Continúan las actividades de la 12 ª semana de comercio justo en Siero.
En fechas próximas al día de luchas contra el Racismo.
Con la temática del no desperdicio de alimentos, responsabilidad mayor de las grandes cadenas acaparadoras del comercio de comidas.
Con la demanda de otro consumo, más responsable, y para empezar a cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU que comenzaron a aplicarse (¿) el 1 de enero..
El comercio justo tiene sus principios bien estipulados en Asturias:
-eliminación de intermediarios innecesarios mediante la compra directa a las organizaciones de productores del Sur;
-rechazo a los monopolios comerciales, fijación de precios de forma consensuada con el productor;
-promoción de la compra ética, respeto al medio ambiente, a las minorías y a los pueblos y naciones indígenas;
-apoyo a los grupos más débiles y mantenimiento de relaciones comerciales estables y cuestionamiento del funcionamiento y estructuras injustas del comercio internacional.
-La soberanía alimentaria es el derecho de los pueblos, comunidades, países y estados a definir sus propias políticas agrícolas, pesqueras, alimentarias y de tierra que sean ecológica, social, económica y culturalmente apropiadas a sus circunstancias únicas.
Esto incluye el verdadero derecho a la alimentación y a producir los alimentos, lo que significa que todos los pueblos tienen el derecho a una alimentación sana, nutritiva y culturalmente apropiada, y a la capacidad para mantenerse a sí mismos y a sus sociedades.
La 12ava semana de Siero. tiene entre sus objetivos incentivar entre todas las entidades sociales e institucionales el debate y la aplicación de medidas justas en el comercio que incidan en un consumo responsable y unos hábitos de sana alimentación en consonancia con la agroecología y medidas protectoras del medio ambiente, que en el concejo sierense son más que necesarios para contraponer y contrarrestar las contaminaciones diversas y las prácticas monopólicas del control alimentario.
Por ello en la charla de hoy, sobre desperdicio de alimentos,
desde la mirada de la Soberanía Alimentaria,
participaron Eva Martinez, de Cambalache, coautora del libro “Ecología sobre la mesa—recetas para las cuatro estaciones” y
Alberto Buznego, de Picu Rabicu, asociación de comercio justo con sede en Gijón.
Ambas organizaciones, Cambalache y Picu Rabicu, forman parte de la campaña asturiana pola soberanía alimentaria.
El desperdicio de alimentos es un fenómeno cada vez más recurrente en el discurso político y el análisis académico. Y es que algunos estudios calculan que una tercera parte de los alimentos producidos no llegan a ser consumidos. Sin embargo, predomina un acercamiento sesgado al fenómeno que lleva a plantear como solución mejoras tecnológicas o una mayor responsabilidad social de los agentes que participan en el proceso agroalimentario.
Por otra parte disciplinas como la Agroecología y la Ecología Política, o los movimientos sociales que defienden la Soberanía Alimentaria, cuentan con instrumentos apropiados para analizar el desperdicio de alimentos pero no le han prestado la atención oportuna.
Tienden las miradas a fijarse en el asistencialismo y soluciones de corte tecnocrático.
Pero Eva y “Rizos” plantearon un acercamiento diferente:
el fenómeno del desperdicio de alimentos no puede separarse del debate sobre los modelos agroalimentarios,
y detrás de ese modelo encontramos el más ineficaz modelo agroindustrial que “pierde” buena parte de los alimentos antes de llegar al supermercado, los malbarata, así como recursos agrarios y energéticos.
Ese modelo agroindustrial preponderante en Asturias e impuesto a la fuerza en la UE se contrapone con..los mercados campesinos, con la agroecología, con la venta de productos límpios en el mercau de los martes en la Pola, con la “ideología” del comercio justo, con los mercados de proximidad y el conocimiento y reconocimiento de consumidoras y campesinos, con los grupos de consumo…que están creciendo y son más de 30 en nuestra tierra.
Y desde luego además de destrozar muchos millones de toneladas de alimentos, de consumir millones de megakilowatios de energías, de desbaratar el modelo agropecuario agroecológico, de utilizar en su beneficio publicitario la beneficencia franquista disfrazada de «banco» de alimentos controlada por el opus dei .. produce alimentos de escasa calidad, con venenos, con mala sanidad, aunque se muestren uniformes en las estanterías.
Y es un modelo a superar por el bien de nuestra salud, y también para no calentar más el planeta.