MESA DE DÍALOGO
MODERA:
–Maleni Sopeña
INTERVIENEN:
–Deyanira Soscué -Lideresa indígena – Cauca – Colombia
–Francisca Rodríguez-ANAMURI- Chile
-Maleni Sopeña
Incorporación de los valores y principios de las culturas originarias y de las construidas los procesos históricos. Conformando un conjunto de identidades auto valoradas que se reconocen como diversas desde esos espacios territoriales en el ideal de construir un espacio plurinacional para vivir bien. La mesa propuesta de esta mañana lleva por título La Hora de las Subalternas, en definitiva queremos visibilidad y reconocer los haberes de las mujeres, las interpretaciones, el pensamiento de las propias mujeres. Comparto la necesidad escuchar este pensamiento. De abrir nuevos caminos, nuevos horizontes. Que nos hagan replantearnos precisamente las culturas, las diferencias y las similitudes. También cuestionarnos sobre las identidades. Los factores que integran y que excluyen. Las culturas son en plural construcciones y constructoras del mundo simbólico y de la sociedad vivida que diferencia y acerca, que da pertenencia. Que relaciona con los contextos. Que refleja las diversidades y las complementariedades. Las culturas caminan a lo largo de los territorios, de las historias en un mundo nómada que fructifica en el centro y en los márgenes de la normalidad. Paradoja que contiene el mismo tiempo tradición e innovación. La globalización tiene que interpelar nuestro pensamiento. Les exige tomar conciencia del significado y de los efectos de la mundialización y de las culturas. Las industrias culturales generadas en un manejo de la comunicación y de las nuevas tecnologías y la información. Considero que es importante pensar si somos productores de cultura o somos solamente consumidores de bienes culturales. El fenómeno de resistencia cultural esa característica de los pueblos originarios su lucha con tesón y paciencia son factores que determinan la unidad de sus miembros en todos los estratos sociales, territoriales y económicos en los que se encuentra. Revalorizar esas culturas, lo comunitario, lo colectivo, creo que es necesario.
Sin más me es grato presentar a estas dos mujeres con una biografía que da cuenta de su compromiso, de su sabiduría. De la experiencia en la lucha. En la resistencia.
No alegrará escuchar lo que desde su perspectiva cultural, desde su análisis de la realidad, desde su punto de vista quieren trasmitirnos frente al fenómeno de la globalización y a los análisis. Conocer otras funciones culturales, las suyas, las de sus pueblos. Visibilizar sus estrategias, su pensamiento.
En primer lugar nos hablara Francisca Rodríguez lideresa campesina de ANAMURI-Chile. A Francisca la llaman la Pancha. También pertenece a la Asociación Nacional de Mujeres Rurales Indígenas de Chile , parte de la Coordinadora Latinoamericana de Organizaciones del Campo. Es sin duda una referencia de los movimientos sociales. Ya no sólo en su país, sino a nivel latinoamericano y mundial.
Como campesina, como luchadora social, se destaca por su carisma, por su profundidad política. Por su discurso claro. Por su sencillez y por su generosidad.
He recogido parte de unas frases que ella comentó en una conferencia y que dicen que “el desafío para nosotras es bien grande, porque luchar por la soberanía alimentaria, no solamente representa defender un valor ético sino también darle sentido a una comunicación que visibiliza a las mujeres campesinas, indígenas y a sus luchas. Proteger la tierra, las semillas y el territorio forma parte de un esfuerzo mayor el del SUMAK KAWSAY o Buen Vivir propugnado por los pueblos y las nacionalidades indígenas”.
La otra compañera que nos hablara a continuación es Deyanira Soscué. lideresa indígena del pueblo Nasa del Cauca, Colombia. Denuncia que las políticas neoliberales del gobierno están llevando a la vulnerabilización de derechos. Deyanira destaca la presencia del conflicto armado y de los Tratados de Libre Comercio, como uno de los elementos responsables de la deconstrucción de sus tierras y sus pueblos. Ante esto Deyanira reconoce que las comunidades originarias están saliendo cada vez más a la calle para reivindicar sus derechos.
La defensora de los derechos humanos asegura que sus reivindicaciones no están exentas de peligro. Afirma que por su labor sus vidas están en constante peligro y perseguidas por su lucha política. A mis manos había llegado una carta con unos datos biográficos que nos aportó la compañera y yo tuve el placer de compartirlo también con mis alumnos y me emocionó muchísimo cuando lo leí.
Quiero leéroslo también. Ella es lideresa indígena, identificada con su DNI y es estudiante de la Escuela de Formación Política. Gestora de la constitución del cabildo donde realiza su trabajo de manera constante como educadora y lidera un proceso organizativo con las comunidades.
