Sarayaku. Rechazo a la contaminación petrolera.
Cualquier visitante que haya podido ver, por ejemplo, en Sucumbios, los efectos terribles de la explotación petrolera, habrá deseado que “eso” no le ocurra a su comunidad, y solo por ello ya es comprensible la actitud colectiva de rechazo a la extracción petrolera en el territorio de Sarayaku.
Unanimidad no ha existido, por cuanto las habilidades y recursos utilizados para quebrar esa oposición han sido abundantes, desde la represión a las prebendas, desde el palo a la zanahoria, con intención siempre de dividir a la organización, y buscar excusas de supuestas aceptaciones aunque sea de personas aisladas.
Al presidente Correa, que hizo campaña electoral en Puyo (pero nunca llegó a Sarayaku) alabando la resistencia comunitaria, se le reconocen gestos diferentes a gobiernos anteriores, pero todavía falta que demuestre hechos concretos como los que indica la Corte que debe cumplir.
Y existe desconfianza porque Correa haya cooptado entre su equipo a un técnico indígena como Carlos Viteri, con rango de ministro, originario de Sarayaku, quien en sus funciones de gobierno ha manejado aspectos contradictorios a los de su comunidad.
Marlon Santi, también proveniente de Sarayuku, en su función de presidente de
CONAIE, es quien más invectivas, insultos y señalamientos recibe del presidente Correa. Marlon es primo de Viteri, y en Sarayaku no dudan en atribuirle a este último la fuente de información de datos que alimentan los inadecuados vituperios de Correa contra el movimiento indígena, al mismo tiempo que utiliza a un indígena como ostentación, e intenta profundizar la división del movimiento.
Esa desconfianza se traslada a preocupación por el futuro de la extracción petrolera en la Amazonía, expectantes para cuando se den a conocer los nuevos contratos con Japón y los nuevos bloques concesionados, aunque Sarayaku, por la vigencia de su resistencia, no se vea afectado en una primera etapa..
En abril en Costa Rica..
Se preparan los dirigentes para la audiencia en Costa Rica-Corte Interamericana en abril, como una fase terminal de muchos años de resistencia.
Atrás quedaron los pedidos de la compañía de 15 millones de dólares por la “inversión” en las prospecciones interrumpidas, que en versión de los comuneros consideran se hizo sobretodo en comidas, hoteles, celebraciones y coimas para tratar de engatusar a las autoridades.
Atrás quedó, pendiente de cumplir fallo de la Corte, la pentolita enterrada en 20 pozos, para la exploración sísmica.
Atrás quedó, en fase de superación, la confrontación que la compañía logró crear de Sarayaku con la comunidad vecina de Canelos, que en algún momento álgido llegó a suponer corte del tráfico fluvial por parte de Canelos, en un bloqueo imposible para la normal comunicación de Sarayaku con el resto de la provincia, y en algún momento conatos de enfrentamiento físico con algunos heridos.
Atrás quedaron los bloqueos o impedimentos para que personal de la compañía CGC o del propio ejército llegara a la pista de aterrizaje, o si llegaba diera la vuelta de inmediato, o por el río Bobonaza, con el caso de “insubordinación” a la comunidad de algún representante petrolero, que fue retenido por 15 días en la casa del párroco, hasta que firmaron documento de compromiso de no seguir operando en la zona.
Como quedaron para la historia de resistencia las coimas, regalos a algunas familias de algún motor fuera borda, algunas promesas en dólares o en especie, para que aparecieran como favorables a la empresa, y se confrontaran con el Consejo de autoridades electas.
Permanecen sin embargo esos reforzados mecanismos organizativos en Sarayaku, sus mingas colectivas, sus consejos de gobierno los viernes, sus organizaciones de ancianos, de jóvenes, de mujeres, sus curacas y su actividad cotidiana. Ahora con un prestigio bien ganado, para seguir defendiendo la sagrada selva, a beneficio de sus habitantes, pero también a beneficio del conjunto del planeta.