidental (incluida Jerusalén Oriental) en más de 200 asentamientos, disfrutando de casi todos los derechos y privilegios reconocidos a los ciudadanos israelíes que viven en Israel propiamente dicho, dentro de la Línea Verde.
La propuesta lanzada por Trump «Deal of the Century», reconoce la posesión permanente de esos asentamientos por parte de Israel, en contravención de la histórica Resolución 2334 del Consejo de Seguridad de la ONU, de 23 de diciembre de 2016, que reafirmó la ilegalidad de los asentamientos israelíes en Cisjordania, incluida Jerusalén Este.
La situación de los refugiados indígenas palestinos beduinos de 1948, unos 27.000 pastores que viven bajo pleno control militar israelí en la Zona C, es actualmente una cuestión humanitaria importante. Los más expuestos son 7.000 beduinos (60% de los cuales son niñas/os) que viven en 46 pequeñas comunidades en la periferia de Jerusalén. Las estructuras humanitarias financiadas por los donantes (albergues, bolígrafos de cabras, tanques de agua, escuelas, paneles solares, etc.) siguen siendo blanco deliberado de demolición y confiscación, y el crimen de guerra de los desplazamientos forzados por las autoridades israelíes sigue siendo una amenaza constante.”
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