Dice: Me gradué en la especialización en derechos económicos, sociales, culturales y ambientales el 10 de diciembre de 2011, soy lideresa de base y comunera del cabildo indígena de Cerro Tijeras, he venido participando y apoyando nuestro proceso político organizativo del movimiento indígena desde los 10 años en que empecé a trabajar y aún sigo en pie de lucha hasta que se apague el sol. En estos 10 años de trabajo, de lucha y de resistencia, he tenido la oportunidad de ser gobernadora estudiantil. Animadora juvenil, coordinadora del programa de la mujer. Facilitadora de talleres para nuestras mujeres en las comunidades y docente de una escuela.
Esto gracias al todopoderoso, a los espíritus de la madre tierra. He trabajado en defensa de la vida, del territorio, de la tranquilidad, de autonomía. Hemos trabajado por construir una paz responsable, participativa de modelos convivenciales del buen vivir. Gracias a todo este esfuerzo, trabajo con nuestras comunidades, con los mayores, con las autoridades, con las organizaciones.
Muchos de los que animamos a la gente somos amenazados por diferentes grupos armados, legales e ilegales. Porque nosotros trabajamos en unidad, sin hacer daño al pueblo. Peleamos políticamente, no utilizamos las armas. Y como somos la voz de un proceso nos tienen al rojo. Porque para nosotros es claro del sistema neoliberal, capitalista como modelo de un país le tiene más miedo a un hombre o mujer pensante que a miles de hombres armados.
Les dejo con las palabras de Francisca. Agradecerle y darles la bienvenida.
-Francisca Rodríguez-ANAMURI- Chile
Saludar a todas y a todos. Agradecer la oportunidad de poder compartir con ustedes algunas de nuestras experiencias. Agradecer el trabajo y felicitar el trabajo que hacen los compañeros de Soldepaz de traer un pedazo de nuestra América para compartirlo con ustedes.
Creo que es un trabajo muy noble que nos va fortaleciendo a cada uno de nosotros.
Conversábamos con nuestras compañeras y les decía que me cuesta enfocar la mesa. Por una razón bien simple, ya que me puedo perder porque me cuesta más hablar de Chile, que de América Latina.
Hablar de nuestro proceso es importante en el mundo como Vía Campesina. En toda nuestra vida en la organización hemos logrado construir un proceso común que está enriquecido con el trabajo, experiencia y el aporte de cada uno de los países, de cada uno de los movimientos, de cada una de las organizaciones. Pero particularmente por la lucha de la mujer.
Me alegra mucho compartir con Deyanira este espacio y creo que esto es lo que tiene que darse (entre los campesinos hay dicho que dice que en una yunta de bueyes siempre tiene que haber un buey viejo y un buey joven.
Esa es la fortaleza de nuestros movimientos. El entender que hoy en día es indispensable para nosotros recuperar esa ciencia, ese saber, ese conocimiento, que hay en los hombres y mujeres del campo.
Pero también hemos de recuperar nuestra memoria. Hemos de tenerla presente para seguir avanzando. Lamentablemente nuestros pueblos han sido tan golpeados, que con mucha facilidad el sistema nos ha ido imponiendo una serie de valores y conductas que hace que la memoria se vaya perdiendo.
Y un pueblo sin memoria es un pueblo sin historia. No tiene futuro ni tiene porvenir.
En ese sentido creo que es muy importante y me alegra mucho tener a tanta gente joven participando en esta actividad.
Les cuento que nosotras estamos en ese proceso. En un proceso de recuperación de la memoria. Vengo de Chile. Acabamos de cumplir 40 años de lo que fuera el golpe de estado. Vivimos momentos muy dolorosos porque las heridas están abiertas, hay duelos no cerrados.
Sin embargo creo que este 40 aniversario es un reencuentro importante de nuestro pueblo con la verdad, con la historia al mismo tiempo que nos va dando valor y nos va rearmando a partir de lo que fueron las luchas anteriores. Hoy en día Chile está en lucha por todos lados. Sin embargo veo un problema que radica en que las luchas día son aisladas y entiendo que hemos de recuperar esa fuerza común, colectiva, que tiene que animar la vida y la lucha de los habitantes del planeta. Ese es el espacio que nos falta por recuperar.
¿Qué es ANAMURI? Es la Asociación Nacional de Mujeres Rurales e Indígenas. Somos una organización joven, tiene 15 años aunque las que la hayamos constituido tengamos más.
ANAMURI es parte del proceso de construcción de un movimiento del campo en América Latina. De las primeras organizaciones fueron la Bartolina Sisa de Bolivia, y otras de la República Dominicana y la Asociación Mexicana de Mujeres en Red.
En medio de esto fueron surgiendo otras organizaciones. Nosotras éramos parte del movimiento campesino, de las organizaciones campesinas. En ellas había mucho temor a que las mujeres entráramos. Había desplazamientos de nuestros compañeros.
