Antofagasta, capital de la región Segunda de Chile. Zona minera por antonomasia. Puro desierto desde el mar hasta la cordillera. Las minas del Estado, como la gran Chuquicamata, permiten o soportan sindicatos. Las minas privadas, a concesiones extranjeras, los prohíben, para mejor explotar a obreros que trabajan jornadas inacabables, con turnos de difícil catalogación, y para no dejar casi ningún beneficio a la nación chilena..
Hasta aquí llegan los ecos del conflicto del estado y los empresarios CONTRA los Mapuche, y, cómo no, de forma peculiarmente distorsionada: la prensa rosa, la prensa del corazón se hace altavoz de las “penurias” de la familia Urbar. La describe con orgullo: 1.90 mtrs de alto, pelo rubio, la foto, sonriente, de Pinochet en el recibidor de su casa..
Y se preocupa el Ya, suplemento de El Mercurio dominical, de cómo sufre esta familia para preservar sus posesiones en Territorio mapuche, 600 has solamente en ese lugar, junto a la comunidad de Temucuicui.
18 carabineros de forma permanente en la finca, para protegerla. Escolta PPI (Protección a Personas Importantes) para que nadie pueda molestarles.
Y ninguna disposición, hasta ahora, para vender a precio de oro esos terrenos para que el gobierno los devuelva a la comunidad.,
La entrevista no tiene desperdicio: la familia “sufre”, la familia terrateniente es incomprendida. Los mapuche se exceden al reclamar territorio. Las familias mapuches mienten sobre las heridas que producen los balines de los carabineros (la primera semana de octubre dos niños heridos en la vista: la Delegación Asturiana recogió testimonio directo de la madre de uno de ellos, hospitalizado en Santiago, a 12 horas de distancia.Otro de los niños perdió la visión de un ojo)..
Esta finca de los Urbar, en las laderas de uno de los cerros sagrados del Pueblo Mapuche, se ha convertido en un referente:
Para el Pueblo Mapuche de la necesaria recuperación de Territorio ancestral.
Para la derecha, de los “peligros” de las demandas mapuche para con los privilegiados del sur de Chile. Para ellos parece normal construir grandes zanjas defensivas, declarando estado de guerra.
Para el gobierno , sin otra política coherente que dividir a las comunidades, manipulando la situación, ofreciendo otorgar algunas tierras a aquellas que no sean “conflictivas”, y que se sometan a la lentitud administrativa, previa indemnización multimillonaria a sus aparentes dueños..
De esta forma en Temucuicui, el gobierno ha conseguido crear una comunidad artificiosa, confrontada a los sectores más jóvenes y combativos. Una división funcional a los intereses corporativos de las forestales extranjeras, pero que no ha logrado aun disminuir las movilizaciones en reclamo del territorio ancestral en Ercilla.
La revista en cambio, no se plantea entrevistar u obtener la opinión de los “morenos”, de la comunidad de Temucuicui.. Ninguna curiosidad para averiguar por qué, siempre, los heridos y muertos son del lado mapuche. O de reflejar la tremenda tozudez, del gobierno de los terratenientes, para no querer “ponerse al día” de los Derechos de los Pueblos Originarios, al calor del Derecho Internacional..
Una ceguera y un egoísmo por mantener privilegios robados, que puede hacer perdurar más de lo necesario el Dolor del Pueblo Mapuche, cuando no hacer resurgir nuevas variantes de la sublevación y rebeldía contra tamaño grado de injusticia.