De Cajamarca, despensa agrícola de Colombia, a Icononzo, el balcón del Tolima.
Un campesino explicaba gráficamente a la delegación asturiana, portando una hermosa arracacha , las ventajas y virtudes de la comida sana y del ritmo rural compenetrado con la naturaleza, que acrecientan la resistencia y fortalecen las acciones colectivas de rechazo al destrozo territorial propugnado por las empresas mineras.
En Cajamarca el proyecto minero La Colosa. Que pone en jaque a tres reservas ecológicas, al cañón de Anaime, a dos páramos irrepetibles reservorios de aguas; aguas para beber y para sistemas de riego de varias regiones. Y la empresa: la Anglo Gold Ashanti, de matriz sudafricana.
Apelaron los activistas ambientales, muchos de ellos y ellas adscritos a Cosajuca, a la resistencia indígena en la zona al asentamiento de los españoles, solamente cien años atrás, y a haber sido lugar propicio a las guerrillas liberales de mediados del siglo pasado.
En paréntesis recuerdan que hace muy poquitos días se vieron pasar varios autobuses repletos de guerrilleras y guerrilleros, en espectacular recorrido hacia las zonas veredales donde se produciría la desmovilización como ejército armado para convertirse en movimiento político.
La empresa minera tiene concesionado mucho territorio, que destrozaría buena parte de las enormes ventajas de los ecosistemas de Cajamarca, “el primer productor de arracacha del mundo”, y reservorio de comida abundante.
Las organizaciones en audiencia con la delegación asturiana recuerdan la masacre de Potosí, en 2002, de la que el presidente de entonces Uribe dijo que había sido “un error militar”, y que otras interpretaciones apuntan a una venganza y respuesta del gobierno a una recuperación de tierras por parte de los campesinos.
De esa masacre queda pendiente que el ministro de defensa pida perdón a la comunidad, pues se trata de otro Crimen de Estado, siguiendo la alianza entre paramilitares y militares para la represión y control territorial.
La empresa minera tiene 22 convenios con el ejército. Y se beneficia del terror y la represión.
Eso de que existan unidades militares únicamente para proteger a una empresa extranjera, y que dicha empresa intervenga decisivamente en las opciones electorales, como la que se prepara en pocos días para la alcaldía, tras el fallecimiento del alcalde anterior, no parece compaginar con un estado derecho como presume ser el colombiano.
Las elecciones locales están por ello signadas en la confrontación con la Anglo Gold, y en la Consulta Popular que el consejo ya había aprobado realizar pero la alcaldía se niega a realizar a sabiendas de que la perdería en un 80-20% en contra de la minera.
En la memoria reciente y en la demanda de justicia están los asesinatos de tres activistas de Cosajuca, en la misma semana y en el mismo espacio. Pero la fiscalía trata de individualizar la investigación, que da por cerrada, en vez de establecer las lógicas relaciones: Pedro César, asesinado en septiembre de 2013 a pocos días del paro agrario, y en cuya memoria se ha logrado colocar una escultura en el parque de Cajamarca, el atentado con explosivos sufrido por una delegación que media los límites del páramo, en cuyo espacio es absolutamente prohibida la minería, con el resultado de heridos y un muerto, y poco después otro joven de Cosajuntas asesinado.
Al año siguiente otro joven activista de Cosajuntas aparece colgado de un árbol, en un episodio sin dilucidar que aparenta prolongar la persecución contra los defensores del medio ambiente en la comarca cajamarcuna.
Señalan también los activistas el que en paralelo el gobierno esté tratando de aprobar medidas legislativas de urgencia, aprovechándose de las que se producen al calor del proceso de paz, pero en este caso en aras de establecer reformas que minimicen la resistencia a la minería.
La Consulta Popular es la demanda y trabajo central de los pobladores, que sería vinculante de acuerdo a la legislación colombiana, y que tiene algunos antecedentes positivos, y precisamente el domingo 26 de febrero una experiencia similar en Cabrera, en este caso opinando popularmente sobre proyectos hidroeléctricos y mineros.
La gente de Cajamarca mantiene alguna comunicación con su homónima peruana, con las mismas preocupaciones por los efectos terribles de la minería y el extractivismo con empresas extranjeras, y el hijo de doña Máximas Acuña, resistente a la minera Yanacocha, y premio Goldman de medio ambiente, ha pasado por la Cajamarca colombiana.