Feminismo y cooperación descentralizada: experiencia de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis y la Red Vasca de Apoyo a la UNMS[[Publicado en la obra colectiva La Cooperación y el Desarrollo Humano Local:Retos desde la Equidad de Género y la Participación Social(Bilbao, Hegoa, 2011 -1vol;170pp;24cms, 978-84-89916-57-9, Español)]]
Arantza Chacón y María López Belloso
Introducción
El Movimiento feminista ha sido desde su nacimiento un motor de cambio para la construcción de las sociedades modernas. Sin embargo, desde ciertos ámbitos de las sociedades del sur, se ha cuestionado la adecuación del modelo feminista occidental para su incorporación a entornos culturales distintos. En este sentido han surgido diversas corrientes del pensamiento feminista, como el feminismo islámico, que pugnan por incorporar el discurso de emancipación de las mujeres desde su propia apropiación cultural.
Este artículo pretende analizar la experiencia de la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS) como ejemplo de incorporación del discurso de género a su propia experiencia, inserta además en el proceso de lucha por la liberación nacional, lo cual las convierte en un caso singular para este objeto de estudio. En este proceso, el papel de la cooperación descentralizada vasca ha sido determinante generando, a su vez, una nueva manera de hacer cooperación al desarrollo con las mujeres del sur.
El objetivo de este trabajo es analizar las buenas prácticas y los retos pendientes extraídos del análisis de la labor de la Red Vasca de Apoyo a la UNMS, tanto desde la óptica del empoderamiento de las mujeres, como desde la incorporación del enfoque de las capacidades propia del DHL. El estudio de caso que proponemos, pretende ser un ejemplo que aglutine los distintos aspectos mencionados: la importancia de la equidad de género en el paradigma del Desarrollo Humano, la relevancia adquirida del feminismo islámico o musulmán en el marco del feminismo global y la importancia del papel de la cooperación al desarrollo, particularmente de la cooperación descentralizada en la incorporación del discurso feminista a las realidades del sur.
1. FEMINISMO Y DESARROLLO HUMANO LOCAL
En el debate sobre los enfoques de desarrollo, el paradigma del Desarrollo Humano, a partir del enfoque de las capacidades de Sen (SEN, 2000), ha ido evolucionando y mejorando el modelo a partir de las aportaciones a la propuesta inicial desde distintos sectores de la doctrina feminista, entre ellos algunas discípulas del propio Sen como Marta Nussbaum (2002)
o Robeyns (2004). Robeyns (2005:107ss) reconoce el individualismo ético en Sen, pero subraya la importancia y la necesidad de aclarar cómo debe entenderse éste. Considera fundamental diferenciar el individualismo ontológico y el metodológico del individualismo ético. Para el individualismo ontológico sólo existen personas individuales; y para el metodológico, todo se explica en referencia a las personas consideradas individualmente (DUBOIS, 2008) Resulta especialmente interesante para este estudio la aportación de Marta Nussbaum al modelo del Desarrollo Humano, ya que centra sus reflexiones en la inexistencia en el enfoque de las capacidades de un planteamiento acabado de la justicia social y de la justicia de género. Esa carencia, a su juicio, marca las limitaciones del enfoque como proceso evaluativo, y considera necesario introducir una referencia normativa objetiva más radical que la propuesta por Sen, de manera que los funcionamientos puedan evaluarse en relación con su contribución a la buena vida humana(DUBOIS, 2008).
Aunque el enfoque delDesarrollo Humano constituye, sin duda, una aproximación teórica a los modelos de desarrollo mucho más sensible a las cuestiones de género que los enfoques anteriores, una revisión del debate del discurso del Desarrollo Humano desde el enfoque feminista muestra cómo el discurso dominante hasta la fecha continua teniendo reminiscencias eminentemente patriarcales a pesar de los recientes intentos de incluir el género en el marco de análisis. Sin duda, el enfoque de las capacidades de Sen posibilita analizar la desigualdad social en términos de desigualdad de género (hombres y mujeres). Sin desmerecer su innegable aportación, autoras como Truong, (1997), encuentran carencias en su argumentación a favor de la teoría de género de dos tipos: la concepción masculina de la economía productiva como motor principal y la economía de la reproducción y el cuidado como derivadas de la naturaleza; y, por otro lado, el silencio sobre la sexualidad y las políticas de dominación entre hombres y mujeres.
Partiendo del trabajo de Sen, las aportaciones de Kabeer (1994) completan el análisis de las relaciones entre género y pobreza, ayudando al desarrollo de las dinámicas de género y pobreza a nivel micro.
