Los sucesos de Bagua en la gran pantalla.
Servindi, mayo 2016
Para el escritor Leoncio Robles el documental When two worlds collide (Cuando dos mundos colisionan) que obtuvo el 1º Premio al Mejor Largometraje en el Festival Documenta Madrid 2016 es un excelente y bello film que tiene la virtud de atrapar al espectador “como un buen filme de ficción”.
La producción peruano-británica fue realizada por Heidi Brandenburg y Mathew Orzel y aborda los trágicos sucesos de Bagua, en la amazonía norte del Perú y en mérito a su calidad había sido galardonada también este año en el Sundance Film Festival, en el que obtuvo el Premio Especial del Jurado a la Mejor Ópera Prima.
Atento a la problemática de los pueblos amazónicos, Leoncio Robles,quién reside en Madrid, España, ha tenido el privilegio de espectar el largometraje de 100 minutos de duración y que recién se estrenará en el mes de septiembre en Lima. Sin embargo, nos proporciona un detallado comentario y análisis del film que compartimos a continuación:
Los sucesos de Bagua en la gran pantalla
Por Leoncio Robles*
Están desplegados en medio de la carretera, frente a frente, encarados a escasos metros unos de otros. Nativos amazónicos awajún y wampis, rostros pintados para la guerra, muchos vistiendo camisetas raídas que delatan su pobreza, las miradas de insoportable tensión, armados con lanzas y clamando como una sola voz: “¡Hermano policía, la lucha no es contigo!”. Es al gobierno a quien señalan como único responsable, los gritos expresan determinación y fuerza, quizá como jamás la tuvieron en su larga historia plagada de abusos y explotación. Y enfrente los policías también están tensos, nerviosos, sosteniendo metralletas, con uniforme de combate, protegidos con cascos, tratando de contemporizar a través de la voz del comandante jefe del operativo de desalojo: “¡Señores, solo queremos que se retiren y despejen la carretera!”. La lentitud de los minutos empieza a pesar a nativos y policías, el tiempo se está comprimiendo. De pronto, se rompe la insoportable tensión y estalla la vertiginosa espiral de violencia, el denso humo azul de las bombas lacrimógenas flota en la atmósfera, cubre a nativos y policías, y entonces irrumpe el estallido de las armas de fuego, disparos secos, pac pac pac… disparos que suenan lejanos. Pero son disparos a muy corta distancia. El caos y el terror se expanden. Gritos desgarrados de hombres y mujeres tratando de escapar arrastrando a los heridos. Sangre en la hierba, sangre en la polvorienta tierra rojiza… El escenario es la Curva del Diablo. Un lugar de la selva amazónica, próximo a Bagua, convertido en un sangriento campo de batalla. Las estremecedoras imágenes se quedan en la retina y son difíciles de olvidar. Aquel choque de extrema violencia, conocido hoy como el “Baguazo”, ocurrió el 5 de junio del año 2009. Dejó 33 muertos entre policías y nativos, y más de un centenar de heridos. Una matanza inconcebible en una democracia. La culminación de una forma de hacer política que practicó el gobierno aprista de Alan García.
La descripción de esta larga secuencia pertenece al documental When two worlds collide (Cuando dos mundos colisionan), de los realizadores Heidi Brandenburg y Mathew Orzel. El documental se alzó con el 1º Premio al Mejor Largometraje en el Festival Documenta Madrid 2016. Una producción peruano-británica que también había sido galardonada este año en el Sundance Film Festival, Premio Especial del Jurado a la Mejor Ópera Prima. Es un largometraje de 100 minutos de duración y producida por Yachaywasi Films.
Heidi Brandenburg y Mathew Orzel.
¿Qué dio lugar al choque? Eso es lo que relata este excelente filme. Mediante una estructura secuencial va introduciendo a las partes enfrentadas dentro del contexto político del momento, en las acciones que desembocarían en los sucesos trágicos del Baguazo. Una de las virtudes principales del documental es el tratamiento que hace de un conflicto de raíz política, que se pensaría áspero y aburrido, en el que sin embargo sucede todo lo contrario, atrapa al espectador como un buen filme de ficción. Lo logra mediante un hábil contrapunto de las posiciones dialécticas de las partes enfrentadas y un ejercicio de delicado equilibrio, datando el conflicto día a día durante los largos 54 días que duró el conflicto, de abril a junio de 2009, evitando así extraviar al espectador con tantos cambios de enfoque.
When two worlds collide contiene imágenes de gran belleza, sobre todo cuando la cámara se traslada al escenario de la selva y alcanza niveles de lirismo. Para quien haya surcado los ríos selváticos y conocido comunidades indígenas, constituye un grato reencuentro con la Amazonía. La banda sonora, además de una eficaz música al servicio de la narrativa visual, incorpora sonidos de la naturaleza, silbidos de pájaros ubicuos, chirridos de insectos, el sonido del agua removida por los remos, el golpeteo de las gotas de lluvia impactando en las hojas de las plantas al pie de los árboles del bosque húmedo. Estas secuencias por sí mismas hacen que el espectador se identifique con el tema que se está narrando, que en última instancia es la naturaleza en peligro, maltratada sin piedad por la contaminación petrolera, la minería aurífera y la deforestación, legal e ilegal. Y por supuesto, están presentes las gentes que la habitan desde hace siglos y que han sabido preservarla intacta.
