Y como hoy es 17 de abril.. ¿qué mejor forma de celebrarlo que con la ENTREVISTA que Verónica Hevia Roces y Ane Valle le hicieron a la Pancha, cuando fue invitada a Asturias a recoger el Premio a la promoción de los DDHH?: Disfrútenla.
ENTREVISTA A PANCHA RODRÍGUEZ
X: ¿De qué zona de Chile eres?
PANCHA: Yo soy oriunda de la región metropolitana pero ahora vivo en el sur de Chile en el Archipiélago de Chiloé. Vivo en la Isla Grande de Chiloé. Y este trasije de cambiarse uno tiene que ver con el avance de la ciudad. La ciudad avanza hacia el campo y nosotros vamos tratando de permanecer en el campo. límites y tú retrocedes. Pero llega un momento en el que tú ya no puedes seguir retrocediendo y te vas a otro lugar buscando el espacio, pero la ciudad va como triturando el campo, va consumiéndolo. Entonces al final, decidí con mi compañero irnos a Chiloé porque allá se iba a demorar la ciudad, no nos iba a pillar porque seguro que nosotros nos vamos a ir antes de que nos pille.
X: Entonces, ¿Se trasladaron por qué querían seguir viviendo en el campo?
PANCHA: Claro. Queríamos seguir viviendo en el campo. Somos del campo. A pesar de que desde la organización hacemos mucha vida en la ciudad, pero es como un espacio reducido. Yo creo que uno no podría vivir sin la tierra, sin los árboles. Bueno y ahora tengo el mar, tengo los canales al frente…es muy lindo, muy hermoso. Yo les digo que llego a Chiloé y me siento en mi casa, vuelvo a Santiago y me siento en mi casa. Porque en Santiago donde vivo, todavía es campo, muy reducido, muy apretado.
X: ¿Qué está sucediendo en Santiago?
PANCHA: Yo nací en el campo, pero sí, a día de hoy esa zona forma parte de una de las comunas populares de Santiago. Se llamaba Lo Espejo porque era la última estación antes de llegar a Santiago y la gente sacaba los espejos para arreglarse. Era el anuncio de que ya estábamos en las puertas de Santiago. Todavía el pueblo se mantiene, pero ya perdió su imagen absoluta de pueblo. Todo lo que eran los lugares donde nosotros trabajamos, los fundos, las plantaciones… ya son grandes industrias o son poblaciones donde habita la gente. Entonces el campo desapareció hace muchos años de ahí, yo creo que después de la reforma agraria, con la dictadura militar. La tierra campesina se empezó a digamos a traspasar o a vender, no sé cómo lo harían. En esos tiempos estábamos muy metidos en la lucha contra la dictadura. Fueron los primeros años y muy clandestinos. Los fundos se fueron entregando para poblaciones o se fueron vendiendo para empresas constructoras con el negocio oscuro que había con la dictadura. Yo también me pregunto con qué facilidad se dio ese traspaso de las tierras campesinas, porque se las quitaron a los campesinos. Volvieron a sus antiguos dueños en algunos casos y en otros casos, fue asignada a gente del ejército. Entonces ahí estuvo el negocio de convertir la tierra que alimentaba a Santiago en grandes bodegas. Este es un problema que ha afectado y afecta a muchas ciudades también, porque hoy en día, una forma que tienen de llegar al mercado de la alimentación las transnacionales es terminar con la tierra agrícola, con la tierra campesina. Y no solamente con la tierra que está en manos de los campesinos sino con la tierra en general. Y dejar solamente lo que requieren ellos para la producción básica de sus alimentos o dejar a los campesinos trabajando encadenados, encadenamiento productivo, produciendo para las grandes empresas para la transformación de los alimentos.
X: ¿Cuándo dirías que comenzaste a introducirte en la militancia?