El análisis de Kabeer ofrece una concepción más holística de la vida de las mujeres, diferenciando las dimensiones en las que se articulan las desigualdades de género. A través de la introducción de la categoría de la seguridad personal de las titularidades, Kabeer abre el espacio para el análisis de la seguridad personal basada en el género y cómo la amenaza a dicha seguridad puede derivar de cómo son percibidas sexualmente las mujeres por los grupos dominantes. Además, Kabeer ofrece una visión del empoderamiento desde abajo, a través de agendas participativas y la identificación de necesidades desde las experiencias de grupos focales. Por otro lado, su marco ofrece también un espacio que reconoce la capacidad organizacional como el único recurso de las mujeres de los países pobres.
Sin embargo, en opinión de Truong (1997:14) al igual que Sen, Kabeer también enmarca la dimensión ideológica de la agencia[[Entendemos la agencia como la capacidad desarrollada en las personas para lograr las metas de desarrollo que se proponen, en función de sus propias elecciones ydecisiones (ARCHER1998)]] de las mujeres en el contexto de la maximización del bienestar, en lugar de enlazar la agencia de las mujeres con un proceso más amplio de transformación social en el que son necesarias las discusiones éticas básicas sobre el rol del estado, el mercado y la sociedad civil. En este sentido, es necesario destacar la aportación de Deneulin (2006: 68 y ss), que, basándose en la estructura de vida común (EVC), señala que la capacidad de una persona para elegir se crea dentro de las EVC en las que vive. El ejercicio de la libertad humana y la elección no pueden separarse de la comunidad donde se ejerce. Así, propone la noción de agencia sociohistórica (ASH). La agencia individual necesita para poder ejercerla de la ASH, que permite actuar a la persona en su plenitud. La novedad de su aportación es que mientras Sen admite la importancia de los acuerdos sociales para alcanzar los objetivos normativos, la relación entre acuerdos y resultados es lineal, mientras que la ASH implica un proceso dinámico entre la consecución de los resultados normativos y el cambio institucional necesario. Centrarse en la agencia individual sin confrontarla con las limitaciones y posibilidades que ofrece la realidad histórica en la que le toca ejercerla, lleva una visión ingenua de la vida, como si la consecución del bienestar fuera una aventura personal que depende de que cada cual sea capaz de poner en marcha las acciones correctas y necesarias.(DUBOIS, 2008:23)
2. EL FEMINISMO ISLÁMICO EN EL MARCO DEL FEMINISMO GLOBAL
En el contexto actual de globalización, algunas autoras, como Celia Amorós mantienen que la elaboración de un canon feminista multilateral es una tarea indispensable para implementar una agenda feminista global que se haga cargo de las relaciones de las mujeres y la globalización, planteando problemas tan complejos como la definición propia del feminismo en un mundo global (AMOROS, 2006). En este marco, hay quienes acusan al feminismo de ser un producto de Occidente, difícilmente aplicable a otros contextos culturales y/o religiosos. Así, autoras como Sophie Bessis (2002) critican a las feministas occidentales por adoptar actitudes totalitarias y/o paternalistas con los movimientos de las mujeres de los “sures” (2006:2).
Desde el punto de vista de Amorós, esta crítica al feminismo está indiscutiblemente ligada a la crítica al etnocentrismo, pero alega que al ser el feminismo un producto de la modernidad, no se trata de una posición etnocéntrica sino fruto de la relación entre el o los feminismos y la ilustración. Esta autora también liga la asociación del feminismo con Occidente y con la colonización occidental, acusándolo de ser un elemento particularmente distorsionante de las autenticidades culturales. Recurre Amorós en este punto a la antropóloga egipcia Lela Abu- Lughod, quien ha llevado a cabo interesantes investigaciones sobre las mujeres y el feminismo en el Egipto post-nasseriano, y quien argumenta que los islamistas han asumido instituciones occidentales para su propio interés, dotándolas de pedigrí islámico para facilitar su asunción por parte de las clases medias-bajas, sin incluir en ellas lo referente a la libertad sexual y las libertades públicas de las mujeres (ABU-LUGHOD, 2002).
En este punto es necesario reflexionar sobre el denominado “feminismo islámico”, sus postulados y la relación de sus distintas corrientes con el movimiento feminista en general. El propio término de feminismo islámico ha sido objeto de controversia y discordia. Fue acuñado a principios de la década de los 90 por feministas iraníes, y su desarrollo ha estado indiscutiblemente ligado en sus comienzos a la evolución de la situación de las mujeres en Irán. Sin embargo, han sido muchas las autoras que han asumido el término y desarrollados sus tesis feministas en un contexto islámico, surgiendo distintas tendencias y corrientes, de forma que hoy en día existe una gran diversidad dentro de los movimientos de mujeres y de las teorías feministas. Estudiosas contemporáneas como Leila Ahmed, Aziza al-Hibri, Riffat Hassan y Fátima Mernissi (2002) han realizado también investigaciones de gran calidad y han impulsado nuevos esfuerzos para reconciliar el feminismo con el Islam.