El contexto político son los días en que el gobierno del presidente García firma el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos. Más de un centenar de comunidades indígenas awajún y wampis, conscientes de que el tratado les afecta directamente, intentan abrir diálogo con el gobierno a través de AIDESEP (Asociación Interétnica de Desarrollo de la Selva Peruana), la organización que los representa ante instituciones estatales. Elevan su queja como reacción contra el conjunto de decisiones contenidas en un paquete de decretos legislativos no consultados con ellos, como prescribe el Convenio 169 de la OIT, del que es firmante el Estado peruano. En el discurso oficial las medidas son presentadas como implementación del Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos, pero que en realidad lo que se pretende es facilitar la venta de territorios indígenas a cualquier inversionista.
Contrariamente, en lugar de diálogo con la organización amazónica, el presidente García lo que hace es invitar entusiastamente, ofreciéndoles garantías y seguridad jurídica a empresas norteamericanas para que vengan a invertir en la explotación de los recursos de la Amazonía peruana. Esto está mostrado en When two worlds collide con imágenes irrefutables.
La cadena de desencuentros entre el gobierno y AIDESEP no hacían augurar nada bueno. La movilización pacífica en Bagua podía estar en peligro. Los nativos sabían que para evitar males mayores era fundamental insistir en el diálogo. Como medida de presión habían convocado un paro amazónico, y posteriormente decidido el bloqueo de la carretera Fernando Belaunde Terry, en el lugar denominado Curva del Diablo. El objeto era exigir la derogación del Decreto Ley 1090, motivo inicial del paro que estaban llevando a cabo. Seguían minuto a minuto las noticias en aparatos de radio a transistores. Estaban enterados de los desaires y largas por parte del gabinete presidido por Yehude Simon.
En general, de acontecimientos que transcurren en localidades aisladas geográficamente el ciudadano no tiene un conocimiento directo de la acción política de su gobierno, sino a través de los medios, que seleccionan qué temas son relevantes y qué otros se deben silenciar. Heidi Brandenburg y Mathew Orzel han tenido el acierto de rescatar material audiovisual proporcionado por los propios nativos en el lugar de los hechos. Cualquier persona con un celular en la mano puede convertirse en reportero y testigo de lo que está viviendo en directo. Una verdadera democratización de la información que permite contraponerla a la versión dada por los medios privados de comunicación. Gracias a la tecnología ya no existe una versión única de la verdad, y el poder puede ser puesto en entredicho gracias a estos pequeños dispositivos, sea cámara de vídeo o un simple celular, que a la larga impedirán manipular la realidad, como queda patente en When two worlds collide . Con paciencia y mucho tiempo, los realizadores rescataron del olvido material disperso que existía sobre los sucesos de Bagua, testimonios fotográficos, vídeos aportados por los propios nativos; materiales de archivo de los canales de televisión y del propio Congreso de la República. Imágenes que les sirvieron para estructurar el cuerpo narrativo del filme en un discurso coherente y voluntad esclarecedora.
Aunque tras la proyección de When two worlds collide , a una pregunta del público los realizadores Heidi Brandenburg y Mathew Orzel manifestaron que no han pretendido hacer un filme político, objetivamente es un filme profundamente político, en el buen sentido del término. No es desde luego un panfleto de buenos y malos. Políticos e indígenas se retratan en las palabras que pronuncian, haciendo cierto aquello de que el pez muere por la boca.
La criminalización de la protesta social fue la piedra angular de la forma de hacer política del segundo gobierno aprista. Los problemas políticos se resolvían con balas o encarcelando a dirigentes de organizaciones civiles. El documental en esto tiene un valor extraordinario al mostrar imágenes de una dureza tal que es difícil imaginar que hubieran ocurrido. El aislamiento geográfico y la probable descoordinación entre los mandos policiales y tropa pudieron haber hecho posible que se desencadenara la carnicería.
