Desde SOLdePAZ.Pachakuti despedimos a Chepe.
Este lunes ha fallecido José Álvarez Lobo. Hace un tiempo que ya no podía ir a las actividades que le gustaban, manifestaciones solidarias, charlas, movidas en defensa de la llingua.. Hace unos cuantos meses que ya no podía ir a acompañar y charlar con enfermos en el hospital de Mieres.
Un día en que el COSAL, comité de solidaridad con América Latina, realizaba en la casa de cultura de la Felguera una de sus iniciativas solidarias, Lobo apareció con sus libros bajo el brazo. Y fue invitado a decir su testimonio sobre Gaspar García Laviana.
Mucho tiempo después Ruma Barbero le haría una larga entrevista en el Campillín, cerca de su residencia en dominicos en Oviedo, cuando el dibujante músico preparaba su comic “Gaspar a tiempo completu”, con ocasión de los 40 años de Gaspar.
En medio, en numerosas ocasiones ha estado Chepe, que es como nombran a los josés en Nicaragua, contando y hablando de Gaspar, en club de prensa, en asociaciones de vecinos, en el homenaje a Gaspar en Gijón Sur preparado por el Ayto, en Tuilla, en Oviedo, en la casa de cultura de Siero..
Una de las penúltimas fue con ocasión de haber recibido premio ddhh del Ayto de Siero la entidad mexicana Centro DDHH fray Francisco de Vitoria, que dirige otro dominico como Chepe, Miguel Concha: tanto en el auditorio de Siero como en la placa que Gaspar tiene en la avenida que lleva su nombre en Xixón, Miguel y Chepe compartieron espacio y palabra, en la defensa consecuente de otros modelos de vida, sin injusticias lacerantes.
A Chepe también le entrevistaron para el documental que la TPA hizo sobre Gaspar García Laviana. Comentaba con su ironía habitual que para tanto como le grabaron, lo escaso que quedó su testimonio: y es así como comenzaba cuando se le pedía hablar de Gaspar: “hay tanto que contar”..
A Pepín-Chepe le resultaba prestoso que un círculo reducido le llamásemos Chepe, porque le recordaba sus largas décadas de permanencia en Nicaragua, donde fue educador y activista sandinista.
Allí, frente a la dictadura somocista, y después del triunfo revolucionario cobró mucha importancia formativa el centro ecuménico Valdivieso, que llevaba el nombre y la memoria del obispo asesinado por los españoles en el siglo XVI.
Precisamente Chepe escribió varios libros sobre el obispo defensor de indios, y cuando desde Pachakuti se le interpelaba por esa parte desconocida aquí de la historia, tampoco es que pusiera por la nubes al obispo: decía que cumplía con su deber de defender a las cultura y a los pueblos originarios, pero que la defensa más consecuente y permanente de dicha defensa de derechos ha sido y es y corresponde a los propios pueblos indígenas.
En ese mismo aspecto, cultural y de derechos, Chepe le tradujo a su hermano Ricardo “Los Piros, leyendes, cuentos, mitos” al asturiano, sobre ese pueblo indígena de la Amazonía peruana, y editó y regaló él mismo el libro.
Pese al tono tranquilo de sus alocuciones Chepe era muy incisivo y radicalmente profundo en sus cuestionamientos de la injusticia. Seguía los pasos de su compañero misionero Gaspar, con quien un día de santa Bárbara, en el exilio de Costa Rica, compartió en el asturiano de las cuencas las últimas horas de conversación y remembranzas. Una semana después Gaspar caería en combate a la guardia somocista, su cuerpo sería rescatado y escondido por los guerrilleros sandinistas, hasta que medio año después, con el triunfo insurreccional, sería honrado en ceremonia que contó con la presencia de delegación asturiana.
Chepe volvería a la Nicaragua de esperanzas infinitas de aquel momento del 79, llegando a ocupar cargos en el ministerio que dirigía Tomás Borge, para volver tiempo después a la enseñanza en Chinandega.
Y allí estaba ya, cuando una oleada grande de gente curiosa, con ganas de aprender y aportar, tal vez también con actitudes de estorbar un poco, llegaron a la Nicaragua del ímpetu revolucionario en las “brigadas” o las individualidades que tuvieron soporte organizativo en los COSALes y una de las etapas más fértilmente solidarias de los territorios asturianos, con la inspiración de Gaspar, el comandante sandinista de la cuenca minera.
Inspiraciones, la de Gaspar, la de Chepe, la de Casaldáliga del que pronto se cumplirá un año de su partida, que pese a la impronta confesional de sus compromisos, han servido y servirán de ánimo y ruta para gentes del laicismo militante como es el caso del Pachakuti-astur.
Hasta siempre Chepe.