PANCHA: Nací en la militancia, desde muy niña. Desde los 12 años, además porque nosotros empezábamos a trabajar desde muy niñas. Yo a los 14 años ya, mi mama se había separado afortunadamente porque vivimos con un padre muy violento, muy castigador, a ella sobre todo, y eso significó varias separaciones hasta que por fin se fue. Yo trabajaba entre la escuela y el campo. La temporada de cosecha generalmente no coincidía con la escuela. Íbamos a cortar porotos al campo y teníamos derecho a una ración de lo que cortábamos. Entonces la verdad que lo que más nos dejaba era la ración porque nos pagaban un poco por cortar y la ración la vendíamos en el pueblo. Por eso digo, empecé a trabajar desde muy niña y me vinculé al trabajo político también desde muy niña. Yo a los 12 años ingresé a las Juventudes Comunistas en Chile y la influencia fuerte de mi abuelo me hizo estar siempre muy ligada al trabajo sindical. Al Departamento Juvenil de la CUT en esos años. Teníamos clubes de amigas porque como estaba mal visto que las muchachas se juntaran con los muchachos nosotras teníamos clubes de amigas. Nosotras generamos una organización de las amigas, allí soñábamos con muchas cosas, hacíamos trabajos diarios en hospitales y hacia la población, vendíamos el diario, canturreabamos…las canciones de la guerra española. Asturias para mi era un sueño por esas canciones que llegaban:
(Pancha canta):
“Dime dónde vas, morena.
Dime dónde vas, salada.
Dime dónde vas, morena.
A las tres de la mañana.
Voy a la cárcel de Oviedo.
A ver a los comunistas.
Que los tienen prisioneros
Esos canallas fascistas.
X: ¿Cómo llegaban todas estas canciones y noticias allí?
PANCHA: Pues llegaba. El internacionalismo no necesitaba WhatsApp, corre, vuela. Se escribía mucho. Además, se leía mucho. Había una vinculación de la lucha de los pueblos muy grande y nosotros vibrábamos con esto:
(Pancha canta):
“Que viva Asturias la roja
que vivan las chicas bonitas,
Que viva la que tiene amores con un joven comunista
Si te quieres casar
Con la chica de aquí
Tienes que ir a Madrid
A empuñar un fusil.”
Nosotras seguimos teniendo un grupo de muchachas y cuando se muere alguna de nosotras le cantamos todavía la Morena. Es como un símbolo. Lo que no es un símbolo para ustedes (españoles) es un símbolo para nosotros. Todas las canciones de la Guerra Española se convirtieron en canciones de lucha y de batalla contra la dictadura en Chile. Le cantábamos la canción de “Los cuatro generales” de la junta militar de Chile, a Pinochet.
(Pancha canta):
“Los cuatros generales
Los cuatros generales
Los cuatro generales
Mamita mía
Se han alzado, que se han alzado
Para la Nochebuena…Mamita mía
Serán ahorcados…”
Eran nuestros himnos juveniles y por eso me emociona mucho estar en esta tierra. Porque Asturias y España están en nuestro corazón. Y Asturias en particular, porque anidaban en nuestros corazones y sueños juveniles de lucha. Me emociona por eso, que los jóvenes quieran hoy saber un poco más de la historia.
X: Sorprende que todo esto haya llegado al otro lado del charco y aquí esté en el olvido ¿Por qué crees que en España tenemos esta falta de memoria? ¿Por qué la mayoría de las generaciones de nuestros padres y abuelos decidieron enterrar lo que pasó?
PANCHA: El franquismo fue muy duro. Me emociona que los jóvenes quieran saber un poco más de la historia. La vida es una rueda y tiene sus momentos. Seguramente mis hijos que vivieron la dictadura militar no son como yo, pero yo pienso que mis nietos sí lo serán, porque los papás, generalmente, tratamos de que el dolor no les alcance a nuestros hijos. Nos equivocamos porque les vamos escondiendo una vida de calvario, de dolor, pero además de mucha fortaleza, de mucha fuerza.
X: ¿Qué mensaje le enviarías a la juventud de hoy en día?
PANCHA: Yo creo que la juventud siempre es la esperanza. Porque los jóvenes actuamos con la fuerza propia de la juventud, pero con mucha pasión y con mucha vehemencia. De repente en esa pasión y en esa vehemencia se nos va la vida porque no le tenemos apego y somos los que vamos abriendo camino a las grandes luchas. Lamentablemente, en el día de hoy, nuestra juventud está prisionera de esta moderna tecnología. El cómo esta tecnología está manejada y está al servicio del capital nos aparta y nos encajona. Nos va marcando un camino y va generando la desidia, la desunión, la des-humanidad, el consumismo, el individualismo.