Cuando nos constituimos como ANAMURI nos fuimos en rebeldía. Éramos mujeres rebeldes. Nos rebelamos a seguir encapsuladas. Necesitábamos crear y creamos una organización, chiquitita, de 52 mujeres. Al año éramos 1400. Hoy en día somos más de 10.000. Somos la organización campesina más grande del país. Es como si la mujer estuviera esperando que surgiera un espacio para ella.
Desde un principio dijimos, este espacio es un espacio donde nosotras nos encontramos, nos organizamos, crecimos, nos alimentamos y vamos a ir a participar al movimiento campesino. Esa fue una de las primeras decisiones políticas, no íbamos a permitir que nos aislaran y que nos quedáramos en un ghetto de mujeres. Éramos mujeres organizadas pero actuando para cambiar el mundo, ya que ese era nuestro objetivo político.
No crean que fue fácil. No fue fácil para nosotras y no fue fácil para ANAMURI. Ni fue fácil después para las compañeras de otros países porque los compañeros no lograban entender que nosotras nos fuéramos pero al mismo tiempo insistimos estar allí. En ser parte del movimiento. Todo ello significó dar batallas importantes al interior de nuestras organizaciones y un cambio también de nuestra forma de ser. Éramos mujeres campesinas. No éramos mujeres de la ciudad. Éramos mujeres que llegábamos a la organización por diferentes formas. Llegamos de momentos de dictadura. Llegamos buscando a los maridos que estaban prisioneros o que estaban desaparecidos y a alguno que, también, aprovechando el momento se fugó.
Recuerdo que los compañeros nos pidieron que hiciéramos una reunión de mujeres para que convenciéramos a las mujeres sobre su participación. Es decir, que dejaran participar a los hombres porque teníamos tanto temor nosotras que no les dejábamos participar.
¿Y saben de lo que nos dimos cuenta? Que nosotras teníamos miedo, pero también nuestros compañeros y se estaban escudando detrás de nosotras para no rearmar la organización.
En ese momento descubrimos que teníamos un lugar en la organización y nos planteamos fuertemente el tema sindical como un desafío porque pertenecíamos a una confederación sindical. Hoy en día somos asociación gremial. Una nueva forma que nos permitió constituirnos legalmente porque la legalidad en el campo es importante ya que si no tienes personalidad jurídica no eres nadie.
Este proceso de aprendizaje que para nosotras fue el estar con nuestros compañeros nos fue dando la razón de que teníamos que dar un paso adelante en función de poder permitir toda la creatividad, toda la fuerza que había y la pasión que tenemos las mujeres, realmente fortalecida en la causa que nosotras estábamos buscando. Que veníamos buscando desde tiempo de la dictadura. Era la lucha contra el fascismo. Era esa ansiada democracia que llegó encapsulada, pero que ahí está.
Nosotras queríamos ir más allá de esa democracia encapsulada. Queríamos recuperar lo que habíamos perdido. Creo que eso fue el devenir de ANAMURI.
Ese fue el inicio de ANAMURI. Fue creciendo, creciendo y se fue transformando en la organización que es hoy en día. Una organización de mujeres rurales y de mujeres indígenas en la que no ha sido fácil la convivencia.
Hemos aprendido unas de las otras. Antes de constituirnos en ANAMURI mucha gente pensaba que en Chile sólo había mapuches. Porque mapuche es el pueblo guerrero, el pueblo luchador. Y pareciera que no hubiera otros pueblos. Pero Chile originariamente fue un territorio de diversos pueblos indígenas. Quechuas, Aymaras, Atacameños, Dieguitas, Picunches…Los mapuches son el pueblo más extendido.
Somos un pueblo diverso y además compartíamos frontera tanto los Coyas, como los Mapuches, como los Aymaras y los Quechuas con Argentina, Perú, Bolivia.
Un polo de diversidad, con costumbres, con saberes y conocimientos, valores y con agriculturas diversas ( porque no podemos decir que hay una sola agricultura sino agroculturas diversas) que tienen que ver con el territorio, el clima, con su gente.
Los pueblos indígenas se dedicaban a la actividad ganadera, al pastoreo, a la alfarería, principalmente las mujeres. El pastoreo era también un trabajo de mujeres.
Con injusticias como el caso de una compañera Aymara que estuvo en la cárcel porque extravió a su hija en el pastoreo y la acusaron. Porque estas son las leyes injustas. Tremendamente injustas. La tuvieron presa porque era responsable de la pérdida de su hija. Sin embargo un mapuche que mató con 17 puñaladas a su compañera, a su esposa, a su pareja solamente le sirvió con pedir disculpas. Porque estas son las costumbres de los pueblos. Se refirieron al convenio 169 de la OIT para justificar la conducta que era por el estrés, la locura que le dio. Y por lo tanto le dio una locura y mató a su mujer.
Para que veamos las contradicciones de la ley para una cosa y para otra. Pero siempre para fustigarnos a nosotras.