Existen tres tendencias feministas (AL-SA´DAWI, 1991), con diferentes puntos de partida y comprensiones y que se diferencian por la importancia que otorgan a las distintas tradiciones islámicas:la tendencia islámica, la tendencia laicista y la tendencia musulmana.
- a) La tendencia islámica defiende la posibilidad de que las mujeres musulmanas logren la plenitud de sus derechos en el marco del Islam, oponiéndose tanto al Islam patriarcal como al feminismo laicista. Precisamente, estos movimientos feministas reconocen al Texto Sagrado como liberador, pero también que actualmente no es así. En su opinión, no es el Corán el que plantea la discriminación de la mujer, sino que se ha producido una degradación de la tradición y una tergiversación de sus enseñanzas que ha tenido como resultado la actual estructura patriarcal de la mayoría de los estados musulmanes. (WADUD,1999) El feminismo islámico rechaza la idea de que el Islam esté detrás de la situación de inferioridad que viven las mujeres. Para ello, desafían la ortodoxia y aseguran que aquello que se presenta como Ley de Dios no es más que una interpretación humana. Y no apuntan sólo hacia los hombres, sino también hacia las mujeres, ya que es una forma de ver el mundo que, a veces, comparten ambos sexos.
- b) La tendencia laicista, por su parte, aboga por una aplicación de lo derechos humanos y la separación de la religión y la sociedad. Las feministas laicistas hacen uso del discurso de los Derechos Humanos y, por tanto, exigen que tratados internacionales como la propia Declaración de Derechos Humanos y el Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos se apliquen también a las mujeres; considerando, además, extremadamente peligrosos los discursos que emanan tanto de los grupos islamistas como de los estados (SAÉNZDELAFUENTE, 2008).
- c) Entre estas dos posturas, aparentemente tan distantes, se encuentra la tendencia musulmana, que propone una relectura del Corán, ya que considera que la ética subyacente en el Islam da más libertad a las mujeres, pero que la tradición islámica ha ido desvirtuando la esencia. El feminismo musulmán ha sido definido como un movimiento reformista que permite el diálogo entre feministas religiosas y feministas laicas, además de haber abierto la vía entre nuevas posibilidades en favor de la igualdad entre ambos sexos y de la participación de las mujeres en las doctrinas y prácticas religiosas, razonando en forma independiente y además interpretando la jurisprudencia musulmana bajo la óptica especial de las mujeres Es un feminismo que surge desde dentro de la sociedad hacia fuera, y no impuesto de fuera hacia adentro. Son, en su mayoría, mujeres que también luchan por la igualdad de oportunidades entre hombres y mujeres, pero desde su propia cultura. Las feministas musulmanas mantienen una postura híbrida: tratan de conjugar los Derechos Humanos con el Islam, es decir, favorecer una revolución de costumbres desde la apelación a la libertad y a la autonomía personal, pero sin renunciar a la matriz religiosa autóctona; su liderazgo corresponde a una intelectualidad musulmana que trata de aplicar métodos histórico-críticos a la exégesis coránica, intelectualidad considerada impía por la ortodoxia islámica más conservadora. .(SAÉNZDE LAFUENTE, 2008).
Según la socióloga Valentine Moghadam (2006:7), el movimiento feminista en la sociedad islámica está, en cierta medida, ligado a pensadoras de izquierdas y residentes en Occidente (AHMADI-KHORASANI, 2002), pero aceptan el término como punto de encuentro ya que denota una clara tendencia del activismo por los derechos de la mujer, y que incluyen dentro del denominado “feminismo global” (AFKHAMI, 1995; MOGHADAM, 2005). Otras activistas, dan preferencia a la acción, como Sisters In Islam, asociación creada en 1988 en Malasia y que consiguió que se aprobara en 1996 una ley que criminalizaba las violencias conyugales y persuadió a los religiosos musulmanes de que no relegaran estos asuntos a los tribunales de derecho personal.
