Paz y DDHH para Colombia.
El presidente de Irlanda, Michael Higgins, visitó este domingo uno de los puntos transitorios de normalización (PTN) en los cuales se reúnen los excombatientes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia – Ejército del Pueblo (FARC-EP) previo a la desmovilización y dejación de las armas.
En enero visitaron los campamentos de monitoreo y verificación del cese el fuego el presidente de Francia, François Hollande y Frank-Walter Steinmeier cuando era ministro de Asuntos Exteriores, hoy electo presidente de Alemania.
El domingo 19 viaja a Colombia la que se constituye como XIII delegación asturiana de verificación a los DDHH en Colombia. 13 años consecutivos. Sistematicidad en sus acciones e Informes. Y visitará, como novedad, tres de esas zonas de concentración de combatientes controladas por la ONU y personal de la CELAC.
El senador colombiano Iván Cepeda, (cuyo padre Manuel Cepeda fue asesinado siendo senador de la UP), puso voz ayer a un clamor generalizado, y advirtió que los asesinatos de líderes sociales y la nueva presencia paramilitar constituyen las más graves amenazas contra el proceso de paz. Se requiere la actuación urgente del Gobierno, subrayó .
Otros políticos, dirigentes comunitarios e iglesias han denunciado lo que consideran una revitalización del paramilitarismo en varios departamentos del país en momentos cuando son implementados los acuerdos de paz entre el Ejecutivo y las FARC-EP, el mayor grupo rebelde de Colombia.
Defensores de derechos humanos aseguran que más de 90 líderes sociales fueron asesinados el año 2016, al tiempo que atribuyen los crímenes a la expansión de las bandas paramilitares; en lo que va de 2017 fueron exterminados 13, ha precisado el diario El Espectador.
El pasado 24 de noviembre el presidente Juan Manuel Santos y el líder de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia-Ejército del Pueblo (FARC-EP), Timoleón Jiménez, suscribieron el pacto definitivo con el que se comprometieron a terminar los enfrentamientos y hostilidades entre ambas partes tras más de medio siglo de conflicto.
En cumplimiento de los consensos la mayoría de los miembros de ese movimiento, en fase de desmovilización, ocupan ya los puntos y zonas de transición donde deberán desarmarse y preparar su integración a la vida civil.
En otras zonas se reportan retrasos considerables por parte del gobierno para poner al día esas zonas provisionales, muy similares a lo ocurrido con el FMLN de El Salvador hace 25 años.
En el Catatumbo, centenares de personas tuvieron que protegerse en Venezuela ante la llegada de paramilitares a ocupar los espacios dejados por la guerrilla. El año anterior la delegación asturiana había estado en esa zona, hasta el casco urbano de Tibú y con las autoridades del pueblo indígena barí, que ahora ha denunciado esta presencia de escuadroneros en su territorio.
Los colombianos recuerdan aún el genocidio perpetrado décadas atrás contra el partido Unión Patriótica (UP), surgido de un fallido proceso pacificador con varias guerrillas en los años 80s.
A partir de 1984 la UP perdió a unos cinco mil de sus militantes, por lo que el resurgimiento del fenómeno paramilitar en un contexto similar al de entonces justifica las alertas;
Paralelo a la implementación de los convenios firmados con las FARC-EP, el Gobierno inició en Quito conversaciones oficiales con el igualmente insurgente Ejército de Liberación Nacional en busca de una paz completa.
En ese contexto, de aumento del exterminio social y de expectativas para la resolución del conflicto armado, Asturias estará presente, de nuevo, en Colombia, y está a la espera de recibir a 5 personas refugiadas, líderes sociales amenazadas de muerte.
La delegación asturiana convocará este vienes 17 una rueda de prensa en el ayto de Gijón.
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Paradojas y esperanzas de Colombia.
El centro de Bogotá es un hormiguero de ciclistas, vendedores ambulantes y escenario de un tropel entre centenares anti taurinos y la policía enviada a defender el cierre de las vías públicas para beneficio de un empresario que logró la reapertura de la plaza de toros cerrada desde hace cinco años por un alcalde de izquierda. La policía se emplea a fondo cuando cae la tarde del domingo 5 de febrero.
En la otra Colombia muchas personas salen a los caminos, puertos y carreteras a saludar a miles de guerrilleros-as de las FARC que llegan desde las selvas y los páramos con sus armas, mascotas, esperanzas y equipos de campaña para reunirse en las zonas de concentración previas a la desmovilización acordada con el gobierno.
Hace un mes debieran haber llegado, pero los incumplimientos del gobierno imponen un ritmo que la guerrilla asume con paciencia revolucionaria. Sin embargo ya no es sólo el atraso en la construcción de las obras necesarias para que la insurgencia haga vida comunitaria mientras vuelve a la vida civil. Preocupa tanto o más el atraso en el trámite de la ley de amnistía, el incumplimiento del compromiso de indultar a guerrilleros presos, la desidia para ordenar campañas de salud en las cárceles y la falta de garantías por la presencia paramilitar en las regiones por donde pasan las tropas insurgentes.
Son días de sol y son momentos históricos.
En dos días se instala -por fin- la Mesa de Diálogo con la guerrilla del ELN en Quito, luego de la liberación -exigida como requisito por el presidente Santos- de Odín Sánchez, un político retenido por la insurgencia por financiar el terror paramilitar y por robarse la plata de la salud y de la educación pública en una de las regiones más pobres del país.
El ELN se apresta a una negociación que cimenta en la participación de la sociedad movilizada que rompa los límites que les deja marcados el Acuerdo suscrito con las FARC. Difícil asunto, pero que podría tener comienzo el 20 de febrero con una movilización de campesinos, indígenas, obreros y camioneros cabreados –también- por el incumplimiento de los acuerdos que el gobierno suscribió en el último gran paro nacional.
Mientras tanto, los indígenas wayúu se mueren de sed y de hambre en el territorio en el que las multinacionales del Consorcio Cerrejón saquean el carbón que hay bajo sus pies descalzos. La minería no les trajo el progreso prometido, sino todo lo contrario.
Y los indios embera wounaan y las comunidades negras también se ven abocadas a la hambruna en el municipio de Juradó – Chocó por todo lo contrario: para proteger la selva se paralizó el saqueo de las maderas y no volvieron los barcos con alimentos a esta región fronteriza con Panamá. Su alcalde, el indígena Alberto Achito ahora debe enfrentar también el desabastecimiento, otro problema, como si fueran pocos los creados por la exclusión histórica.
De todas maneras las palabras de moda en Colombia son paz, derechos humanos, democracia, corrupción, asesinatos políticos, falta de garantías.
El alcance y contenido de esas aspiraciones y denuncias será la materia que le espera a la 13 Delegación Asturiana de Derechos Humanos que inicia sus trabajos de campo el 20 de febrero, en medio de una brutal campaña de exterminio de defensores de Defensores-as y de opositores políticos que desmiente las afirmaciones del Ministro de Defensa que niega la existencia de los grupos paramilitares y el carácter de sistemática de la persecución contra activistas por la paz y opositores del modelo político y económico.
Colombia de paradojas. Colombia viva, Colombia hermosa en sus luchas, sus colores y sus esperanzas.
Javier Orozco Peñaranda. Coordinador de la 13 Delegación Asturiana de Derechos Humanos en Colombia.