La agricultura intensiva occidental está localizada en los estrechos fondos de los valles. Son los terrenos de riego, la mejor tierra agrícola del país. Era nuestra zona de cereales. Donde bullía la zona del campo. Hoy en día son plantaciones industriales destinados a los mercados internacionales. Nosotros producimos para la demanda de ustedes y otros países como EE.UU., Japón…. Nosotros éramos el segundo país exportador de salmón.
Somos un semillero de semillas transgénicas (aunque la ley no permite que se produzcan semillas transgénicas) y por lo tanto es una hipocresía. Nuestro territorio está protegido por la Cordillera de los Andes para mantener mejores condiciones para la producción de semillas y por toda la costa que tenemos de norte a sur se ha ubicado Chile como semillero transgénico principalmente de maíz y de soja. Estas son las amenazas más grandes de nuestra vida. Lo que ha significado la aplicación de sistemas neoliberales y capitalistas aplicadas con toda su furia en el país.
Chile un país pequeño es una potencia agroalimentaria. Para todo ello, esta “modernidad” nos ha ido despojando de la conciencia y nos ha hecho perder identidad.
¿Quiénes somos hoy en día? ¿Qué hacemos hoy en día? Hay mujeres campesinas, asalariadas agrícolas. Mañana serán recolectoras. Hay un proceso muy serio dentro de la emigración que vivimos las mujeres. La emigración de la mujer colombiana el tráfico de mujeres para la industria del entretenimiento. Hay mucha prostitución que ha llegado de mujeres de República Dominicana, Colombia…
Este país aparentemente, el de los milagros económicos, convoca a mucha gente sin saber lo que les espera en el país del milagro económico.
Y lamentablemente un país que fue tan conocido y tuvo tanta solidaridad en el mundo, hoy en día es un país aislado porque por un lado es como que Chile no necesita ayuda porque está en la cúspide y por otro lado hay una serie de reparos hacia este país que se mostró como el país del terror por lo que significó la dictadura y hoy en día es el país del éxito.
Son las tremendas contradicciones que va poniendo el capital para contradecirnos a nosotros mismos. De repente para quedarnos sin argumentos. En Chile está todo privatizado, absolutamente todo. Lo último que faltaba por privatizar eran las cárceles y también están privatizadas. Ya empezó el lento proceso de privatización de las cárceles. Porque las cárceles también son mano de obra barata. En Chile hay un gran mercado de obra de mano barata. Ya no podemos hablar del obrero porque el obrero ya no existe. Hay trabajadores precarios y trabajadoras precarias.
Trabajadores que están en peores condiciones porque primero fueron las contradicciones inherentes de la dictadura, después instalaron una serie de empleos precarios donde fueron las mujeres. Y nuestros compañeros no fueron capaces de darse cuenta de que el mundo del trabajo estaba cambiando y por lo tanto se gestó una fuerte violencia contra la mujer ya que teníamos deberes, pero también teníamos unos derechos que nos habíamos ganado y que hoy en día se perdieron. Y se perdieron precisamente porque el movimiento sindical no miró el mundo del trabajo con todas sus dimensiones y lo que esto significaba.
Primero vinimos nosotras, bajamos el salario, limitamos las normas, limitamos los derechos sindicales y después de nosotras vinieron los estudiantes. Y los estudiantes nos bajaron de salario a nosotras. Ha sido una cadena perversa por la que ha pasado el sistema y en otros países también ha sucedido lo mismo.
Esto es más o menos el panorama de Chile y en eso se inserta nuestra organización. Nosotros hemos definido nuestra lucha en contra del capitalismo y contra el imperialismo. Es una lucha por la dignidad, por la igualdad, por la justicia, por el respeto a nuestras culturas y a la naturaleza. Luchamos por el derecho a continuar existiendo como campesinas, como indígenas, como pueblos soberanos, solidarios donde el valor y nuestro trabajo se respete y se respeten también nuestros derechos.
Digo esto porque ha sido una lucha tenaz. Con muchas dificultades dentro del propio movimiento campesino. No todas las organizaciones son parte de la Vía Campesina.
La fortaleza de nuestra organización tiene que ver precisamente con este proceso de construcción que hemos hecho las organizaciones en América Latina donde las mujeres hemos jugado un importante papel. A nosotras nada se nos ha dado. Sino que fueron propuestas que nosotras hemos ido construyendo y son las luchas que nosotras hemos ido dando.
Por eso cuando se hablaba y se decía desde el espacio de la subalternas yo decía también de las irreverentes. Porque eso somos, las irreverentes. Las mujeres luchadoras. Las locas, porque eso dicen que somos locas, no páramos.