Los problemas de esta época son los problemas que va traspasando la tecnología. Hay un mundo que hoy en día separa a la juventud de su camino. Pero como dice el dicho, no hay mal que dure cien años ni pueblo que lo resista. Entonces hoy uno ve que también hay fuertes campañas para ese desprendimiento que tiene que hacerse y retomar un camino que realmente le señala un horizonte a la juventud. En ellos va a emerger este reto nuestro, la conformación del hombre y la mujer nueva. Porque tenemos que renacer en cada época. A la juventud hoy le ha tocado este periodo difícil. Nosotros tuvimos una vida hermosa llena de sueños y esperanza. Vivimos una juventud preciosa. Mirábamos la guerra española que, aunque se perdió, nos dejó muchas enseñanzas. Después vino el triunfo de la revolución cubana y después nos vino el triunfo de la Unidad Popular de Chile. Entonces te das cuenta de que vivimos una época diferente a la que le ha tocado vivir a los jóvenes que venían después, a nuestros hijos.
X: La gente joven no aparece en los actos sociopolíticos. ¿Qué labor crees que les queda por delante a las futuras generaciones?
PANCHA: Yo creo que en el caso de Chile están los otros fenómenos, en estos momentos la juventud está en el poder. Pero el vínculo generacional se está haciendo con un costo grande para la juventud que llega al poder con mucha pasión y con mucha vehemencia, pero muy despolitizada a la vez.
Despolitizada desde el punto de vista de mirar al pueblo, de mirar la construcción que nace desde los trabajadores porque tenemos una sociedad cambiada. Antes había una clase obrera en la ola juventud, obreros y estudiantes luchamos adelante, hoy día ya no hay obreros. La gente ya no se identifica con una lucha de clase, con los trabajadores. Hoy día todos pasaron a ser clase media. Nos despojaron de identidad. Hay un despojo de los pueblos, de la gente y de su oficio. Una clase media falsa. Por eso lo que pasa en Chile creo que va a ser un ejemplo. Ojala la presidencia juvenil alcanzara a terminar el periodo. Ojalá que no sucumbiese ante la presión de la derecha y traicionara al pueblo. Porque de los temores a la traición hay un corto plazo.
Hoy día estamos ante el renacimiento de una derecha fascista, no es la derecha habitual que defiende su dinero, es una derecha que defiende su casta, su reinado y que quiere generar una clase especial. Por ejemplo, el efecto de la pandemia: “que se vayan los viejos…necesitamos eliminar un poco de población”. Es siniestro. La pandemia no es producto de la naturaleza, es producto de los sistemas de producción, de la forma de producir de hoy en día, como la gripe aviar, la fiebre porcina, las vacas locas…Hay que hacer un caminar de todas las partes que hemos tenido hasta llegar a la pandemia y que es lo que viene después. Y ver de dónde nace esto. Eso es lo importante. Y quienes van a investigar y buscar esa verdad son los jóvenes.
En Chile los jóvenes están más vinculados a los problemas sociales, pero quieren caminar solos por la vida. Es como cuando empiezas a andar, que nadie te sujete porque quieres caminar solo. Hay una etapa de la juventud que es un poco así, además te muestran todas las maravillas del futuro como queriendo decir que los viejos nos quedamos en el pasado. Y cuando tú quieres contarles te dicen: ah pero eso es de antes. Hasta que no se den cuenta que lo de antes está fuertemente vinculado a los cambios que se quieren. Por eso es que les han hecho perder la memoria. Por eso la memoria la quieren enterrar de cara a este futuro virtual que no tiene límites. Por eso a veces se podría decir que la juventud está un poco perdida porque la llevan por este camino de la mala virtualidad.
