El 11 de marzo la 14 delegación asturiana hizo parte del MOE, una instancia de observación electoral que tiene muchos años de funcionamiento y tiene por misión reforzar la democracia a instancias de movimientos ciudadanos no partidistas, y con presencia de internacionales. https://moe.org.co/
La misión astur se distribuyó en tres de los grupos de recorrido por la ciudad de Bogotá y contribuyó a reportar lo observado, sin ninguna capacidad de intervención.
En Teusaquillo, un barrio de clase media, la delegación del MOE (integrado por personas de Noruega, Francia, Estados Unidos, Canadá y Asturias) pudo verificar en la apertura de colegio a las 8, un alto hacinamiento en las mesas y urnas electorales, y ninguna privacidad para escoger el voto. La policía, presente en grandes cantidades en todos los colegios, impidió registrar imágenes (lo cual es norma electoral, pero que se quiebra con los periodistas y de forma flagrante y abusiva en la plaza Bolivar), y en presencia de muy escasos electores a esa hora se empezó a comprobar lo que sería el tema más repetido de la jornada: la consulta primaria de presidenciales, donde al escogerse los tarjetones los votantes se «marcan» y autoseñalan como de centro-izquierda o de extrema derecha según pidan el tarjetón naranja o el gris..
Una segunda ruta en pleno centro de Bogotá, plaza Bolívar, permite observar cómo todas las cámaras, todos los periodistas, todas las unidades móviles, se concentran acá, y ninguna otra veremos en el resto de Bogotá, con una actuación intrusiva sobre los electores, filmando incluso lo que votan, sin que ninguna autoridad proteja a los electores de los largos objetivos de las cámaras. Cámaras que sin embargo no se fijan en el alto número de policía, y de militares con armas largas en medio de las urnas, como si de un estado de sitio se tratara, incluso con un contingente de antimotines en el colegio electoral.
El en barrio Rafel Uribe, donde la delegación visita varios colegios, el clima cambia. En uno de ellos el MOE es impedido de entrar , en otro (Olaya Herrera) la policía pone dificultades, hay controversia, un capitán con 20 efectivos se dirige a la misión, y cambia ostensiblemente sus actitud hostil a otra de sumisión penosa en cuanto se le dice que hay estadounidenses,, en otro (Marruecos y Molinos) los policías intentan que la delegación se despoje de la camiseta blanca del MOE, (colegio Alejandro Obregón) y al negarse esa posibilidad, y hacerse constancia de ese desconocimiento del MOE por parte de la fuerza pública, se llega a una entente parcial para continuar la observación en parejas separadas..
En estas zonas de Rafael Uribe, una de las más pobladas de la ciudad, humilde y con numerosas insuficiencias, los líderes sociales indican un alto grado de corrupción de las autoridades locales y una ligazón con la compra de votos, que es visualizada a la salida y entrada del colegio por parte de la delegación.
Y a este tramo del colegio Marruecos y Molinos los integrantes de EEUU reciben orden de su embajada de no subir…(¿EEUU avala las elecciones colombianas pero considera peligroso que sus observadoras que van «protegidas» en una delegación MOE vayan a un barrio humilde?) y el resto continua su periplo para observar allí el cierre de urnas e inicio del recuento.
En el recuento ante las dudas de los jurados de las mesas los orientadores ponen el acento en minusvalorar los datos de la consulta primaria (redondeando votos cuando no coinciden, lo cual es frecuente, poniendo prioridad en los votos a diputados, y orientando la «quema» de votos, cuando el recuento y los votos físicos no coinciden. Se observa también una fragilidad entre la entrega de actas en la mesa y su traslado a un centro en cada colegio desde donde transmiten los datos, ya que hay muy pocos observadores de los partidos( testigos), y este paso decisivo se hace sin ese control.
Si estas anomalías se han observado en la capital… se puede dar idea lo que puede ocurrir en las regiones. Y si el MOE es cuestionado en la ciudad qué no ocurrirá en las zonas más apartadas del país, para corroborar que las elecciones son limpias, y no han sido, antes y después, favorecidas por una hábil y reiterada corrupción y compra de votos, como la que cuestionamos en la puerta del colegio Marruecos y Molinos en Rafel Uribe, Bogotá.