6 de los integrantes de la 14 delegación asturiana en Colombia
son recibidos por mujeres wayúu en el aeropuerto de Riohacha, junto al Caribe y al desierto de la Guajira.
Los otros 4 están en Arauca, y en ambos territorios hay una visión común que llama la atención de la delegación: a cada tramo breve recipientes en la carretera que venden combustible muy barato. ¿procedencia?: Venezuela. Un inmenso trasiego de gasolinas que se benefician de la frontera leve y de los precios regalados del derivado del petroleo en la patria bolivariana que se socializa, por método de contrabando, en Colombia a granel.
La primera de las tres jornadas en la Guajira da para un recorrido amplio de carreteras: para comprobar y sentir las dimensiones del tren, enorme, largo, de dobles vías, para transportar carbón al puerto desde la mina a tajo abierto; inevitablemente tienen connotaciones, en el entorno contaminando, en las personas llevándose por delante vidas pues es imposible pararlo, en las viviendas, contribuyendo a su deterioro con la vibración constante: hasta 148 vagones contamos, de tamaño gigante, tirados por dos potentísimas loco-motoras;
para ver también las salinas, recuperadas parcialmente por los clanes wayúu, tras una privatización corrupta, y para acercarnos, aunque sea a 600 metros desde la ranchería Provincias, una de las comunidades indígenas afectadas por el despojo territorial de la empres privada extranjera…para acercarnos al Cerrejón, de dónde «sale» carbón, que recorre el tren minero, que llega al puerto con nuevas externalidades, y después embarca a larga distancia…para llegar al Musel.
Desde nuestro lugar de oteo curioso y desde donde hacemos fotos a las gigantescas escombreras,.. una pequeña estación del Cerrejón «mide» la contaminación. Y nos lo aclaran nuestras anfitrionas wayúu: no está adaptado para medir las partículas de tamaño contaminante de mayor afectación a la salud. Está entrampado desde su instalación, como una más de las muchas burlas de la empresa extranjera, que ha logrado.. miles y miles de hectáreas de concesión, en disputa a las comunidades, que no han podido disfrutar del Derecho a la Consulta previa libre e informada.
Además, nos dicen, de las casi 500 personas de la comunidad Provincias que sufre esta intromisión, apenas tres trabajan en la mina. El resto…son cuotas de los politiqueros…que pagan así su complicidad con la empresa y sus desastres…
Por cierto que… pocos lugares como la Guajira soportan tantísima publicidad politiquera, y raro es el carro, pared o edificio que no tiene millones de anuncios electorales, en su porcentaje hegemónico de la derecha y la extrema derecha. ¿pagada por quién esta propaganda sin mensajes, con utilización de simbologías indígenas, y con referencias a un «progreso» que se contradice con los derechos elementales de los pobladores originarios wayúu.