Tal como hemos señalado, el surgimiento del feminismo islámico está indiscutiblemente unido a la colonización (AMORÓS, 2006), y precisamente en ese contexto, se produjo la implicación de los movimientos feministas o de mujeres en los movimientos nacionalistas. Muchos de los partidos nacionalistas tenían secciones femeninas donde se unía la lucha por la liberación nacional y por la mejora del estatuto de las mujeres. Sin embargo, en muchos casos, tras el logro de la independencia, estos movimientos fueron relegados a un segundo plano. En general, siguieron dos vías: algunos estados se apropiaron de las asociaciones de mujeres, que no hicieron sino reproducir los discursos del Estado; en otros casos, los partidos de ideología de izquierdas (comunistas y socialistas) mantuvieron las secciones de mujeres, ya que entendían que la reivindicación de una mejora de la situación de las mujeres tenía que ser uno de los planes principales de los partidos de izquierda (BELARBI, 2005). Estas secciones luchaban porque habían descubierto que había una estructura patriarcal inherente a toda la sociedad, incluidos esos partidos políticos que contaban con secciones de mujeres, y se plantearon la creación de asociaciones de mujeres donde debatir y luchar por las grandes cuestiones, como su incorporación en las estructuras de los partidos, la explotación laboral, la violencia de género o el estatuto de la mujer. Un buen ejemplo de estas asociaciones lo constituye el análisis de caso que nos ocupa, la Unión Nacional de Mujeres Saharauis (UNMS).
3.-LA APORTACIÓN DE LA COOPERACIÓN AL DESARROLLO DEL MOVIMIENTO FEMINISTA.
Trabajar en proyectos de desarrollo desde una perspectiva de género o con un enfoque feminista implica una toma de postura ante la realidad desde un posicionamiento ético y político (LÓPEZ Y ALCALDE, 1999). Autoras como Marcela Lagarde (LAGARDE, 1996) defienden que no es posible la existencia de desarrollo humano sin las mujeres y que la democracia implica, en primer término, la democracia genérica.
Los más recientes documentos de política de cooperación para el desarrollo, como los documentos de la Unión Europea y los de la OCDE han recogido esta propuesta y la han traducido en una metodología de trabajo en cooperación al desarrollo de manera transversal, que pretende abarcar los aportes y las inquietudes de las mujeres en cada uno de los ámbitos del desarrollo y asegurar un reparto equitativo de los beneficios, porque la igualdad de derechos entre hombres y mujeres es un componente fundamental del Desarrollo Humano. En el ámbito de la cooperación y el desarrollo, ésta alcanza especial relevancia, en la medida que es un factor determinante en la eficacia de la actuación de las Organizaciones No Gubernamentales, en la sostenibilidad de sus programas, campañas y proyectos y en contribución efectiva para el fortalecimiento de los valores de igualdad.
Si bien es cierto que en los últimos años, los organismos de cooperación al desarrollo han incorporado como requisito fundamental dentro de la formulación de proyectos el enfoque de género, hasta la fecha se observa que dicho enfoque muchas veces no se ve plasmado en la práctica, quedando como parte de un discurso formal impreso en un papel. Los enfoques de la cooperación al desarrollo han ido evolucionando, para avanzar hacia el enfoque de Género en el Desarrollo. Las estrategias para la aplicación de este enfoque han sido principalmente: la transversalización, y las acciones específicas de empoderamiento (VIADERO, 2009).
4. LA UNIÓN NACIONAL DE MUJERES SAHARAUIS (UNMS)
El conflicto del Sahara Occidental se remonta a 1975 cuando la potencia colonial, España, abandonó de manera precipitada el territorio sin haber realizado un referéndum de autodeterminación, tal y como lo indicaban las Naciones Unidas[[Asamblea General de las Naciones Unidas, Declaration on the Granting of Independence to Colonial Countries and Peoples, Resolución A/15/1514 ,Naciones Unidas, Nueva York, 1960]]. El Frente POLISARIO surgido en 1973 para luchar por la independencia del pueblo saharaui contra la potencia colonial española se tuvo que enfrentar a la invasión bilateral de Marruecos y Mauritania, que el 14 de noviembre de 1975 habían firmado los llamados “Acuerdos tripartitos de Madrid” con el gobierno del agonizante General Franco[[Los aspectos fundamentales de estos acuerdos eran: la cesión de la administración del Sahara a Marruecos y Mauritania; el abandono español del territorio en la fecha acordada; y el respeto de la voluntad del pueblo saharaui a través de la Yemaa. Es importante precisar que fue la Administración del territorio lo que España cedió a los dos países africanos y no su soberanía. El Sahara Occidental sigue estando en la lista de territorios no autónomos de la ONU, como territorio colonial españolpendiente de descolonización.]].
