Día internacional de los Pueblos Indígenas.
Una fecha para reforzar los Derechos de los Pueblos originarios del mundo.
Actividades en Langreo, Oviedo y Xixón.
Pareciera (dada la escasa referencia informativa sobre los pueblos indígenas) que este año transcurrido no ha tenido mucho recorrido en materia de Derechos cumplimentados para los pueblos indígenas, pero ha habido hechos concluyentes en algunos de sus territorios, que nos siguen interpelando en cuanto al cuidado de la Mama Tierra del que son los primeros en esmerarse.
Reciente está todavía la intensa movilización en Ecuador, auspiciada por el movimiento indígena, que ha tenido frutos concretos en el acuerdo logrado con el gobierno de Lasso, pendientes de ratificar también en cuanto a protección de territorios frente al extractivismo galopante.
Más recientes aún han sido tanto la ratificación del Acuerdo de Escazú (protección concreta de líderes ambientales) por parte de las primeras medidas tomadas por el nuevo Congreso de Colombia (mientras que el de Perú lo rechazaba), como la petición de disculpas o perdón por parte del papa católico a las naciones indígenas de Canadá por las acciones llevadas a cabo en el pasado de asimilación forzada.
Acá en Asturias (y en muchas zonas de Europa) tuvimos en noviembre la especial visita de dos grupos de escucha y palabra de las comunidades indígenas de Chiapas, que mantuvieron audiencias discretas con decenas de colectivos sociales.
En breve, el 4 de septiembre, un plebiscito determinará si se aprueba o no la nueva Constitución chilena, elaborada con participación de los pueblos indígenas, y por lo mismo con los Derechos de estos pueblos reconocidos en la propuesta.
En Cumbre celebrada en Madrid del FILAC, este julio, el propio Relator especial de la ONU para los pueblos indígenas se hacía la pregunta ¿verdaderamente tienen hoy los pueblos indígenas motivos para celebrar el 9 de agosto?. Y ha puesto la alerta sobre que los pueblos siguen viviendo una situación deplorable, con índices alarmantes de pobreza, marginación, exclusión y represión sistemática por promover y defender sus derechos y la gobernanza sobre sus territorios ancestrales para protegerlos de la extracción indiscriminada de recursos. Aquí es necesario recordar que el mundo debe a los pueblos indígenas la conservación y mantenimiento del 80% de la biodiversidad del planeta.
Que muchas comunidades están sufriendo el despojo constante de sus tierras, territorios y recursos naturales a través de las áreas protegidas, la criminalización de dirigentes y la violencia contra sus mujeres e incluso la sustracción y apropiación indebida de diseño artístico y o el robo de los conocimientos científicos indígenas sin la consulta para el consentimiento, previo, libre e informado.
Insiste el Relator en que (para reconectarse con la Madre Tierra tras los efectos de la pandemia) todavía estamos a tiempo de devolver a los pueblos indígenas el lugar que les corresponde en la historia y al mismo tiempo es momento de que los propios pueblos indígenas sigan fortaleciendo sus exigencias, sus luchas y sus reivindicaciones para lograr el pleno cumplimiento de los derechos reconocidos en la Declaración.
Y se ha insistido en que los instrumentos Internacionales como el Pacto de Derechos Civiles y Políticos, el Convenio 169 de la OIT, la Declaración de los Derechos de los Pueblos Indígenas, aprobado por la Asamblea General de la ONU en el 2007 constituyen los estándares internacionales en materia de derechos internacionales de los pueblos indígenas que deben trasladarse a las políticas públicas, planes de desarrollo y recursos de los países para que puedan ejercerse plenamente.
En este sentido, resulta urgente revisar las políticas asistencialistas para evolucionar a políticas culturalmente pertinentes en las que los pueblos indígenas sean actores políticos de su propio desarrollo y el de sus países como sujetos colectivos de derechos con fundamento en sus propios planes integrales de vida.