En tiempo de pandemia nosotros hicimos un trabajo muy lindo. Pensamos cómo podemos apoyar. Nuestras semillas caminan en solidaridad a la ciudad. Fue parte de un proyecto que teníamos. Pudimos enviar las semillas a diferentes poblaciones. La juventud salía en bicicleta a repartir estas semillas. Esto fue el primer año. El segundo año ya había un poco de liberación del encierro, entonces dijimos, ahora hay que enseñar a la gente a hacer los huertos y la tecnología nos permitió hacer una escuela de agricultura urbana virtual y levantar la agricultura urbana. Y las profesoras fueron nuestras compañeras campesinas, que desde el campo filmaban y enviaban los videos a la escuela y que impartieron los talleres, de cómo se plantaba, como se sembraba, de la preparación de los platos y alimentos, del uso de las hierbas medicinales…Entonces fue tan importante para las mujeres el salir del anonimato, verse en la pantalla y ver que al otro lado tenían 40-50 jóvenes que estaban aprendiendo de lo que ellas estaban enseñando desde su huerta.
Entonces hermanamos el campo con la ciudad y fue hermoso. Nos vino un profesor de la universidad a decirnos lo que era la agroecología. Vinieron las mujeres a mostrarles sus prácticas de agricultura ancestral, porque al final la agroecología es eso, son nuestras prácticas ancestrales, que le pusieron un nombre en la universidad. Las prácticas que pueden frenar el cambio climático. Lo que no queremos es que se convierta en un negocio. Tenemos que cuidar porque el capital atrapa todo.
X: ¿Cuál dirías que ha sido el momento más duro de tu andadura en el activismo?
PANCHA: La última derrota con el proceso constitucional. Por supuesto que lo más duro fue el golpe militar. Los jóvenes de ayer trabajamos mucho para el gobierno popular y de repente viene el golpe militar. Algo tan violento y fuerte. Perdimos tantos compañeros, fue tan arrasador. Y empezamos a vivir un periodo de peligro de clandestinidad. De no saber qué pasaba con tu compañero, con tu madre… Mi compañero estuvo preso dos veces y yo hice manifestación con mis hijos chicos frente a la Moneda exigiendo su libertad. Me decían: por andar buscando al hombre andas sacrificando a tus hijos. Pero no era por buscar al hombre era para decir por qué estaban todos los dirigentes sindicales desaparecidos. Entonces fue dura la dictadura militar, pero luchamos fuertemente, había un país unido y teníamos una causa común: queríamos recuperar la democracia.
Pero hoy día, este segundo golpe que nos dan, en lo que habíamos trabajado con tanto ahínco, con tanta fuerza, la Convención. Muchos decían que era una Convención campesina porque habíamos logrado meter todo, y las mujeres ANAMURI fueron las que se movilizaron por todo el país, las que estábamos día y noche en la Convención fuimos nosotras. Estábamos convencidas de que la ganábamos. Nunca pensamos que la perdíamos.
Fue un gran golpe, una gran derrota. Los primeros días piensas que tenemos que aprender y ser capaces de mirar al enemigo que tenemos enfrente. Tenemos que hacer una fuerte campaña de formación política, porque tenemos un pueblo despolitizado, un pueblo prisionero hoy día del consumismo, del individualismo. Donde el narcotráfico ha hecho su caminar. Donde la droga entró fuertemente en nuestra juventud, el trago, incluso hasta la disidencia sexual, que se va convirtiendo en una válvula de escape que no se mira con seriedad. Tenemos a causa de todo esto un feminismo tan maravilloso con estas muchachas que desde la secundaria se plantean, pero tan despolitizado, tan fuera de la lucha de clases, que solamente vamos haciendo un juicio a las conductas machistas que son generadas por un sistema que necesita mantenernos divididos.
Entonces, nosotras luchamos por un feminismo campesino, popular, con identidad, pero desde nuestras raíces. El descubrirnos porque fuimos las primeras agricultoras sobre la tierra, el descubrirnos porque seguimos defendiendo con pasión y manteniendo con fuerza esta relación con la biodiversidad y con la naturaleza. Y el hombre está separado de esa función. Las mujeres hemos aportado y hemos contribuido con toda nuestra vida a las economías familiares de las familias campesinas, sosteniendo los hogares. Hoy en día, las mujeres han tomado conciencia de eso, pero también tenemos que intentar que ese despegar de las mujeres no se nos pierda. Porque continuamente nos ponen etiquetas, dicen ya no eres campesina eres emprendedora. Ya no hay trabajadores precarios, son trabajadores a part-day. Entonces nos van poniendo títulos. Son conceptos a los cuales no llegamos a abordar y aparecen muy elegantemente y, sin embargo, es lo que va destruyendo nuestra identidad y por eso nosotros luchamos hoy en día por recuperar nuestra identidad. Somos mujeres campesinas que queremos mantener y mejorar nuestra forma de vivir y producir, de forma colectiva, familiar.
