Reflexión tras la Marcha por el Agua y la Dignidad:
Patricio Del Salto Galán
Miembro de la Fundación Pueblo Indio del Ecuador
Constituida por Monseñor Leonidas Proaño
El 21 de marzo iniciamos la celebración precisamente del equinoccio de
primavera con la flameante bandera de la CONAIE ingresando a Quito.
Equinoccio histórico en el que proclaman los marchantes la fe
inquebrantable en un mundo nuevo que es posible si estamos despiertos, y lo hacen acompañados del eco de la Palabra Sagrada que como símbolo cantan sus churos, al ritmo de sus músculos adoloridos;
al calor de la solidaridad de los pueblos dignos y dignificantes; al son de los latidos de sus corazones que se revelan en sus ojos centellantes y que se abren paso en medio de las inclemencias del clima, del hambre, del cansancio, y como si esto fuera poco, se abren paso en medio de las diversas estrategias de un gobierno que ha intentado acabar, por todos los medios, con sus organizaciones y que pretende instaurar el “Socialismo del Siglo 21”, con los pies bien puestos en el capitalismo.
Celebramos este refrescante equinoccio, cuando el gobierno nacional creía que ya las fuerzas de la CONAIE estaban desarticuladas y enteramente a su servicio. Gravísimo error político suyo y de sus especialistas en “indios”.
La destrucción de la CONAIE siempre pretendió alcanzar la CIA
durante tantos años y no lo ha logrado, mucho menos podía conseguirla el movimiento Alianza País, que no llega a consolidarse como organización política de izquierda, por la sencilla razón de que en su interior cuenta con variedad de corrientes políticas que van desde la extrema derecha, hasta unos pocos que quedan de izquierda, y que además éstos cada vez son más relegados por el poder avasallador de la derecha al interior del gobierno.
Ver a la CONAIE liderando “La Marcha Plurinacional por el Agua, por la Vida y la Dignidad de los Pueblos”, no puede menos que despertar en los seres conscientes, destellos de gran esperanza para la vida de los pueblos. Y es que además esta marcha se suma a las que en diversas partes del mundo, miles de personas se levantan para defender la vida ante la voracidad insaciable del sistema capitalista mundial, que no le importa continuar con la destrucción acelerada de los ecosistemas y la consecuente destrucción de la vida planetaria.
Ante el intento del gobierno nacional de combatir a la CONAIE como enemigo estratégico que pone en riesgo su proyecto político, viene a mi mente un diálogo que tuve con Monseñor Leonidas Proaño hace unos veinte y seis años, cuando en Santa Cruz –Riobamba- percibiéndolo al Taita como el Mahatma de los Andes, le dije: Monseñor, vemos en los indígenas un gran potencial revolucionario, pero creemos que sus organizaciones no son las
adecuadas para alcanzar su liberación, por lo que es indispensable
constituir nuevas organizaciones basadas en los postulados de la Teología de la Liberación.
La respuesta de Monseñor Proaño fue contundente: “Para
ayudarles primero debes amarles”. Le contesté: ¿Qué significa amarles?
Me dijo: “Respetarles”. El apóstol prosiguió: “Las organizaciones tal como tú las encuentras son el fruto de muchos años de lucha, y si quieres ayudarles debes hacer lo que dice Jesús en el evangelio, debes trabajar con ellos con respeto y entregarles tu ayuda con la humildad con la que entra la levadura en la masa y la fermenta. La levadura, dijo, no destruye la masa, la fermenta si es buena levadura”. Desde entonces la organización para mí ha sido sagrada, y así lo he vivido durante estos casi treinta años.
La CONAIE es la organización madre de los pueblos indígenas que Monseñor Leonidas Proaño, entre otros, ayudó a su nacimiento y a que se fortalezca para que logren los pueblos y nacionalidades indígenas su autodeterminación, es decir que gocen de la vigencia de la totalidad de sus derechos como pueblos y ejerzan el derecho a autogobernarse en el seno del estado ecuatoriano.
El sueño del Profeta de Amerindia no era que sean solamente un elemento de folclor del movimiento Alianza País. Acusar
públicamente que la marcha está financiada por la derecha, es
deliberadamente y conscientemente mentir al país y al mundo.
En el tiempo de la conquista europea a Abya Yala (América) se realizó la explotación minera a gran escala, para salvar de la crisis al sistema
feudal, y fue la codicia por nuestros metales preciosos lo que llevó a los conquistadores a incursionar en estos territorios. Hoy, se pretende
realizar una nueva conquista, pero con “carabelas” más sofisticadas, con más tecnología y con objetivos supuestamente nobles como el de propiciar el desarrollo de los pueblos sobre los cuales se ejercerá una vez más el saqueo, por supuesto con “la mejor tecnología del planeta”, con “tecnología más limpia”.
Los neo conquistadores han evolucionado, ahora sembrarán arbolitos, y harán lagunas artificiales en las tumbas ecológicas
que dejen luego de satisfacer su voracidad, destruyendo a su paso pueblos y culturas, reservas de biodiversidad y ecosistemas que no solo son para beneficio de los ecuatorianos sino para todos los seres del planeta.
Con el objetivo de frenar la soberbia de aquellos que creen haber sido
elegidos para ser dueños del país es que la CONAIE se levanta, como en otras horas, para despertar las conciencias a nivel nacional e
internacional.
La cantidad de compañeros y compañeras marchantes que
logren ingresar a Quito ya es irrelevante, porque el triunfo ya está dado, y consiste en que la CONAIE ha vuelto a consolidar sus fuerzas internas, y está articulándose con diversas fuerzas de izquierda. El gobierno puede llenar plazas utilizando ingentes recursos del estado, pero los marchantes, que además son miles ya llenaron las plazas de nuestros corazones, la esperanzas de millones de niños y jóvenes rebeldes, los ojos de viejos luchadores que creían que la CONAIE estaba perdida, y que el movimiento revolucionario había sido absorbido por un “movimiento ciudadano” que no alcanza a consolidarse. Por otro lado, debemos entender que la ciudad de Quito no es donde se realizarán las luchas mayores, éstas
se librarán en las comunidades, en los territorios en donde tendrán que ingresar los nuevos conquistadores en busca del agua y de metales preciosos, entonces se conocerá definitivamente el rostro completo de la denominada revolución ciudadana.
De los indios antiguos aprendí a distinguir entre la chicha realizada con
buen fermento, de aquella elaborada con fermentos innobles. Me alegro de no haber libado del pilche del poder con el que se pretende destruir a mis hermanos.
Me alegro también por aquellos que dejaron de beber el néctar
fatal, y que han retornado a saborear la chicha milenaria en compañía de compañeros y compañeras que les avala sus años de lucha.
Concluyo recordando a un viejo indígena, que con los pies descalzos, y su poncho rojo desteñido por los años, poniéndose de pie en una reunión en los cerros sagrados de la parroquia Cangahua exclamó: “Muchos creen que el oro de Atahualpa está escondido en algún lugar, pero no saben que ese oro está escondido en nuestro shungu, y a este shungu nunca han podido entrar los patrones”.
¡Por la Tierra, por el agua, por la vida, SUMAK KAWSAY, venceremos!
Quito, 22 de marzo del 2012
http://www.conaie.org/