El hilo que vertebra el documental es la presencia y la voz en off de Alberto Pizango, entonces presidente de AIDESEP, la organización que tiene la representación de la mayoría de las federaciones amazónicas. Aparece tanto como voz oficial de AIDESEP, y también como la personificación del indígena amazónico retornado a su comunidad en la selva amazónica. Ante su inminente captura acusado de sedición, se exiló en la embajada de Nicaragua. La cámara lo acompaña al exilio y tiempo después retorna con él al Perú, cuando decide hacer frente a las acusaciones. Independientemente de la opinión que se tenga de este dirigente en la actualidad, lo cierto es que su presencia en el documental es eficaz. Como presidente de AIDESEP en esos momentos tuvo que enfrentar el desafío político que significó la movilización de nativos awajún y wampis en contra del Decreto Ley 1090, que se cernía como amenaza a su supervivencia y enajenación de sus territorios ancestrales, que en la práctica iba más allá de su propio futuro como pobladores de aquella región amazónica. Como coordinador y vocero de AIDESEP, Alberto Pizango denuncia ante el mundo la vulneración de los derechos y convenios internacionales a la vista de la firma del Tratado de Libre Mercado con Estados Unidos. El contrapunto en el documental muestra las arengas del presidente García invitando a las multinacionales a venir e invertir en petróleo, gas, madera, “porque las tierras de la Amazonía son de todos los peruanos y no de un pequeño grupo que vive allí”. El programa gubernamental de desarrollo contemplaba poner las tierras amazónicas en venta para incrementar la prosperidad económica del país.
Alan García hizo evidente su poca simpatía hacia las poblaciones indígenas en 2007, año en que publicó en el diario El Comercio una serie de artículos bajo el título de “El perro del hortelano”. Abogaba en ellos por la privatización de los recursos naturales del país, y manifestaba que las poblaciones indígenas eran un obstáculo para el desarrollo económico del Perú.
Tras los sucesos trágicos de Bagua, el gobierno necesitaba encontrar una cabeza de turco, alguien en quien descargar toda la culpa de las muertes de policías y nativos. Algunos medios de prensa y televisión, identificados con ese objetivo, hicieron su trabajo orientando el trágico drama de Bagua con una adecuada interpretación de los hechos, creando una pseudorrealidad para satanizar la protesta social, concentrando los ataques en el presidente de AIDESEP, acusado de sedición y responsable de las muertes en la Curva del Diablo. Por el contrario, quienes tenían capacidad de decisión como responsables políticos están hasta hoy limpios de toda culpa: el presidente Alan García, el presidente del Consejo de Ministros Yehude Simon, la Ministra del Interior Mercedes Cabanillas, y la Ministra de Comercio Exterior Mercedes Aráoz, que declaró que si se derogaban las normas cuestionadas por la protesta indígena, se ponía en peligro el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
Uno de los momentos emotivos del filme es el de la nativa que reflexiona sobre el distinto tratamiento que han recibido los policías muertos. Para ella han sido tratados como héroes, y al final con voz quebrada, se pregunta: “Y nosotros ¿qué somos?”. Otros momentos emotivos adquieren gran significancia, como el entierro del comandante Montenegro durante el cual su esposa tiene palabras de entereza y, pese a su dolor, exime de toda culpa a los nativos, a los que llama hermanos. O cuando Pizango y el señor Felipe Bazán, en simbólica reconciliación se dan la mano. Como padre atribulado, Bazán buscaba en la selva el cuerpo de su hijo desaparecido, el mayor de la Policía Nacional Felipe Bazán Soles, que estuvo al mando del reguardo de la Estación Nº 6 de Petro Perú, ubicado no muy lejos de Bagua. Con admirable perseverancia y coraje no pierde la fe en encontrar a su hijo vivo, o su cuerpo, “aunque sea un hueso”. Finalmente descubre la verdad de los hechos y acepta la realidad sin expresar jamás rencor hacia los nativos.
El gobierno saliente no fue capaz, como ninguno de los anteriores, de implementar el protocolo de consulta previa a las comunidades indígenas, pese a que ya han pasado más de dos décadas desde que se ratificó el Convenio 169 de la OIT y que el Congreso aprobara la ley.
Es pertinente recordar que en el megajuicio denominado de la Curva del Diablo, están acusados como responsables del Baguazo Alberto Pizango Chota, expresidente de la AIDESEP, quien no estuvo en el lugar de los hechos, y otros 53 nativos. Entre ellos Santiago Manuin, que está recluido muy enfermo en un hospital de Chiclayo. Para todos ellos el Estado peruano, a través del Ministerio Público, pide “pena de cadena perpetua por los delitos de homicidio calificado, lesiones graves, entorpecimiento de servicios públicos, motín, disturbios, tenencia de armas, arrebato de armas y daños agravados”.
El abuso y la explotación de los débiles en cualquier parte del mundo no comportan riesgos para el poder económico gracias a los gobiernos que los amparan, por eso es necesario hacer cine social. When two worlds collide es un buen ejemplo de ello. Para toda sociedad es imprescindible guardar memoria de sus momentos más oscuros para evitar su repetición. Los sucesos de Bagua jamás deben quedar en el olvido. Este documental debiera ser de obligatoria exhibición, incluyendo escuelas, colegios y universidades.
Su estreno en Lima será en el mes de septiembre.
fuente: http://www.servindi.org/actualidad-noticias/15/05/2016/los-sucesos-de-bagua-en-la-gran-pantalla?utm_source=feedburner&utm_medium=email&utm_campaign=Feed%3A+Servindi+%28Servicio+de+Informaci%C3%B3n+Indigena%29