X: Centrándonos en Anamuri, ¿qué vías de trabajo y lucha estáis llevando a cabo ahora?
PANCHA: Anamuri tiene dos cosas en su declaración de principios y son muy importantes. Una que luchamos por los derechos y por los intereses de las mujeres, que no siempre están relacionados con lo que tú quieres hacer y ser en la vida. Y, además, luchamos por la defensa de la biodiversidad, de la naturaleza, porque como decía, la relación de la mujer campesina con la naturaleza es diferente a la del hombre. Para nosotras es una forma de vida, de cultura, ahí está nuestro alimento, nuestras semillas, nuestras plantas, donde juego con mis hijos y con los animalitos. El hombre es el que sale a buscar el sustento, pero no se da cuenta de que una parte importante del sustento está en su hogar. Esto las mujeres hoy en día lo están asumiendo. No soy una mantenida, como nos decían. Nos siguen golpeando pero hay una certeza de que yo puedo, de que yo soy capaz. Esto es lo que Anamuri ha ido despertando.
La segunda cosa es que nosotras luchamos por el poder y, por lo tanto, tenemos que buscar ese poder y empoderar a nuestras compañeras para que sean concejalas, alcaldesas, diputadas. Porque, ¿desde donde se cambia el mundo? ¿desde dónde tienen que surgir las nuevas políticas? si no es de este poder que nosotras le otorgamos a quienes están sentados ahí arriba y le damos la tarea de que vayan a ordenar nuestras vidas. Nosotras somos las que elegimos, por eso ahora estamos diciendo por favor elegirnos para poder cambiar este mundo.
La tercera cosa, nosotras hemos dicho que somos autónomas, autónomas del estado. No vivimos de los recursos del Estado. Por lo tanto, el Estado no puede ponernos freno a las cosas. Somos autónomas también de los partidos políticos. No permitimos que ningún partido político dirija nuestra organización, pero no estamos en contra de los partidos.
Nosotras promovemos la participación de las mujeres en política. ¿En qué partido? Eso te lo dicta tu conciencia. Eso te lo dicta tu vocación, no Anamuri. Anamuri te abre el camino para que puedas hacerlo. Somos autónomas frente a la religión. Hoy en día te digo que vamos a hacer una campaña muy fuerte contra la religión, fundamentalmente contra los evangélicos, que son un instrumento de la derecha que están enquistados en nuestros campos, que están luchando contra todo lo que nosotros peleamos y que están convirtiendo en siniestro todo lo que nosotros hacemos. Satanizando todo lo que nosotras hacemos. Oye, que terrible luchar por el aborto, ¿no? ¿Qué terrible luchar por la diversidad sexual, ¿no? El libertinaje que estamos creando. Y fíjate tú como ellos han surgido así de la noche a la mañana. Inmensos templos. Inmensos equipos de comunicación, radio, canales de televisión… Tenemos que luchar contra eso.
X: Hablando de política y los gobiernos ¿Cómo crees que han afectado los sucesivos gobiernos de derechas en América Latina?
PANCHA: Primero hay un cuadro político bastante complejo en el mundo. Pero América Latina tiene su particularidad. Hubo un momento en la recomposición en el que todo Sudamérica estaba bajo golpe de estado y toda Centroamérica en lucha de guerrillas. Sin embargo, a raíz de los 500 años que se quería celebrar el descubrimiento de América, el encuentro de dos culturas. Y nosotros frente a eso nos rebelamos para decir que aquí no había nada que descubrir porque nosotros estábamos ahí. Que dos culturas significó exterminio, porque ahí no estaban los intereses del pueblo.
