12 octubre Rebelde.
“Un día como hoy, pero de 1492. Los Nativos de nuestro continente descubrieron:
Que eran indios;
Que vivían en América;
Que estaban desnudos;
Que debían obediencia a un rey y una reina de otro mundo;
Que había un dios y un cielo”
Eduardo Galeano
El 12 de octubre ha pasado de ser el tradicional Día de la Raza para convertirse en una jornada de lucha y reivindicación de los pueblos originarios.
En esta fecha se realizan diversas manifestaciones en toda América Latina para conmemorar el Día de la Resistencia Indígena, para reconocer la constancia, la lucha por su dignidad, la diversidad cultural y humana de los pueblos originarios del continente.
Marichuy: “En España a ese día lo llaman el descubrimiento de América, en México lo llamamos el desangramiento de América, porque fue cuando llegaron y hubo masacres, hubo asesinatos, hubo manera de imponer algo desde fuera. Ellos llevaban, o al menos nosotros así lo vemos, una cruz en una mano y en la otra una espada y si no te convencían, te obligaban. Pero no es algo que haya acabado, lo que comenzó el 12 de octubre se sigue reproduciendo con la imposición de los megaproyectos, porque también es una forma de colonizarnos, porque son proyectos que traen muerte.”
Erika Ñanco: del 12-O se pasó de una celebración a una conmemoración “del encuentro trágico que supuso para los pueblos indígenas, a los que despojaron de sus tierras, esclavizaron y asesinaron”. “No se trata de ahondar en lo que pasó hace 500 años, sino de reflexionar sobre por qué aquel sistema se sigue perpetuando y se sigue reproduciendo”.
El Día de la Resistencia Indígena nace por la desidia de aquellos que nos contaron la historia desde el punto de vista del poder, ésto se explica en la época colonial donde los descendientes de los españoles se dedicaron a realizar escritos que sólo contarán la historia de los victoriosos, olvidando así la sangre derramada por negros, indígenas, pardos y zambos, los cuales huían de la esclavitud en sus pretensiones de libertad, siendo asesinados y masacrados, pues sólo eran considerados propiedad. Esta creencia de los victoriosos se mantuvo por más de 500 años, hasta hace poco.
La Resistencia indígena.. no se circunscribe al Abya Yala. Carlos Martín Beristain, que acaba de volver a presentar en Xixón aspectos de la Comisión de la Verdad colombiana, relata en su libro “la maleta colombiana, dos”, una valoración del pueblo sami, cuando fue allí a presentar el Informe de la CV.
“La comisión de la confianza. Leila es sami. Los samis son indígenas del norte del mundo, ancestros divididos ahora en cuatro países, Suecia, Noruega, Finlandia y Rusia. En la sede del parlamento sueco toma la palabra:
–He dado mi saludo en sami, porque estas paredes no conocen mi idioma. Les hablé de mi familia, de tres generaciones. Así nos saludamos en mi cultura.
Leila viste con colores vistosos y un gran collar plateado en su pecho que no puede quitarse en los controles de seguridad, porque está pegado a su identidad. Aunque se quedase todo un año en la calle de la Reina, Drottninggatan, de un lado a otro paseando, no daría abasto a explicar su identidad a cada quien que se acercase a preguntarle por su vestido a una rubia de ojos azules. Como abogada de derechos humanos le ha tocado andar de aquí para allá hablando de su pueblo y defendiendo a otros en Naciones Unidas.
Actualmente hay una comisión de la verdad de los samis, que examina las políticas contra ellos, las escuelas para civilizarlos y convencerlos de que eran iguales a base de negarlos, o los problemas actuales como la convivencia en sus territorios con otras poblaciones o las explotaciones mineras. También hay otra comisión para los Tornedalingar, otros indígenas suecos de los que no sabemos nada. Su discurso no solo tiene una narrativa, sino un mensaje que hay que entender. Se cuenta para que haya un reconocimiento, porque la historia ha destruido una buena parte de la capacidad de los samis y de otros pueblos para ser ellos mismos.
Cuando se abordan las cuestiones indígenas, en lugar de ir a la autoidentificación se cataloga a las comunidades y personas por si responden o no al canon antiguo. Como si las etnias indígenas no fueran parte de su propio mundo y evolución. Aquí también la sociedad y las leyes dicen quién es sami o no, en función de si tienen un modo tradicional de vida ligado al pastoreo de los renos o si viven en ciudades o están en la costa y se dedican a la pesca.
En este parlamento sueco hablamos de la Comisión de la Verdad de Colombia. Ella ha leído las pocas cosas que estén en inglés, y se identifica con lo que se cuenta de las comunidades indígenas al otro lado del Atlántico. Asombra ver que cuando toda la tierra era un gran continente pegadito, Pangea, mucho antes de que el bicho humano cruzara el estrecho de Bering para poblar ese enorme pedazo del mundo desgarrado, las formas de relación con la tierra y la discriminación se hayan dado en todos los lados de la orilla. Eso que llamamos colonialismo.
A mediados del siglo XX, junto con el muro de Berlín, ese paso ancestral fue una frontera de la guerra fría entre EE. UU. y la URSS. Un lugar que hermanó continentes convertido también en un observatorio del enemigo.
Leila sabe que cuando hablamos de exilio, también lo hay en el propio territorio cuando se pierden sus derechos.
– No sé por qué las llamamos comisiones de la verdad, si en realidad son comisiones de la confianza.
La confianza es el primer pegamento de la vida, y el respeto a la diferencia es para los samis el primer paso de lo que llamamos reparación. Creo que no se trata solo de los indígenas del Polo Norte. Si lo pensamos de vuelta, es la confianza lo que ha roto la exclusión social y la guerra en Colombia, lo que la Comisión y ahora la política tienen que ayudar a reparar. La verdad que trae de la mano el respeto.”
los días 11 y 12 se celebra la XVI edición del festival de Cine Indígena, en Barcelona y en virtual, con la mirada puesta en la Emergencia climática. https://indifest.org/es/
Mi abuelo negro – Jenny de la Torre Córdoba.
Mi abuelo nació cimarrón,
en un lugar dulce,
con nombre de flor.
Creció acunado por un río caudaloso,
arropado con un manto tejido
en selva virgen.
El sol de este pueblito tostaba distinto.
A los negros color marfil.
A los blancos color de duda.
Curaba mal de ojo,
caminaba sobre el agua.
Era cómplice de la lluvia,
detenía las tempestades.
Enderezaba cojos,
amansaba serpientes,
ayudaba a todos.
Su embrión era puro.
Creía en un mundo nuevo.
Mi abuelo nunca murió
-entre alabaos y gualis-
se fundió con el río Atrato.
Perú: La Coordinadora Nacional Unitaria de Lucha convoca jornada de Movilización este 12 de octubre.
Deja una respuesta