Siempre estamos en permanente movimiento en construcción, estamos llenas de ideas y eso creo que fue lo que nos permitió construir un espacio de mujeres. Nos dimos permiso para volar. Nos dimos permiso para crear. Y nos dimos fuerza para luchar. Porque fuimos capaces de no quedarnos aisladas en un rincón y salir a mirar lo que estaba pasando fuera de la Cordillera de los Andes. Y fuera de la Cordillera de los Andes había vida, lucha, a pesar de que éramos un continente, estábamos tremendamente golpeados con dura dictadura militar en el sur de América y con las luchas guerrilleras en Centroamérica. Y con Colombia y toda su situación. Nuestro primer Encuentro Continental fue en Colombia “Con sol y con ternura aramos los surcos de la libertad”. Esa fue nuestra primera consigna que nos juntó a las mujeres de América latina.
Hicimos este proceso de crear un movimiento de mujeres. Dos pasos importantes un movimiento de mujeres emergente y un movimiento de jóvenes luchadores irreverentes que fue el Movimiento Sin Tierra. Porque eso era el MST. Era un movimiento de jóvenes que creyendo esos sueños emigran y miran hacia el campo. Por eso creo que tuvimos esa suerte en el continente de contar con estos dos procesos tan importantes.
Hubo un tercer momento que nos abre las puertas. Que fue armar una campaña cuando se pensaba celebrar los 500 años del “Descubrimiento”. Y nosotros dijimos que aquí no hay nada por descubrir. Lo único que tenemos nosotros es que descubrirnos dentro de nuestra historia y dentro de nuestra lucha. Aquí tenemos que reconocer lo que han sido los procesos América Latina. Y lanzamos nuestra Campaña de 500 años de resistencia indígena, campesina y popular. Y desde un primer momento las mujeres fuimos parte esencial de esa campaña. Aunque cuando termina la campaña los compañeros dijeron a nuestro lado estuvieron siempre las mujeres. Y nosotras dijimos “no, compañeros, no los tuvimos a nuestro lado fuimos parte de la lucha, fuimos parte de la construcción”.
Por lo tanto reclamamos el espacio que nos corresponde. Por eso hoy en día tenemos establecida la paridad de género que no es fácil que la entiendan los compañeros pero que también la asumamos nosotras.
Son retos para los compañeros y son retos para nosotras. Las propuestas más importantes de las campañas, las más significativas que hay a nivel del campesinado son propuestas hechas por las mujeres. Y no nos habíamos dado cuenta de lo buenas que éramos.
Cuando hacemos recuento y empezamos a mirar hacia atrás vemos que es importante no perder la memoria y recuperar nuestra historia. Cuando juntamos todas nuestras declaraciones y todas nuestras propuestas nos dimos cuenta del paso importante que habíamos dado como Vía Campesina a nivel internacional. Potente, fuerte, reconocida, luchadora y de tener un movimiento como el que tenemos en América Latina La Coordinadora Latinoamericana de organizaciones del campo CLOC- VC que es nuestra identidad y dentro de esa identidad nos incluimos las articulaciones de las mujeres del campo de América Latina y del Caribe.
ANAMURI ha sido una parte importante de este proceso de construcción. Creo que soy de las pocas que queda que formamos parte de este proceso, seguimos paso a paso la construcción porque veíamos los procesos anteriores. Hay una historia hacia atrás. Nosotros veníamos de varias organizaciones de la Organización Sindical Mundial. Éramos parte de la Unión Internacional de la Agricultura (ese fue mi primer trabajo nacional donde estuve a cargo de la oficina de asuntos de la mujer)
Para llegar a concretizar este proceso que se abre América Latina, que se abre en el mundo y queda en las bases para una organización en Chile, que hoy en día está pensando en pasos mayores, tenemos nuestra Campaña de Semillas.
Estamos en la recuperación de nuestros saberes. Por eso nuestro espacio de biodiversidad donde nosotros intercambiamos saberes. Porque las mujeres de la ciudad también saben y nosotras sabemos y es el espacio donde intercambiamos nuestros saberes. Donde compartimos nuestros sabores. Porque tenemos que recuperar nuestra alimentación. Un país que no mantiene su alimentación, como decía José Martí, es un país esclavo. Por lo tanto cuando Vía Campesina plantea la soberanía alimentaria como un derecho, no es solamente un derecho como nosotros campesinos, es un derecho de los pueblos. Se convierte en un planteamiento revolucionario que parte del sector que siempre se había mirado menos, un sector oprimido, más separado… sin embargo es el que ha hecho grandes propuestas para la humanidad.
Y que ha dado esperanzas nuevamente para las luchas. Porque nuestras luchas son esperanzadoras. No por casualidad nuestra consigna en nuestro caminar de vida es globalicemos la lucha, globalicemos la esperanza. Porque eso es vía campesina, es un reto. Construir una vía alternativa al modelo neoliberal.
Tenemos una propuesta en la humanidad que es la soberanía alimentaria tenemos una demanda que tenemos que luchar todos por ella. Nuestro camino es globalicemos la lucha y la esperanza.
Nuestra tarea es acabar con la violencia hacia la mujer en el campo y la violencia en sí. Todo tipo de violencia que hoy en día se vive en el campo. Y vamos sumando las luchas.
