[fond or]El Hambre, producto de la desigualdad[/fond or], en el segundo día del foro solidario de Avilés.
Con una mesa coloquio en la que salieron a relucir los asuntos centrales que nos conciernen, a organizaciones e instituciones, a las personas.
El Pacto de Milán, recién reunido en Valencia, con apoyo de la FAO, la Red de Ciudades por la Agroecología (¿podría o debiera Avilés integrarse a ella?) (¿faltan o no o son imprescindibles las propuestas del Campesinado organizado en esas redes?)
El mundo rural está en crisis.. ¿o no será más bien que el mundo rural está sufriendo un profundo ataque?
¿Cómo es posible, quién es el causante, de que una de cada tres personas en el mundo sufra desnutrición?
Los boicot como campañas ciudadanas para reconducir el comercio injusto, y girar hacia la buena alimentación y las dietas sostenibles.
La importancia de que las grandes mayorías estén preocupadas por preservar la biodiversidad.
La información veraz necesaria para conocer el expolio pesquero, que provoca hambruna directa en numerosos países del Sur.
La imperiosa necesidad de desalambrar la vallas.
¿Son posibles las ciudades sostenibles, o es un oxímoron imposible que ciudades grandes que consumen el 75% de los recursos naturales sean “sostenibles” en el 2% del territorio global?
Un asalto a las instituciones, para la alimentación sostenible, recuperando la gobernanza de proximidad.
La Vía Campesina agrupa a 300 o 400 millones de campesinas/os en el mundo. ¿no tendrán que ser aliados imprescindibles?
¿Y no está señalando la Vía Campesina al agronegocio como causa principal del hambre en el mundo, del deterioro ambiental, resultando así un “hambre fabricada”?
Así que, de nuevo como ayer con Arcadi, las corporaciones empresariales fueron señaladas, con nombres propios, como responsables del Hambre, y del colapso del clima. Nestlé, Coca-Cola, Monsanto, Santander, Cargill, Bayer, Novartis, Dupont…
Frente a ese modelo de agronegocios que imponen esas empresas que acaparan tierras y aguas, la creación de redes, enraizadas en lo local, para construir Soberanías , será lo que permita superar al capitalismo, que en sí mismo “es insostenible”, de manera que cualquier afirmación de ciudades o campos sostenibles dentro del capitalismo resulta afirmación mentirosa.
[fond or]«Hay que ruralizar el pensamiento»[/fond or]
El XIV Foro Solidario de Avilés analizó ayer los sistemas urbanos sostenibles.
EVA FANJUL . ELCOMERCIO AVILÉS.
«Acabar con el hambre es posible pero sólo si cambian realmente las políticas y se avanza en sostenibilidad. De lo contrario fracasaremos», afirma Arturo Angulo, responsable de la Oficina de Alianzas de la Organización de Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Esta fue una de las conclusiones planteadas ayer tarde en el Palacio de Camposagrado, durante el encuentro ‘¿Sistemas alimentarios urbanos sostenibles?’ organizado por el XIV Foro Solidario de Avilés. La reunión de expertos que sirvió para analizar cuál puede ser el papel de las ciudades en la lucha contra el hambre, siguiendo los principios acordados en el Pacto de Milán sobre política urbana alimentaria, un pacto que cuenta con 159 ciudades de todo el mundo, entre ellas Oviedo y Mieres, y al que quizá, en un futuro podría incorporarse también Avilés.
Arturo Angulo aseguró que los datos ofrecidos este año por el Informe de Seguridad Alimentaria 2017 son «muy preocupantes» y confirman que se ha invertido la tendencia: «El número de personas subalimentadas supera la barrera de ochocientos millones, y más de la mitad de la población mundial padece sobrepeso o malnutrición». En España se observa «un preocupante aumento de la obesidad y la pérdida de la dieta mediterránea».
Según las previsiones, en el año 2030 el setenta por ciento e la población mundial vivirá en las ciudades. Para Amparo Novo, la directora de la Cátedra de Estudios de Gobernanza Global Alimentaria de la Universidad de Oviedo, en este contexto «son los gobiernos locales los que tienen que hacer políticas que garanticen tanto la calidad de los alimentos como el acceso a ellos de todos los habitantes». Para ello, propone impulsar el desarrollo de los pequeños productores locales. Pero, sobre todo, destaca la importancia del papel de los consumidores. «Hay que fijarse en las etiquetas y comprar productos de comercio justo porque así estoy mejorando la vida de los trabajadores de más de setenta países del mundo».
En este sentido, coincide con el planteamiento de Gustavo Dusch, veterinario, investigador y escritor, para el que poner en valor el medio rural resulta imprescindible como vía de solución al problema del hambre. «Debemos ruralizar nuestro pensamiento», afirma.
La pedagoga y escritora, Janaina Strunzak, miembro del Movimiento sin Tierra de Brasil, aportó la perspectiva de los campesinos sobre el tema del hambre. Strunzak explicó como la precarización de las condiciones de vida en el campo «es una ola que acaba llegando a las ciudades». Para esta representante del Movimiento sin Tierra, existen dos cuestiones fundamentales para solventar el problema del hambre: el asunto de la soberanía alimentaria y la necesidad de discutir una reforma agraria en todo el mundo. Para Janaina Strunzak señala que en el trasfondo del hambre en el mundo hay una lucha de clases. «Mientras estemos viviendo en el capitalismo estaremos divididos en clases sociales que están en lucha». El hambre de hoy es un hambre fabricada y hay que saber quién la fabrica, porqué y en qué le beneficia hacerlo».
[fond or]Las grandes ciudades comen «de forma agresiva»[/fond or]
Los ponentes del Foro Solidario alertan de que las dietas urbanas son «insostenibles» y basadas en el «despilfarro»
Sandra F. Lombardía La Nueva España.
Las grandes ciudades, que por su tamaño acogen estadísticamente al mayor número de consumidores, deben «modificar de forma urgente» sus hábitos de alimentación, basados actualmente en el «despilfarro» y la «agresividad ecológica». Ésta fue una de las principales conclusiones del Arturo Angulo, Amparo Novo, Janaina Strunzak y Gustavo Dusch, ponentes del encuentro celebrado ayer en Camposagrado con motivo del XIV Foro Solidario de Avilés, con Ana Andrés Ablanedo de moderadora.
Angulo, ingeniero agrónomo y responsable la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), aseguró que las dietas urbanas están teniendo una «terrible huella ecológica» en la producción rural de alimentos. «Tenemos un tercio de los suelos agrícolas degradados y un mundo rural en crisis, pero muchas ciudades siguen apostando por el despilfarro de alimentos», lamentó.
Gustavo Dusch, veterinario e investigador, aportó la otra gran conclusión de la jornada: la importancia de la figura del campesino. «Tenemos la cabeza urbanizada, pensamos todos igual. Debemos poner en valor a los productores agrarios, que por algún motivo despreciamos. Nos hemos acostumbrado a los grandes monocultivos, pero estamos a tiempo de frenar», aseguró.
Esta conclusión vino a completar las aportaciones de Janaina Strunzak, de la organización Movimiento Sin Tierra, que lamentó el «olvido de los campesinos» en el mundo urbano, así como las de la profesora universitaria Amparo Novo, que aseguró que las ciudades eran responsables del «exilio rural que nos da de comer». No obstante, los ponentes reconocieron «signos de esperanza» recientes. «Madrid está apostando por ecocomedores y comercios éticos y locales. Ese es el camino a seguir», sentenció Angulo.