Santander 23-j
HANDALA en Santander. For the children of Gaza.
Tras la Manifestación del sábado en Oviedo, un contingente solidario astur se desplazó este domingo hasta el puerto de Santander para compartir con la tripulación del Handala-Rumbo a Gaza.
Handala es un personaje de comic, que representa a un niño palestino descalzo, con unos pocos pelos en punta, su ropa está hecha jirones y da la espalda a quien lo mire. Handala es un niño refugiado palestino de diez años, la edad que tenía su creador Naji Al-Ali cuando él también se convirtió de la noche a la mañana en uno de los 750.000 refugiados de Palestina aquel año trágico de 1948, el año de la Nakba.
Y le han puesto el nombre de Handala al barco que ha llegado de tierras nórdicas hasta Santander, porque representa a los más de 16Mil niñas y niños exterminados por el sionismo.
Y también incómoda presencia, denuncia de la inacción, en el mejor de los casos, de la complicidad de la comunidad internacional en estos 76 años de Nakba palestina.
La Flotilla de la Libertad de este año comenzó el 1 de mayo en Oslo y recorre diferentes puertos europeos del Atlántico y Mediterráneo en un viaje de tres meses y medio, miles y miles de millas náuticas.
El 25, día de Santiago, parte a su siguiente escala en A Coruña.
La Plataforma cántabra de solidaridad con Palestina ha preparado para mañana lunes encuentros institucionales de los integrantes de la Flotilla con varias corporaciones municipales, y con el parlamento y la Delegada de gobierno.
Pero hoy.. ha sido tiempo de mojarse.
De empaparse de la lluvia cántabra durante el recorrido, y de mojarse también en la Solidaridad a cuerpo entre los colectivos de Cantabria y los que llegaron desde Asturias, acompañados de la música de la Ventolín.
Desde el “Libre Palestina”, de estreno en Santander, al Derecho de Vivir en Paz, de Víctor Jara, pasando por el canto a la Libertad de Labordeta.
Y se ha abrazado y animado a la tripulación del Handala,
compuesta de diversas nacionalidades y procedencias, se ha compartido comida comunitaria en la plaza porticada, y se ha cantado para arropar con fuerza la singladura del Handala.
También se ha multiplicado energía solidaria con las palabras leídas por Loli, y escritas por SanMiguel:
“Pasajeros, tripulantes de Rumbo a Gaza, compañeras-os:
Venís desde muy lejos..
Mas esta lejanía
¿qué es para vuestra sangre
Que canta sin fronteras?
Con estos versos de bienvenida saludaba el poeta Rafael Alberti a los voluntarios de las Brigadas Internacionales que vinieron a España a luchar por la libertad, contra el fascismo. Entre esos brigadistas también había palestinos.
Hoy al igual que aquellos voluntarios de la libertad pisáis nuestros puertos y surcáis nuestros mares clamando Libertad para Palestina, Libertad para Gaza, Fin del genocidio. Navegáis con el mismo anhelo que aquellos brigadistas: acabar con la infamia. Habéis puesto la mirada más allá de los horizontes cortos y mezquinos.
Y habéis visto el dolor más allá de vuestras fronteras y hasta allá os lleva el compromiso solidario.
No sois esos “pasajeros entre palabras fugaces” de los que habla Darwis, el poeta palestino; no habéis pasado indiferentes ante el dolor humano.
Vuestra mirada se ha fijado en esas niñas y niños a quienes han robado la sonrisa, en los que ya no podrán jugar al fútbol en la playa, en los que vagan solos por Gaza, porque los han dejado huérfanos; en esa madre con un niño en brazos a quien no podrá darle el pecho porque se lo han matado. Y os indigna la mueca soez de esos francotiradores que celebran la muerte del palestino con una carcajada; y ese triste final de tantos otros que ya no verán reverdecer los campos ni madurar los trigos.
Habéis levantado la voz contra la ocupación de Palestina, contra el genocidio, contra la complicidad de algunos estados, contra tanto silencio ante la barbarie.
Queréis despertar las conciencias de que no se puede seguir tolerando este exterminio, tantos asesinatos, matar de hambre y de enfermedades, ni se puede destruir la esperanza de un pueblo que quiere vivir en paz y en libertad.
Y decís que si de algo tiene que avergonzarse el mundo es de tolerar y ser indiferentes ante lo que ocurre en Palestina, de lo que pasa en Gaza. ¿A qué esperan los gobiernos para acabar con este situación?. Por eso os embarcáis Rumbo a Gaza en la Flotilla de la Libertad.
Os acogemos desde una tierra que durante décadas estuvo herida por el zarpazo del fascismo, que supo de ejecuciones, torturas, bombardeos masivos, que vivió el exilio, que se significó en la lucha contra el nazismo en los frentes de batalla y también en las guerrillas, para después ser olvidados por la “Europa de las libertades”.
Por eso entendemos muy bien a Gaza. Y durante los años de plomo y hierro desde las gargantas de sus minas, de sus fábricas, siempre brotaron gritos pidiendo libertad.
Quizás por todo eso somos tierras de acogida, por eso os recibimos como hermanos, como hermanas.
En este momento no podemos menos que hacer mención a algunas de las personas judías que anhelan la libertad del pueblo palestino, porque luchan por sus derechos. Os enviamos el saludo de algunas que no han podido acudir, pero que han participado en otros Barcos-Rumbo a Gaza. En sus corazones está el dolor de tantos muertos por la ocupación colonial.
En el dolor de Gaza escuchan el lamento de gente exterminada en las cámaras de gas. Este gesto de solidaridad es algo que los honra y engrandece porque han sabido anteponer los derechos humanos a los de un estado que ensucia su memoria y que en modo alguno los representa.
Sabemos que la vida en Gaza es muy difícil, casi imposible y que algunos gazatíes, perdida la esperanza, se enfrentan a la muerte casi sin armas, con el grito de la desesperación, conscientes de que es preferible morir a vivir donde reina el oprobio y la miseria.
Desde aquí, si llegáis a entrar en Gaza, decidle al pueblo palestino que no desfallezca, que se puede tener razón y perder una batalla, cien batallas, pero no la guerra. Y que no están solos; que sepan que miles de corazones golpean los barrotes de esa cárcel a cielo abierto que es Gaza.
Llevadles el cariño de gente que los quiere, que ríe cuando son felices, que llora cuando sufren; que no desfallezcan. Y ante todo que perseveren en la lucha, porque con su actitud de resistencia están dando un ejemplo al mundo de lo que es la dignidad.
Estamos seguras y seguros que siguiendo su estela acabaremos rompiendo la barrera de la indiferencia y el muro de la ignominia.
Navegáis sin miedo a la ventura, a sabiendas de que vuestro barco cargado de esperanza va a navegar por mares procelosos infectados de tiburones con cuerpo de acero y corazón de hielo;
que os tienen en el punto de mira. Os animamos a seguir,
convencidos de que en esa singladura os irá soplando el viento del norte, el viento de la solidaridad de muchísima gente. Y esperamos que vuestro bello intento culmine como ese deseo que plasmó Labordeta en la bella canción:
“Habrá un día en que todos al levantar la vista veremos una Palestina donde ponga Libertad”.
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