La mayor parte de la población saharaui huyó a través del desierto hacia Argelia con la ayuda del Frente POLISARIO y sufrió ataques aéreos por parte de aviones franceses con fósforo blanco y NAPALM. El Frente POLISARIO proclamó la República Árabe Saharaui Democrática (R.A.S.D.) en Bir Lehlu el 27 de febrero de 1976 e inició una guerra de liberación nacional, inicialmente contra Marruecos y Mauritania, y posteriormente, con la retirada de Mauritania en 1979, contra Marruecos, que duró hasta 1991, cuando se firmó un alto el fuego. La población refugiada se estableció en campamentos cerca del pueblo argelino de Tinduf y desde 1975 sobrevive gracias a la ayuda internacional. La parte de la población saharaui que no pudo huir por el desierto quedó atrapada en los denominados “territorios ocupados”[[Desde 1980 hasta 1987, Marruecos construyó para su defensa una gran muralla (el berm), minada y fortificada con alambre de púas, puestos de observación, así como sofisticados sistemas de alarma. Al mismo tiempo, estos muros sirvieron para cercar a toda la población de los principales centros del Sahara Occidental así como los ricos depósitos de fosfato del territorio. Se denomina territorio ocupado a aquel territorio que quedó bajo la dominación marroquí tras la construcción de los muros defensivos y territorio liberado al territorio que gestiona elFrente POLISARIO y que se encuentra al Este de dichos muros]] sufriendo una fuerte represión por parte de Marruecos.
En este contexto, la UNMS, Creada en 1974, surge impulsada por la necesidad de unión de todo un pueblo por el derecho a la autodeterminación y por la conciencia de la importancia de visibilizar la presencia y protagonismo de las mujeres en la sociedad saharaui, conscientes de la heterogeneidad pero, a la vez, con unos intereses y unas necesidades comunes claras. No se puede perder de vista, que la vida de la UNMS se desarrolla en un contexto determinado, con unas características políticas y sociales, además de económicas, que determinan el papel de la Unión Nacional y el posicionamiento de las mujeres hacia su realidad; así como, en dirección inversa, de su entorno hacia las mujeres.
La UNMS, Unión Nacional de Mujeres Saharauis, es una organización que representa al conjunto de las mujeres saharauis, especialmente a aquellas que viven en los campamentos de población refugiada, en Tinduf (Argelia), donde realiza la mayor parte de su actividad. Vinculada al Frente POLISARIO, cumple un papel fundamental en el sostenimiento de los campamentos y en el desarrollo del pueblo saharaui en su conjunto.
Como recoge Luciana Coconi, (COCONI, 2008) la situación de las mujeres saharauis no es comparable a la que han tenido y tienen otras mujeres musulmanas en sus contextos concretos. En el pueblo saharaui no ha existido la segregación por sexos, las mujeres gozan de total libertad de movimiento y comparten con los hombres espacios públicos y privados (JULIANO, 1999).
Si bien es verdad que durante la colonización española y con la ocupación marroquí sus espacios de intervención y su influencia en la toma de decisiones sufrió un retroceso claro, la participación social de las mujeres recobró vida de la mano del movimiento de liberación nacional. Así, las mujeres jugaron un papel decisivo en el levantamiento de los campamentos y la reconstrucción de las estructuras sociales tras la huida a través del desierto. Como señalan ellas mismas [[http://www.arso.org/UNMS-1.html]], durante este periodo tuvieron que hacer frente a la dureza del desierto en el que se instalaron, sin unos mínimos recursos de subsistencia; a la situación de exilio y el aislamiento del mundo; al incremento de responsabilidades en el entorno familiar y también en espacios públicos. Tuvieron, además que asumir la toma de decisiones ante la falta de los hombres, que estaban en el campo de batalla; hacer frente a la baja formación profesional y cultural; a la falta de experiencia y conocimientos que permitieran corresponder a las demandas de la población a consecuencia de la guerra y debiendo generar, además, unas ciertas garantías de seguridad y estabilidad para la población desplazada.
Aquellos años fueron de aprendizaje y reconocimiento de sus propias capacidades. Sin embargo, el día a día y la necesidad de dar respuesta a las necesidades inmediatas de la población, hizo que se dejaran relegadas a un segundo plano cuestiones igualmente importantes más relacionadas con su identidad como mujeres, sus intereses inmediatos y estratégicos como grupo y el reconocimiento político de sus actividades.
Con la firma del alto al fuego, el regreso de los hombres a los campamentos y la normalización, si es que puede utilizarse ese término cuando se está obligada a vivir en el exilio, en un campamento abocado a desaparecer, la UNMS se replanteó su papel y su aporte a la vida de las mujeres y de la sociedad en su conjunto. Así, cuando se constituyó en el seno del Gobierno saharaui la Secretaría de Estado de Asuntos Sociales y Promoción de la Mujer creada en 2007, la UNMS se volcó más en la dimensión política, entendida ésta como reflexión y participación en la vida social y en la toma de decisiones que afectan a la sociedad en su conjunto y, en este caso, en las decisiones que tienen que ver con más de la mitad de la población saharaui, las mujeres.