Hay que recuperar nuestras semillas, defenderlas. La soberanía alimentaria a nosotras nos devolvió identidad. Nos empoderamos y hacemos el ejercicio de la soberanía alimentaria. Nosotras fuimos las descubridoras de las semillas. Las primeras agricultoras sobre la tierra. Y con esa convicción hoy en día seguimos avanzando y nuestro gran reto es que hemos dado el paso más grande inimaginable para el resto de las mujeres, es haber declarado que sin feminismo no habría socialismo. Y por lo tanto nosotras estamos en un proceso de construcción de una propuesta desde nosotras sobre un feminismo campesino y popular. Un feminismo campesino y popular con mucha discusión, con identidad.
Porque este sistema no solamente nos ha despojado de nuestras conciencias, sino que nos despojó de un movimiento de mujeres que al final del siglo pasado se había construido y en el que logramos dar un paso importante. Incluso en la construcción de género. Dos pasos importantes de fin de siglo. Un movimiento de mujeres, una construcción de género.
Al poco andar dejamos de ser mujeres en desarrollo para ser género en desarrollo y nos volvimos a convertir en porcentaje. Y contra eso tenemos que luchar y en ese proceso estamos hoy en día las mujeres del campo con dificultades. Más que dificultades con nuestros compañeros son nuestras propias dificultades. Porque somos un sector conservador. Muchas gracias.
-Deyanira Soscué -Lideresa indígena – Cauca – Colombia
Cordiales saludos. Muchas gracias por la participación. Muchas gracias a Pachakuti por la invitación. Para mí es muy grato compartir con ustedes y también trasladarles un fuerte abrazo, un fuerte saludo del Movimiento Indígena desde la lucha y la resistencia de las mujeres.
Yo pertenezco al pueblo indígena Nasa de Colombia, le contaba a la compañera cuando recién nos conocimos un poco hablando del proceso, que ella tiene historia (Francisca Rodríguez – ANAMURI) y nosotros recién acabamos de empezar a caminar. Compartir con ella un poco para nosotras mujeres jóvenes es muy fácil pero también es muy difícil. Muy fácil porque quizá tenemos todas las energías, tenemos todas las esperanzas, pero es muy difícil porque aún estamos aprendiendo a caminar dentro de este proceso y podemos equivocarnos muchas veces.
La mujer indígena de la resistencia ha venido trabajando desde antes de 1492 en Latinoamérica ya se estaba trabajando desde antes de esa época.
La compañera hablaba de los 500 años, nosotras tampoco como mujeres indígenas lo celebramos como el descubrimiento. Para nosotras el cuento ese del descubrimiento no cabe en el discurso, ni en nuestras mentes como mujeres desde el marco político, desde nuestra organización más directamente porque en Colombia somos 102 pueblos indígenas con diversidad de identidad cultural, con 64 idiomas para algunos son dialectos, pero para nosotros son idiomas originarios de la raíz, entonces como Cauca el 24 de febrero de 1971 se constituye el Cric con tres principios fundamentales: la unidad, la tierra y la cultura pero en estos 42 años de lucha y de resistencia en base a la recuperación del territorio por el despojo que nos habían hecho los terratenientes, nosotros somos desplazados y aún somos más desplazados.
Se ha constituido (en el CRIC) el programa de mujer, en ese programa las mujeres estamos trabajando por la vida, el territorio, los derechos y por una identidad cultural. No sólo exigiendo nuestro derecho a tener participación política, sino también a un reconocimiento como mujer, a un derecho a la igualdad y respeto a la autonomía y el sólo hecho de ser mujer, el sólo hecho de que las mujeres no estemos en espacios políticos, públicos, y sí privadas en la casa, esposas, hijas, madres, abuelas, nietas, queremos nuestro derecho a nuestra identidad y libertad. Como decía la compañera poder volar libremente, poder reírnos libremente, poder llorar libremente, poder expresar lo que sentimos sin ser discriminadas, rechazadas e ignoradas.
Nuestra lucha también se está dando a base de que la privatización y el modelo de nuestro desarrollo es un modelo que se está implementando a nivel mundial. Es un modelo global la presencia de las multinacionales o transnacionales.
En nuestro territorio está la Anglogold detrás del recurso del oro pero también están otras multinacionales. La que lleva más de 26 años en nuestro territorio es la Unión Fenosa que nos ha desplazado, nos ha masacrado, nos ha matado, pero con ello también se ha cargado a la Madre Tierra.
Tenemos nuestro río, cuentan nuestros abuelos, donde se podía nadar, donde se podía pescar, donde se podían hacer muchas cosas, donde se podía respirar, pero ahora nuestro río es un cementerio donde matan personas.
En el lodo es donde baja toda la contaminación y quienes respiramos eso somos los que vivimos alrededor y para la construcción de eso supuestamente se llevó una gran mentira de un gran desarrollo de construcciones de escuelas, de puestos de salud, etc. etc. Pasarán unos 300 años para volver a recuperar nuestro río para que vuelva a ser un río realmente.
