Durante los años 2003 y 2004 algunas organizaciones sociales asturianas (entre ellas la Coordinadora Asturiana de ONGDs) llevaron a cabo campañas de divulgación sobre derechos de los Pueblos Indígenas, que con el lema “Derecho a Existir” pretendía informar a la población asturiana, y al tiempo solidarizarse con las aspiraciones de las organizaciones indígenas, que trataban, al calor del Decenio de Naciones Unidas, conseguir avances en una Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas, en cuya redacción y aprobación la ONU se había comprometido.
El 9 de agosto de 2003, desde la Conseyería de Xusticia y la Axencia de Cooperación se acompañó con la firma los objetivos de la citada campaña.
Concluyó el Decenio, y no fue posible la aprobación de la Declaración, por lo que la ONU decretó otro Decenio, otros diez años de trabajo especial para conseguir avanzar en la Declaración.
Este año 2006, en junio, esta propuesta ha sido aprobada en el Consejo de DDHH de la ONU, y se pretende que la Asamblea General pueda ratificarlo este mismo año…si no se siguen dando decisiones en contrario, zancadillas, entorpecimientos, por parte de algunos gobiernos muy beligerantes con los Derechos de los Pueblos Indios.
Este 9 de agosto de 2006 volvemos a acompañar a los Pueblos Indígenas, y a compartir con ellos sus justos reclamos, en los términos recogidos en el proyecto de Declaración.
La declaración, establece entre otras cosas que los Pueblos Indígenas tienen, como colectividades y como individuos, todos los derechos humanos y libertades fundamentales reconocidos por la ONU, obligando coherentemente a los estados a adoptar las medidas apropiadas, incluso legislativas, para hacerlos vigentes en la práctica, siempre en consulta y cooperación con ellos.
Reconoce, además, el derecho de estos pueblos a su autodeterminación y a preservar y fortalecer sus diferentes instituciones políticas, legales, económicas, sociales y culturales, al tiempo que mantienen sus derechos a participar de manera plena, si así lo deciden, de la vida económica, social y cultural de los países donde viven. Los Pueblos Indígenas no serán desplazados de sus tierras y territorios por la fuerza, se prescribe en uno de los artículos. No se procederá a ningún traslado sin su consentimiento libre, previo e informado, ni sin su acuerdo previo sobre una indemnización justa y equitativa y, siempre que sea posible, la opción de su regreso.
«Los Pueblos Indígenas -se determina en otro de los artículos- tienen derecho a participar en la adopción de decisiones en las cuestiones que afecten a sus derechos, vidas y destinos, por conducto de representantes elegidos por ellos, de conformidad con sus propios procedimientos, así como a mantener y desarrollar sus propias instituciones de adopción de decisiones». Los Pueblos Indígenas tienen además derecho a las tierras, territorios y recursos que poseen, en razón de la propiedad u otra forma tradicional de ocupación o utilización, así como a la que hayan adquirido de otra forma, se ordena en otro de los artículos. «Los estados asegurarán el reconocimiento y protección jurídica de esas tierras, territorios y recursos.
Dicho reconocimiento respetará debidamente las costumbres, las tradiciones y los sistemas de tenencia de la tierra».
Al acompañar este Día Mundial de los Pueblos Indígenas, queremos recordar también los avances habidos en la cooperación asturiana en este campo, donde se han ido produciendo ,en nuestras normas, avances en las prioridades de proyectos que tengan que ver con el mundo indígena, su cultura, sus territorios, su cosmovisión. Y al mismo tiempo anunciamos nuestro compromiso en desarrollar nuevos aspectos, como los enumerados del proyecto de Declaración Universal de los Derechos de los Pueblos Indígenas.
Si en algo hay estimación y reconocimiento unánime, es en que los Pueblos Indígenas, en general, han sabido milenariamente relacionarse con la naturaleza, con el medio, de forma armoniosa y respetuosa. Hasta el punto de tener como referencia, como expresión de ese respeto, a manera de dioses o seres superiores con los que conversar, a los ríos, las montañas, la selva, el sol o la luna, la Pachamama o Madre Tierra.
También en que, para defender a la Madre Tierra de la depredación impuesta por otros valores occidentales menos respetuosos, han conseguido desarrollar resistencias y rebeldías, que han logrado hacer pervivir Culturas y propuestas de Vida hasta el presente, y que forman parte decidida de un futuro diferente para la humanidad.
Nos hacemos eco, finalmente, de la urgencia mostrada por el Relator Especial de la ONU para Asuntos Indígenas, al llamar a los gobiernos a movilizar la ayuda internacional para la elaboración de un programa de emergencia de atención a comunidades indígenas en peligro de extinción, sobre todo en la región de la Amazonía,
y en particular un programa de solidaridad específico para con los Pueblos Indígenas en peligro de extinción, o cercados militarmente en Colombia, sufriendo bombardeos, fumigaciones con defoliantes, confinamiento y violaciones, según lo enunciado en la visita a Asturias del Presidente de la ONIC Luis Evelís Andrade Casama.
Las organizaciones indígenas de Colombia han denunciado al gobierno colombiano por el etnocidio que tiene al borde de la desaparición a pueblos indígenas como el Kankuamo de las Sierra Nevada de Santa Marta, los Nukak Makú de las selvas amazónicas, los Embera, los Barí y los U`was y otros pueblos pacíficos a los que se les ataca para despojarlos de los territorios ancestrales donde se proyectan monocultivos de palma de aceite, explotaciones petroleras y otros proyectos del capital internacional.
Sus culturas milenarias están en peligro de desaparecer, por eso han lanzado un SOS y un llamado a la solidaridad internacional para exigir que se detengan los planes de guerra y saqueo que amenazan con extinguir sus culturas y la biodiversidad de las selvas.
soldepaz.pachakuti
colectivo de refugiados colombianos en Asturies Luciano Romero
Picu Rabicu