Igualmente, los objetivos que actualmente persigue la UNMS se centran en la formación de las mujeres tanto a nivel profesional como político, en la toma de conciencia sobre sus derechos y en la generación de capacidades personales y de grupo que les permita ocupar su lugar en la sociedad, tanto en el ámbito local como a nivel internacional[[Esto se recoge en su Plan Global 2007 / 2012, un documento aprobado en el V Congreso Nacional de la UNMS y en el que también se incorpora de forma expresa el Área de Educación para el Empoderamiento, con una responsable (de empoderamiento) que forma parte del Buró Ejecutivo de la UNMS.]].
5. EXPERIENCIAS COMPARTIDAS: LA RED VASCA DE APOYO A LA UNIÓN NACIONAL DE MUJERES SAHARAUIS
De forma simultánea a la reestructuración experimentada por la UNMS se constituyó la Red Vasca de Apoyo a la UNMS, como espacio de trabajo desde el que acompañar y dar respuesta a las solicitudes de apoyo de las mujeres saharauis, con quienes se venía trabajando y reflexionando con anterioridad en espacios informales.
La Red Vasca de Apoyo a la UNMS está compuesta por organizaciones de solidaridad con el pueblo saharaui, los Ayuntamientos de Basauri, Berriz, Bilbao, Ermua, Getxo, Ondarroa y Vitoria-Gasteiz, además de la Unidad de Coordinación Sahara (UCS/SKU) de Euskal Fondoa, Emakunde y Eudel. Se ha incorporado, tanto en acciones concretas como en la puesta en marcha de actividades, a organizaciones de mujeres y, en la medida de sus posibilidades, a otros agentes de la sociedad civil, como empresas o cooperativas (por ejemplo, Fagor Arrasate), que apoyan económicamente los proyectos impulsados por la misma. La Red está dinamizada por la Asociación de Amigos y Amigas de la RASD de Álava, con un esfuerzo claro por acompañar ala UNMSy a su vez constituirse como motor de acciones de sensibilización en nuestro entorno.
Sin entrar al detalle en su funcionamiento[[El funcionamiento de esta red se basa en la coordinación de una “red amplia” de la que forman parte todas las instituciones y agentes anteriormente mencionados, y de la “red técnica”, formada por las áreas de igualdad de los diferentes ayuntamientos, sumada ala dinamización y coordinación de la Asociación de Amigos yAmigas de la RASDde Álava, de la colaboración de personas militantes con la solidaridad saharaui y de una técnica que gestiona el proyecto en los campamentos y se coordina con esta red. ]], en esta Red se establecen una suerte de vasos comunicantes entre áreas de cooperación e igualdad y la participación ciudadana: los Consejos de Igualdad y las Escuelas de Empoderamiento, y se ha hecho una apuesta feminista clara que busca desligarse de planteamientos occidentales para acompañar un proceso feminista liderado por mujeres musulmanas. Esto supone repensar de forma continua el papel de la cooperación en contextos de desarrollo en el refugio (BERISTAIN Y LOZANO 2002), así como reflexionar sobre el feminismo desde nuestra realidad occidental y desde el mundo islámico, analizando puntos de encuentro, divergencias y complementariedades. Porque es necesario mantener contenidos que se consideran irrenunciables, pero acercarse a los mismos desde la realidad saharaui.
A pesar de lo dicho, el modelo o las reflexiones que sirven de marco de experiencias vitales en el marco de la Red Vasca, vienen muy marcadas por la realidad de los movimientos feministas de nuestro entorno o de América Latina. Sin embargo, y como señala Maria Rosario Arrizabalaga[[Miembro de la Red Vasca de Apoyo a la UNMS y feminista de la Asamblea de Mujeres de Bizkaia]], es necesario trabajar y apoyar a las mujeres saharauis desde la realidad y los debates actualmente abiertos en el seno del movimiento feminista islámico, concepto que responde a una contextualización del feminismo, ligado a la historia y experiencia de las mujeres en los países de mayoría islámica. Aislarlo de su realidad y su contexto no parece realista (IV Congreso Internacional de Feminismo Islámico, octubre 2010) y esto lo respaldan las experiencias y conclusiones derivadas de la formación sobre empoderamiento impartida en los campamentos de población refugiada en diciembre de 2010 desde la Red[[Señala en este sentido María Rosario Arrizabalaga que “Los derechos sexuales y reproductivos o el ejercicio de algunos actos de libertad individual parecen chocar con preceptos del Corán o la concepción del papel de las mujeres como depositarias del honor y la honra de la familia” Encuentro personal,10de octubre de 2010. ]], que nos retan, además, a adecuar los debates a una realidad en movimiento y muy cambiante en la que influye el contacto con otros pueblos islámicos y con la cooperación internacional, en un contexto político convulsionado[[Ver referencias a las conversaciones entre el Frente Polisario y el Reino de Marruecos impulsadas por Naciones Unidas y los hechos desencadenados a partir del ataque al campamento de la Dignidad, el 8 de noviembre de 2010, a las afueras del Aaiun (Sahara Occidental) ]] .
