30 años de la Delegación del Congreso a El Salvador.
Ahora, cuando Manuel García Fonseca, conocido como El Pole, ha sido invitado a compartir sobre su testimonio ante la Audiencia Nacional, por el juicio celebrado este año por los crímenes en la Universidad Centroamericana-UCA en 1989, se han podido repasar algunas de las acciones que en aquel tiempo se propiciaron desde Asturias, en términos de solidaridades y con ambición de contraatacar a las injusticias en El Pulgarcito de América. Y una de ellas, (que compartimos en esta página pero que usted puede separar el pdf y divulgarlo por su cuenta para sacar provechosa pedagogía en materia que pertenece a la historia de las solidaridades), es la delegación parlamentaria que viajó a El Salvador hace 30 años. Sí, colocamos aquí el Informe de la citada delegación que nos ha compartido El Pole, y señalamos lo que ya indicara él https://vimeo.com/467728261 https://vimeo.com/467698627 en su rueda de prensa este 13 de octubre: que siendo una delegación de todos los partidos, y por lo tanto con diversidad de visiones sobre lo que estaba aconteciendo en Centroamérica en aquellos momentos, el Informe sea tan claro, tan unánime en la denuncia de los crímenes y la impunidad subsiguiente, y tan visionario de lo que iba a ocurrir en cuanto a quienes habían dado la orden de matar a Ellacuría y los demás profesores de la UCA. Resaltamos la rapidez de procedimiento: El Pole había participado en el verano de 1990 en una delegación asturiana de 11 personas solidarias, en Nicaragua (donde la primera huelga contra el gobierno de la señora Chamorro las dejó incomunicadas por 10 días en Granada), en Honduras, y en El Salvador. Allí fue donde El Pole visitaba por primera vez la UCA y recibía las opiniones del provincial de los jesuitas, el gallego Tojeira. A su regreso el entonces diputado por Asturias en el Congreso García Fonseca iniciaría de inmediato los contactos y propuesta para la iniciativa, y ya el 9 de octubre se aprobaría la delegación, que estaba en el terreno a primeros de noviembre, y aprobaba por consenso el informe en enero. Se constata en el informe compartido que hace 30 años y en relación con El Salvador nuestro país jugó un papel relevante en la búsqueda de la paz, y que para ello el tratamiento a las partes, guerrilla y gobierno, era bien distinta de las que se han prodigado en otros escenarios similares, como puede ser la última de las negociaciones y Acuerdo final para la Paz en Colombia, en la que nuestro país quedó bastante al margen, debido a su posicionamiento muy marcado con el gobierno colombiano. Dato corroborado con la reunión del portavoz de la delegación parlamentaria el 13 de noviembre (un día antes de las reuniones en El Salvador) en la Embajada española en México con una delegación de la guerrilla salvadoreña, y con la llegada abundante de representantes de organizaciones sociales y de la propia guerrilla a nuestro país para explicar su posición en la guerra y en la paz. Si quisiéramos comparar de nuevo con Colombia solamente habría un cierto parecido con otro intento de proceso de paz, veinte años atrás, el llamado “del Caguán”, cuando una delegación mixta de empresarios, gobierno y guerrilla llegaba a nuestro país en modo exploratorio, y era recibida con alfombra roja por el entonces presidente de la Comunidad Valenciana, Zaplana. En “el Caguán”, fracasado abruptamente, había también tenido un protagonismo significativo para acercar posturas y facilitar diálogos, Yago Pico de Coaña, personaje peculiar y clave de la diplomacia española, embajador en Colombia, pero también en Nicaragua y responsable latinoamericano en momentos tan relevantes como la quema de la embajada española en Guatemala, la guerra de agresión contra Nicaragua, las negociaciones y firma de tratado de Esquipulas. Y por supuesto la cruenta guerra salvadoreña. El informe, además, indica en el trabajo de campo realizado, el reconocimiento a la labor educativa y en aras de la paz de la UCA y de sus catedráticos asesinados, y en sus conclusiones alienta a las autoridades salvadoreñas a garantizar la vida de activistas sindicales y sociales, y a las autoridades norteamericanas (mencionadas en varias partes del informe) a contribuir a enjuiciar a los autores de la masacre de la UCA. También hace 30 años que la UCA recibía el Premio Príncipe de Asturias de Comunicación y Humanidades, como reconocimiento a su defensa de la libertad y los derechos humanos. De más está recordar y reconocer la invaluable y digna labor del diputado asturiano, activista por los derechos humanos que ha seguido siéndolo en otras coyunturas y con otras comunidades. Casi un año después la delegación parlamentaria volvería a El Salvador, con ocasión de celebrarse juicio contra varios militares involucrados en los crímenes de la UCA. El Pole allí estaba y lo contó http://www.pachakuti.org/spip.php?article1284 , pero también Máximo Cajal, el embajador sobreviviente de milagro del asalto y quema de nuestra embajada en Guatemala, y Fernando Álvarez de Miranda, que había sido ministro de UCD, presidente del Congreso, y embajador en El Salvador. Pero también estaban el embajador norteamericano y el del Vaticano. Ese juicio fue considerado una farsa por El Pole, por Álvarez de Miranda y por todo el mundo, y los militares condenados fueron al poco tiempo liberados. En cambio el juicio de ahora en la AN ha tenido el rango que corresponde en la búsqueda de verdadera justicia, aunque sea 31 años después de la masacre, y ha dejado constancia de la Verdad de lo ocurrido, aunque dicha Verdad ya fuera conocida parcialmente, como consta en el otro Informe, resultado de los Acuerdos de Paz signados entre guerrilla y gobierno salvadoreños en el castillo de Capultepec de México: “De la Locura a la Esperanza-Informe de la comisión de la Verdad”, una de cuyas ediciones fue asumida por el Ayto de Xixón, a propuesta de Acsur-Las Segovias, y con prólogo del alcalde de ese momento Tini Areces.