Y la segunda cosa que nuestro reto en esos 500 años era descubrirnos dentro de nuestra resistencia. ¿Cómo habíamos resistido 500 años hasta ahí? ¿Cómo habíamos llegado al punto en el que estábamos? Esa campaña en la que se celebraron 5 siglos de resistencia significó hacer una construcción política en América Latina y especialmente entre los campesinos y los pueblos indígenas particularmente. Desde ahí emerge la Vía Campesina, hasta concretarse en Mons (Bélgica) a finales del año 92. A raíz de eso nosotros construimos la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo en abril del 93. Fue un reencuentro y fue reubicar las alianzas.
Porque antes la alianza entre la clase obrera y la campesina era indestructible. Era la alianza histórica indestructible que había sido destruida. Entonces la alianza con los pueblos indígenas indicaba un nuevo camino que dio paso a la CLOC y a la Vía Campesina. Hubo miradas más amplias ya no solamente eran las organizaciones indígenas y campesinas, fuimos organizaciones del campo. Porque el campo se había diversificado. íbamos descubriendo el rol importante que teníamos en la producción de alimentos. Lanzamos la campaña por la soberanía alimentaria que, a mi gusto, fue una propuesta revolucionaria desde los campesinos porque esto lleva a una discusión profunda que estremece las constituciones de los países, las políticas de los países.
Ósea es muy grande. La hicimos grande en el momento en el que primero nosotros defendíamos nuestro derecho a producir, pero después involucró el derecho de los pueblos a una alimentación como corresponde, sana, nutritiva, vigorosa, con identidad cultural. Y eso involucró a todos los movimientos populares.
Por eso, hoy en día está en varias constituciones de los países incluso acá en la constitución del pueblo que fue rechazada, son políticas de estado. Pero también te digo, durante 17 años luchamos contra la Carta de los derechos de los campesinos y campesinas. En Naciones Unidas el concepto de campesina no aparecía, y nos borraron. La discusión de la carta estuvo encabezada por los compañeros de Asia, seguramente si hubiese estado encabezada por América Latina no habríamos permitido que se nos borrara.
Pero en Asia las culturas patriarcales son más fuertes que las que teníamos acá, culturalmente y religiosamente. Entonces hemos hecho un avance terrible. La Declaración Universal de los Derechos Campesinos, y de otros sectores de la agricultura, que parte diciendo en el primer punto quiénes son los campesinos, diciendo que son hombres y mujeres del campo. Entonces, inmediatamente, desde el primer momento ahí se pone nuestra identidad y de ahí para abajo partimos a la par.
Hoy en día necesitamos que esta Carta se convierta en un instrumento de lucha, sea vinculante, sea la base de la construcción de políticas de estado que vayan a resolver y a defender la agricultura campesina, porque somos un sector que estamos en extinción. Si no reacciona la ciudadanía, la agricultura campesina corre peligro. Solos no somos capaces de sostenernos. Pero la fuerza de la gente que se va dando cuenta de que de ahí depende una parte importante de su alimentación, que ahí hay una parte importante de las raíces culturales que dan la identidad de los pueblos y los que terminan dando identidad al país. Si no entienden que los nuevos sistemas de producción, que hoy día tiene el agronegocio, el capital, es el primer responsable del calentamiento global.
Por lo tanto ¿tenemos que volver a la cordura? Yo te digo, podemos desaparecer. Y como nosotros decimos en nuestra consigna que globalizamos la lucha y para globalizar la lucha tenemos que globalizar la esperanza. Somos ese camino de esperanza para los pueblos del mundo, y particularmente ese camino de esperanza las mujeres lo hemos abierto porque la soberanía alimentaria se ha hecho carne en nosotras. Nosotras decimos que cuando la vía campesina planteó la soberanía alimentaria, le devolvió y le puso corazón a la reforma agraria. Y, por tanto, una reforma agraria en nuestros países tendrá que contar con una fuerte participación de las mujeres. Cuando las mujeres estén ahí con todos sus derechos claros y establecidos frente a la tierra, la tierra no se va ni se pierde.
Soldepaz Pachakuti dice
Globalicemos la LUCHA, Globalicemos la Esperanza ¡!