Ahora bien, también en ese sentido, las vinculaciones establecidas entre la UNMS y organizaciones feministas latinoamericanas y europeas y el desarrollo de proyectos de cooperación internacional determinan y configuran la propia realidad y desarrollo del proceso de empoderamiento de las mujeres saharauis. Así, los acuerdos y reflexiones de la XI Conferencia de la Mujer de América Latina y el Caribe (Brasilia, 2010) o de los Diálogos Consonantes (AL, 2010) son principios que permiten analizar y diseñar nuevas estrategias en el trabajo conjunto de la Red y la UNMS, con muchas reflexiones compartidas. Entre ellas, cabe destacar el papel que se confiere a la Cooperación al Desarrollo, que “(…) debe contribuir a la afirmación de la ciudadanía de las mujeres teniendo en cuenta sus múltiples diversidades. El fortalecimiento de los movimientos feministas y de mujeres como actoras de la democracia y el desarrollo es una condición ineludible (…)”[[Diálogos Consonantes de América Latina. http://www.americalatinagenera.org/es/index.php?option=com_content&view=article&id=1294&Itemid=410]].
En este sentido, se hace necesario que el trabajo de la Red permita generar nuevas instancias de articulación entre los diferentes actores de la Cooperación del Estado, las organizaciones feministas y los organismos internacionales participantes, para que se construya un marco ético que fortalezca y amplíe la confianza política, la transparencia y la mutua responsabilidad.
Si bien es cierto que se ha trabajado en esta línea, en lo interno de la Red Vasca se pone sobre la mesa la brecha que en la sociedad saharaui (también en la nuestra) existe entre los derechos formales consignados en el conjunto de las leyes y el ejercicio efectivo de las mismas. Esto, en parte, es consecuencia de un proceso de trabajo que a veces no ha sabido poner toda la atención necesaria en la realidad de las mujeres y la sociedad saharaui y su condición de sociedad musulmana, con países limítrofes de culturas y religiones también musulmanas. El movimiento feminista incipiente (DÍEZ Y SÁNCHEZ ROMERO, 2010) de los campamentos responde a lo que se denomina feminismo musulmán, que debe estar atento también a otras lecturas más radicales del Corán y que se defienden por ejemplo, desde el feminismo islámico que se desarrolla en países vecinos.
Por otro lado, el acompañamiento que se hace a su proceso de fortalecimiento interno, es un proceso de transformación interno que desde el inicio ha sido diseñado entre la UNMS y la Red. En este proceso, se ha tomado como punto de referencia e hilo conductor del mismo, la construcción de las Casas de la Mujer como una oportunidad para rescatar espacios propios de trabajo, convocatoria y desarrollo de las mujeres en los campamentos. Dicho proceso de transformación, requiere de flexibilidad y revisiones periódicas, con capacidad para adaptarse a la realidad de cada momento y a las demandas que las mujeres saharauis van planteándose. Lo que a veces se ha leído como un retroceso, en realidad constituye un avance: la verbalización de dificultades o de realidades que quizás en momentos anteriores no se pudieron identificar[[Encuentro mantenido con la RedVasca de Apoyo ala UNMS el14de julio de 2010.]]
No sin dificultades, la Red Vasca ha tratado de mantener el protagonismo de la UNMS, esto es, apoyar un proceso vivencial que se diseña y se lleva a cabo desde las vidas y experiencias de las mujeres saharauis. El papel de la Red ha sido y es secundario y más de apoyo y acompañamiento. Esto ha permitido desarrollar líneas de trabajo que nacen y se ejecutan directamente por la UNMS, como las reuniones de sensibilización y debate que se organizan con mujeres saharauis que ocupan puestos de responsabilidad o en puestos técnicos como hospitales o la Media Luna Roja Saharaui. O como el trabajo de derechos humanos que se realiza apoyando a las mujeres de los territorios ocupados y que se va consolidando poco a poco.
