20 y 21 de febrero.
La JEP determinaba hace pocos días que esta masacre en la comunidad de paz constituye un delito de guerra y de lesa humanidad http://www.pachakuti.org/spip.php?article1504
La delegación asturiana número 18 estará en la Comunidad de Paz, los días previos a que se celebren los 25 años de la Comunidad de Paz de San José Apartadó en marzo.
Una larga historia por defender su derecho a no convivir con actores armados, legales o ilegales; por trabajar la tierra de forma comunitaria, por la defensa del territorio, la soberanía alimentaria y la lucha contra la impunidad de todos los crímenes cometidos en la zona. La denuncia constante de la implicación del estado en las violaciones de derechos humanos, así como el señalar el dominio paramilitar que sigue vigente en la región, les ha costado seguir en el punto de mira. https://cdpsanjose.org/la-historia-vivida/
El 21 de febrero de 2005 la Comunidad de Paz de San José de Apartadó vivió uno de sus momentos más dolorosos cuando fueron masacrados 7 de sus miembros y un campesino del vecindario, entre ellos su líder histórico Luís Eduardo Guerra (conocido por haber estado en giras internacionales representando a la comunidad) y 3 niños de corta edad, siendo todos descuartizados.
La masacre fue cometida por cincuenta paramilitares. Pero a pocos metros del lugar estaban militares del batallón “Francisco de Paula Vélez”, quienes durante cinco días patrullaron conjuntamente con los «paras» y compartieron campamentos, raciones de campaña y hasta a “Jonás” y “Ratón”, dos guías de las autodefensas.
La sentencia judicial prueba el actuar premeditado, permanente y coordinado de militares y paramilitares contra la comunidad de paz y el exterminio al que la Brigada XVII ha intentado someterla.
La Comunidad de Paz (que tiene hermanamientos europeos variados, entre ellos los ayuntamientos de Burgos, Rivas y Alburquerque) continúa denunciando de forma sostenida la presencia de ilegales paramilitares en las inmediaciones de la comunidad, con el visto bueno o la ocultación de las autoridades militares.
A los pocos días de esta masacre, Pachakuti se concentraba junto a Amnistía Internacional frente al teatro Campoamor: en dicha actividad de calle estaba Luciano Romero, en aquel momento protegido por el Programa Asturiano de DD HH y que pocos meses después sería asesinado en Valledupar en una acción que también tiene condena parcial calificada como crimen de lesa humanidad al tener alianza criminal entre miembros de la fuerza pública, que le secuestraron y torturaron, y paramilitares, que le asesinaron y tiraron su cuerpo a un basurero.
Posteriormente, el grupo de refugio en Asturias, cambiante en composición cada año, tomaría el nombre de Luciano Romero para autodenominarse y seguir manteniendo la denuncia por el exterminio social. (Ayer se conocía el crímen número 25 de lideres sociales en este año 2022. Son 1311 desde la firma de la paz).