Hace un tiempo en su recorrido amplio e intenso la 14 delegación asturiana de verificación a los DDHH
para conocer también qué piensan los antiguos combatientes farianos en una de sus zonas de concentración, a orillas del río Curvaradó, navegable y con presencia de la marina colombiana y sus temidas «pirañas», y a poca distancia de una de las zonas humanitarias, zona de rechazo a toda presencia militar compuesta por comunidades que siguen exigiendo restitución de sus territorios,
y conversamos un tiempo corto y preciso con el coordinador de este campamento, que él caracteriza como una cárcel disimulada al aire libre, interpretando que… no era eso lo acordado con el gobierno, que ha retrasado cumplimientos, y ha impedido o no ha posibilitado medidas para que, en este tiempo electoral, estos ex guerrilleros estuvieran como se pactó haciendo su propia defensa política. Y ello no es posible por esa inexistencia de garantías, porque llevan 38 ex-combatientes asesinados desde el pacto, junto a otros dirigentes sociales que nada tienen que ver, que en número de 368 han sido exterminados en el último año y dos meses desde que el acuerdo para la paz se formalizó a bombo y platillo.
Patricio atestigua que siguen catalogando de enemigo interno a las comunidades y como tales las tratan, y no hay intentos de reconciliación, y considera que los asesinatos de Hernán Bedoya y Mario Castaño, ocurridos tan cerca de esta zona, suponen un aviso explícito, un mensaje a los excombatientes, que se junta a los panfletos de las AGC contra quienes se atreven a hacer campaña electoral.
Considera que les resulta prioritario preservar la vida de sus compañeras y compañeros, que en número de 92 excombatientes, y hasta 138 de familiares, esposas y esposos de exguerrilleras/os han llegado a esta zona de concentración, en cumplimiento de lo acordado, y que tienen toda la firmeza y voluntad de seguir organizados para defender por la vía política lo que antes defendían con las armas.
A la pregunta de si la desilusión y desesperanza por los retrasos y falta de cumplimiento del gobierno se habrían ido muchos activistas, el coordinador afirma que de esta zona en concreto no ha habido cambios en el número de personas. Mientras tanto.. trabajan muchos de ellos en campos cercanos donde tienen familia, dedican un tiempos significativo a la formación, interactúan con las comunidades aledañas pese a las amenazas de los paramilitares a quienes se relacionen con el campamento, pintan hermosos murales y cultivan pequeños huertos alrededor de las casas construidas, que son vistosas por fuera, pero albergan cada una de ellas a 5 familias en hacinamiento.
Reclaman a los prisioneros que ya debían estar libres, en las cárceles colombianas, y algunos en prisiones de USA o de Panamá.
En otra de las inquietudes planteadas, dado que el gobierno está asegurando que el 31 de marzo dejará de aportar para su alimentación, cosa que se contradice con la inexistencia de tierras de cultivo que debieran haberse entregado para el desarrollo de proyectos productivos de autosuficiencia, y dado que para «la paz colombiana» ha habido aportes significativos de la cooperación europea, se analiza que sí, que llegarán millones de las «multinacionales de la cooperación», que manejará el gobierno, que apoyaran urgencias pendientes, pero no procesos, pero no planteamientos de las comunidades, confrontadas y atacadas a muerte por los empresarios que alimentaron y alimentan la guerra.
Y sin embargo, pese a todas las adversidades y zancadillas, Patricio, que no puede negar su intensa formación militar y política, transmite una serena y firme convicción en lo que están haciendo, en lo que han aportado, sin obviar que en las etapas que correspondan también compartan con las comunidades y con las víctimas la parte de cuota que les corresponda de auto crítica, de solicitud de perdón, de propuesta de reconciliación, en base a la documentación histórica que logre construirse en la búsqueda de Verdad.