Allí (en la asamblea de FILAC en Madrid) se han señalado desafíos de índole cultural, que requieren un cambio de mentalidad sobre quienes tienen responsabilidades sociales, políticas y económicas. Que urge un cambio de trato hacia los pueblos indígenas, que no son unos “pobrecitos receptores de ayudas”, sino pueblos poseedores de ciencia y tecnología milenaria, con visiones diferentes sobre la vida y el desarrollo, con un inmenso potencial para contribuir a los grandes problemas de toda la humanidad y por tanto, es necesario abrir oportunidades reales y efectivas para su participación.
Si eso ocurría en Madrid, en cambio en Asturias la ponencia técnica de pueblos indígenas derivada del consejo asturiano de cooperación ha estado paralizada desde el 13 de septiembre pasado, sin desarrollar las tareas y propuestas encomendadas.
Entre ellas la actualización de la estrategia asturiana de cooperación con los pueblos indígenas, aprobada hace 12 años, de la que se deriva la creación de un observatorio asturiano de los derechos de los pueblos indígenas, que sigue pendiente de cumplimentación. Hace un año por estas fechas el parlamento asturiano recordaba esas tareas a través de una PNL.
Si recordamos que estamos en el decenio de las lenguas indígenas y que Latinoamérica tiene unas 550, el 33% de ellas están en peligro de desaparecer.
Según datos de la UNESCO, un 43% de las 6.000 lenguas que se hablan en el mundo están en peligro, más de 200 se han extinguido en el curso de las tres últimas generaciones y 538 están actualmente en situación crítica.
Para intentar revitalizarlas, nacía en febrero de este año el Instituto Iberoamericano de Lenguas Indígenas (IIALI) con diez países integrantes.
Desde la Amazonía, la COICA llama a reforzar la campaña #80×25 , que comienza precisamente el 9 de agosto, como una cuenta regresiva para conseguir en 2025 la protección del 80% del territorio amazónico. Conmemorando los 530 años de lucha y resistencia indígena, para proteger la Amazonía y el planeta.
Por su parte la ONU este 9 de agosto en Nueva York ha preparado la conferencia: “El papel de las mujeres indígenas en la preservación y transmisión del conocimiento tradicional”.
Las mujeres indígenas son los pilares de los pueblos indígenas y juegan un papel crucial en la preservación y transmisión de los conocimientos tradicionales. Tienen un rol colectivo y comunitario integral como guardianas de los recursos naturales y del conocimiento científico. Muchas mujeres indígenas también están tomando la iniciativa en la defensa de las tierras y territorios y abogando por los derechos colectivos de los pueblos indígenas en todo el mundo.
Una parte de ello pudo constatarlo la 18 delegación asturiana que visitaba en marzo territorios indígenas del pueblo barí (frontera colombo-venezolana) y del pueblo embera dovida (frontera colombo-panameña), y constataba en su Informe de verificación los peligros y los desafíos que enfrentan ambos pueblos.
El 9 de agosto, si hacemos caso a la ONU, tiene sentido si los gobiernos y las entidades sociales refuerzan diálogos, acciones y pedagogías para defender, difundir y hacer cumplir los Derechos de los pueblos y nacionalidades, aprobados ya hace casi 15 años por todos los países.
Un cuento triste bien cabe en tres palabras:
“Vivir en Honduras”.
Una bala sobrevuela su trama,
una mordaza de angustia nos impide repetirla.
La acuarela de un río sangriento nos pinta la sed,
nos aparta de su nudo de peces,
polifonía en un pentagrama lenca.
Solo el silencio puede escondernos de la muerte.
Camuflados
entre los huesos de tantas sonatas a la vida,
nos amparamos,
como entre dientes un padre nuestro de la miseria.
Algo tiene que romperse
con este silencio de pájaros
que tenemos en el alma por vos, Berta,
aunque sea la historia.
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Venus Ixchel Mejía Honduras
Guacolda-mujer :
En sus brazos la montaña cobija guerrilleras naturales
brotes de lunas justicieras de su pueblo.
Erguidas sobre brioso caballo
Guacolda embiste contra el ejército invasor. ..
Rayen Kvyeh