El 60% de los recursos naturales aún están donde habitamos como pueblos indígenas, también la implementación de los Tratados de Libre Comercio, la ley 9/70 que es de semillas transgénicas como Monsanto. Ya no podemos tener nuestras semillas propias, ya no podemos cultivar osea, ya es prohibido.
Entonces nosotras aún seguimos en lucha. Estamos trabajando en lo que se llama banco de semillas propias. Cultivarlas pero también conservarlas directamente desde la tradición ancestral, desde la cosmovisión, manejando los tiempos de la luna y el sol para conservarlas no con químicos, sino que nosotros conservamos naturalmente.
También dentro de toda esta lucha tenemos mujeres en diferentes espacios, desde las bases hasta lo más institucional. A nivel regional tenemos mujeres en diversos y diferentes programas, pero aún seguimos luchando por nuestro verdadero espacio público y nuestro verdadero espacio político jurídico organizativo.
Tenemos mujeres guardias indígenas son mujeres que defienden el territorio y la vida, nos defendemos a nosotras mismas, no con un arma, sino con un bastón que es la simbología del respeto y la autonomía que es nuestra simbología de defensa, nuestro escudo.
Tenemos ahorita escuelas de formación política, porque ya nuestras compañeras, nuestras madres, nuestras mujeres de conocimiento, como le llamamos, las que tienen la ciencia, la sabiduría, luego se nos van y nosotras nos quedamos para repetir la historia viéndolas en esa ciudad. Si se nos van nuestras mujeres trabajadoras quién sigue de verdad la escuela de formación política. No sólo para las mujeres, también mixta para niños y niñas para hombres y no sólo indígenas, sino también los negros y los campesinos. Porque nosotras peleamos y luchamos en contra de las multinacionales para que no estén en nuestros territorios o se vayan de nuestros territorios indígenas, pero también están nuestras hermanas campesinas y nuestras hermanas negras, que también han venido a desarrollar un gran trabajo y con las que también seguimos en la lucha.
Entonces como pueblo indígena estamos trabajando en concienciarnos primero como mujeres desde la visión de la mujer. Estamos haciendo la campaña lo voy a decir en español, se llama “Si te pega no te quiere”. Empezamos desde ahí, Si te pega no te quiere, porque las mujeres somos víctimas de violencia física, simbólica y psicológica.
Muchas veces somos víctimas no sólo soy víctima si mi amigo, mi marido, o quien sea me da cuatro golpes, también soy víctima, puedo ser víctima de la violencia psicológica, simbólica.
Pero no sólo si te pega no te quiere, sino que explicamos un poco todo lo que son agresiones de violencia hacia la mujer. Desde ahí entonces empezamos a decir que seguiremos en lucha, que seguimos trabajando hasta que se apague el sol.
Muchas de nuestras mujeres están al frente de la organización, al frente de movimientos sociales, llevando, liberando, dando a conocer que pasa, que va a pasar y qué está pasando. Han sido asesinadas, amenazadas.
En el primer semestre de este año 36 defensoras y defensores fueron asesinados. Más de 5000 desplazados y las amenazas que son directas, indirectas, la llamada telefónica, la carta o en la calle, entonces también implementamos en un lema que es del movimiento indígena, que estamos trabajando en que a las mujeres podrán cortar nuestra rama, nuestros tallos, quemar nuestras flores, quemar las hojas, pero no van a poder acabar con nuestra raíz.
Entonces desde aquí estamos trabajando y seguiremos trabajando. Ahorita estamos hablando sobre el feminismo indígena. Nos hemos puesto a debatir, analizar y a mirar muchos puntos en común, muchos puntos que quizás aún no los tengamos muy claros pero como aún seguimos sumergidas dentro del modelo capitalista, machista, patriarcal…
Estamos trabajando y seguiremos trabajando hasta que realmente logremos construir lo que se llama feminismo indígena. Muchas mujeres ya se reconocen como feministas indígenas. Es un paso que estamos dando, estamos empezando. De un 100% hay un 70% que somos feministas indígenas y no solamente mujeres luchadoras sino mujeres feministas, indígenas, luchadoras y revolucionarias.
Hemos sido muy señaladas, discriminadas últimamente por llamarnos así, revolucionarias, por la iglesia, la religión. Por nuestros mismos compañeros de trabajo… Decimos ni un paso más, ni un paso menos. Muchas gracias
-Maleni Sopeña
Además de agradecer sus palabras yo creo hay que enfatizar ese proceso de trabajo constante y continuo que han venido haciendo las organizaciones de las mujeres y las propias mujeres. Y ahora tenéis la palabra para poder preguntar, compartir…
-Esperanza Fernández
Quería retomar el aspecto que comentaba Francisca de la memoria.