Por último y centrando más la atención en nuestro entorno, la experiencia de la Red recoge una forma distinta de hacer cooperación, poniendo en marcha iniciativas que implican a instituciones y entidades de muy distinta índole por su naturaleza y su radio de acción: entidades locales o supramunicipales; organismos autónomos centrados en la igualdad o en la cooperación; movimientos sociales de apoyo al Sahara, organizaciones feministas y de mujeres… Además, la Red aporta en la transformación de la cooperación vasca, en aquella desarrollada desde las entidades involucradas, la integración del enfoque de género en los diferentes proyectos que se diseñan y ejecutan desde las organizaciones. La participación que se está teniendo en la generación o consolidación de redes más amplias y en espacios de debate también está apoyando en el desarrollo continuo de los diferentes modos de cooperación que pueden plantearse desde nuestra realidad.
4. CONCLUSIONES
El feminismo clásico encuentra ciertas reticencias de aplicación por parte de las mujeres de contextos socio-culturales distintos al occidental, especialmente en el mundo árabe-musulmán o en los pueblos indígenas. Algunas autoras (AMORÓS, 2006)han apostado por la construcción del denominado “feminismo global” como un enfoque aglutinante y conciliador de las distintas demandas de las mujeres en activismos diversos. En este marco, el denominado feminismo islámico ha experimentado un creciente desarrollo con aportaciones valiosas de pensadoras musulmanas como Nawal Al-Sa´dawi (1991), Valentine Moghadam (2006), Sophie Bessis (2002) o Fatima Mernissi (2002). De las tres tendencias identificadas en este artículo, la experiencia de la UNMS puede ser enmarcada en el denominado feminismo musulmán, que propone una relectura de los textos sagrados para recuperar la libertad de las mujeres que ha ido mermando a través de la interpretación patriarcal de los mismos (AL-SA´DAWI, 1991). Esta ubicación de las mujeres saharauis en el feminismo musulmán, responde también a la realidad histórico cultural de la sociedad saharaui que tradicionalmente, debido a su carácter nómada, ha colocado a la mujer saharaui en una situación muy distinta a la de las mujeres de otros países delNorte de África (JULIANO, 1999).
Las mujeres saharauis, a través de la UNMS, han apostado, desde el inicio del conflicto y el refugio, por la construcción de capacidades. Así, además de la gestión y auto organización de los campamentos de población refugiada, las mujeres saharauis han sido capaces de construir espacios propios de encuentro y formación, como las Casas de la Mujer, donde reflexionan sobre las políticas de dominación entre hombres y mujeres. Igualmente, han sido precursoras de la economía productiva en los campamentos, con experiencias productivas en las cooperativas de mujeres (TRUONG, 1997). Sin la suficiente atención a estas cuestiones, el proceso de empoderamiento de las mujeres no podría evitar convertirse en un instrumento para conseguir las metas del estado, el mercado u otros agentes de la sociedad civil, en lugar de en instrumentos de las organizaciones de mujeres. Por ello, las aportaciones del movimiento feminista al discurso del Desarrollo Humano se convierten en fundamentales para la consecución de una verdadera justicia social.
En el contexto del refugio, el papel de la cooperación resulta especialmente relevante, y ha sido fundamental para el intercambio de experiencias y para el proceso de reflexión interno experimentado por la UNMS. En este sentido, el posicionamiento de la experiencia analizada en este artículo, la Red Vasca de Apoyo a la UNMS, ha supuesto desde su posicionamiento ético y político (LÓPEZ y ALCALDE, 1999) un acicate para otras experiencias de la cooperación vasca.
Los retos que quedan por delante no son pocos, especialmente para la Unión Nacional de Mujeres Saharauis. Serán ellas quienes tendrán que hacer frente a los equilibrios que requiere dar respuesta a las necesidades básicas de su pueblo y atender, a su vez, a sus intereses estratégicos como mujeres, manteniendo posiciones en espacios de decisión, en el control de los recursos y en las instituciones. Son conscientes de que otras muchas mujeres han perdido derechos, se han visto obligadas a replegarse cuando se ha conseguido dar el paso a un nuevo tipo de organización social y política. Y por eso están trabajando ya con las mujeres, están formando redes de mujeres conscientes de sus capacidades y convencidas de la importancia de participar de forma activa en la vida política, social y económica de su pueblo. El reto no es menor, pero como afirma la Secretaria General de la UNMS, Fatma El Mehdi (EL MEHDI, 2006), esto es un aporte a su sociedad y también al resto de mujeres del mundo islámico del que son parte.
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