En el centro de Gaitania, pueblo que toma nombre de la lideresa indígena Gaitana, que resistió y combatió con éxito la invasión española llegando a detener, enjuiciar y condenar al jefe de las tropas españolas, un militar con boina verde permanece en un local juvenil de videojuegos con un arma de potentísimo calibre. Gabo se superaría a sí mismo para describir la foto macondiana, y los juguetes de guerra perderían su misión amedrentadora si se le añade que en esta realidad nada mágica a su lado hay una mujer en elevado estado de gestación, niños por doquier y que junto a este destacamento la delegación asturiana ha visto a centenares y centenares de militares con pertrechos pesados de matar, con otras boinas y otros atuendos, y que en la ruta que va hacia Ibagué con amplio despliegue de carteles, el ejército pavimenta un trecho de carretera. Allí los soldados, con sus armas de largo alcance bien visibles, se colocan un casco de obrero, y medio señalizan el tránsito de vehículos retenidos por las obras, en un despliegue de propaganda militar que llaman “consolidación” pata tratar de mejorar su pésima imagen entre la población.
En el centro de Gaitania, en su plaza principal, una de las calles ha sido cortada al tráfico. Al lado hay un colegio, y niñas y niños llegan al polideportivo de la misma plaza para realizar sus juegos y deportes. Idílica imagen que contrasta con que la calle cortada lo es por la estación de policía, que está rodeada de sacos terreros en formación de combate por todas partes.
Hasta allí se dirige la delegación asturiana para tratar de conversar con el jefe de la policía, que la noche anterior se había acercado hasta los recién llegados para averiguar.
A las 7 de la mañana los soldados policías del puesto se justifican porque el comandante no pueda atender pues está cansado por diligencias que ha tenido que hacer. Pero en la tarde, cuando la misión regresa de las veredas de su recorrido, el policía está conversando con los militares, y no puede negarse a recibir a la delegación, que le traslada las inquietudes formuladas por las comunidades: asesinatos recientes a manos de paramilitares, a los que el comandante de puesto dice no conocer la autoría, la existencia de grupos paramilitares en un punto determinado de la carretera, a lo que el policía dice no tener competencia en dicho lugar, las detenciones de campesinos en el casco urbano de Gaitania por personal civil que los lleva a interrogatorios a la estación de policía, y responde el uniformado que no, que allí solo llevan a las personas 20 minutos para identificarlas, y no responde nada a lo de los civiles armados. La delegación hace constar a los dos mandos presentes en la entrevista la importancia que en el futuro va a tener la zona , si las conversaciones de paz prosperan, y la región se convierte, por la tradición de presencia guerrillera histórica, en lugar de concentración de estas personas cuando dejen su actuar armado. Y lo esencial que va a resultar que para ello la policía tenga un perfil adecuado de no mancharse con grupos paramilitares u otras actuaciones irregulares e ilegales que impidan garantías elementales para las juntas de acción comunal y defensoras y defensores de ddhh.
En medio la delegación había estado, por trochas de difícil circulación, en una de las veredas en cuya escuelita se juntaron representantes de muchas juntas de acción comunal y de los resguardos indígenas de la zona: una zona donde la historia marca que nacieron las FARC, y donde una de las veredas llega el nombre épico de Marquetalia (a donde la delegación no tuvo tiempo de completar recorrido por la ausencia de carretera y por el reducido espacio de tiempo que se concentró en recibir los testimonios de las veredas: reconocimiento de que ha bajado la intensidad de la afectación bélica desde que la guerrilla decretó cese al fuego unilateral, heridas y amputaciones por minas antipersonas, presencia paramilitar que antes no había y que provocan temor de su mayor presencia una vez la guerrilla se retira de las zonas donde antes tenía presencia y control, aumento de la presencia militar, y de estructuras como el GAULA, que fotografían con descaro a los campesinos.. mientras persisten el abandono del estado en cuanto a las necesidades sociales de esta belle cordillera rodeada de cafetales donde los puentes son de madera y la delegación pasa “sus aventuras” para que el carro no se caiga al río.
Resaltan campesinos e indígenas que se va celebrar en uno de los resguardos nasa un aniversario: los 20 años de un acuerdo, un pacto entre indígenas y la guerrilla, para preservar la paz y la convivencia y que consideran exitoso como para tenerlo en cuenta para otras experiencias de construcción de paz.
Una concejala se encuentra presente en la asamblea y da un testimonio desgarrador: Dice que lleva 40 años en la región y nunca tuvo ningún problema. Sin embargo el 27 de septiembre pasado mataron a su hijo, a su hermano y a otro acompañante en la Javanera. Previamente habían recibido amenazas. Y su hermano había tenido que irse de la zona por propia recomendación del Personero municipal debido al amedrentamiento y hostigamiento del ejército en su casa de modo permanente, pero con el tiempo había regresado a trabajar en la finca. Y que a su hijo se lo habían llevado de casa en 2014 civiles armados que resultaron ser policías, y posteriormente lograron su libertad. “Sufragios” en formato de carta de navidad con amenazas de muerte llegaron a la casa firmados por AUC..y ninguna de las denuncias de estos casos tuvo respuesta oficial, hasta que las amenazas se cumplieron, con estos asesinatos.
Una enorme deuda social consideran los pobladores que tiene el estado con esta zona, precisada de que la paz llegue con justicia social y con inversiones.
No es el clima que se respira aun en la región, ampliamente militarizada, por lo que las comunidades se preguntan: ¿si es que se está conversando para conseguir la paz.. cómo es que la zona soporta estos “gestos” de amplísima militarización que desmiente la opción pacifista?
¿no debieran retirarse discretamente, disminuir los efectivos, si como es evidente hace muchos meses que la otra parte, la guerrilla, ha dejado de accionar?.
Demostrando lo contrario, en el casco urbano de Planadas, dividiendo uno de sus bartios poblados con gentes procedentes del desplazamiento forzado que ya llevan mucho tiempo y que tienen legalizadas sus viviendas con algunas construcciones también del estado…el ejército ha construido una base militar con pista de aterrizaje, y ha dividido el barrio con una muro que tiene similitudes con el de Palestina.. Allí se denuncia además el intento de expulsar a la población del barrio para que quede en uso exclusivo militar, para lo que se empiezan a utilizar amedrentamientos y amenazas con hombres de civil armados. ¿cómo es posible que lleguen al barrio si está rodeado de militares patrullando?. Una vulneración grave del DIH que pone en peligro a la población civil, que ha sido víctima del desplazamiento generado por la guerra.