Es toda una lección lo que planteabas, lo que es la memoria que mantiene la búsqueda de esa verdad. Y que lo digas en este espacio, en este contexto social, el tema de la memoria histórica y recuperar también esa memoria que nosotros tenemos en estos 40 años.
Curiosamente en ese momento y en ese contexto hay un deslizamiento del lenguaje como siempre. Y también retomo el tema de la palabra y de las lenguas que decía nuestra compañera.
Viene el discurso de poder que se utiliza para deslindar y desplaza esa memoria.
Aquí en España cuando decíamos la roja, siempre decíamos la roja que está en las cunetas, España roja, enterrada en las cunetas. Y la selección española de fútbol se apropió del sentido de la roja.
Veo en esa operación un ejemplo clarísimo de ese deslizamiento interesado en que en la mentalidad ahora de la gente, incluso de la gente de 40 años, pero sobre todo la gente joven, la roja va a ser la selección de fútbol. Y ya no es esa España que sigue enterrada. Tenemos que recuperar la historia. Recuperar nuestra vida, nuestro camino y me parece toda una lección que hay que reactivar.
Por otro lado hablabas del sentido de saberes para recuperar los sabores. Por lo tanto estamos recuperando el sentido primigenio de la ciencia. Saber viene de sabor, de probar y esa experiencia nos fue asignada a las mujeres por el riesgo que corría.
Cuando había que probar hierbas venenosas nosotras fuimos las que experimentamos y por lo tanto las hacedoras de la ciencia, de la naturaleza.
Con relación a lo que planteaba Deyanira, (el tema de las lenguas) cuando ella decía que había 68 idiomas (silenciados, ninguneados). Como siempre porque son las lenguas de las que el poder se apropia.. El lenguaje de las madres que no son las lenguas que tenemos organizadas en las reales academias. Nuestra lengua no es el castellano, porque el castellano es una lengua patriarcal y cualquier otra lengua significa a la del estado y mientras los estados sean patriarcales, las lenguas son patriarcales. Cuando decimos que hablamos en nuestra lengua y en nuestro caso nos referimos al castellano, estamos hablando de una lengua del patriarcado. Cómo vamos a tener una gramática las madres, cómo van hacer una gramática que por economía de lenguaje se limite a las niñas.
Han salido desde la mesa elementos para seguir creciendo, para seguir recuperando ese sentido del lenguaje. Decía yo ayer que curiosamente andar y hablar son actividades que nos caracterizan como humanos son justamente áreas que básicamente hemos desempeñado las mujeres.
-Javier Orozco
Hay una serie de contradicciones que salen de la realidad y que ponen de presente que la lucha aquí en Europa tiene unas peculiaridades que ponen un nivel de exigencia muy alto.
En nuestro territorio estamos produciendo para lo que Europa demande no nuestro alimento, la uva es de Chile, salmón de Chile, camarón de Chile, medio mundo para transportarlo y traerlo y mientras los campesinos aquí se quedan sin trabajo. Es una contradicción grandísima.
En los territorios indígenas y campesinos de América hay un solo grito que es queremos papa, queremos maíz y multinacionales fuera del país. No queremos multinacionales en América. Aquí en Europa particularmente en Asturias, se clama para que no se vayan. Hay que vivir envenenados para que tengamos empleo.
Hay otra contradicción grande, se supone que los sistemas de justicia organizados provienen Europa. El código civil chileno, como código civil venezolano, como el código civil colombiano, se copiaron del italiano. Se llevaron a España y de aquí se la llevó a América. Sin embargo es paradójico que los criminales del franquismo se tengan que juzgar en Argentina, porque aquí no lo hicieron.
Podríamos sumar tres contradicciones mayúsculas. Como por ejemplo el tema de las fábricas de armas. En Colombia se están importando enormes millonadas de dólares anualmente y España es un importante proveedor de armamento para Colombia. De esa fábrica de armas que acaba de cerrar y que dejó a mucha gente sin empleo, que es un problema para la clase obrera de Asturias, sin embargo la gente colombiana que está sometida al terror del estado, por lo menos dice que una cerró.
Este foro nos puede servir para acercar distancias y reflexionar sobre nuestras contradicciones. Las mujeres en Asturias tienen fama de ser enérgicas, que llevan su casa, existe un matriarcado en Asturias. La comunidad Wayuu es en la cultura matriarcal ellas son las que deciden las pautas, los límites de paz o de guerra. Los hijos llevan los apellidos del tío materno Deciden sobre las fiestas. Pero no pueden decidir sobre el destino del territorio. Porque el destino del territorio está en manos de una empresa que está trayendo carbón para Asturias mientras aquí se cierran las minerías.
Aquí se les deja sin empleo y en Colombia destruyen la única sociedad matriarcal que es la Wayuu, para tener carbón bien barato. Se trae al Musel y se quema en la Térmica y la gente pague altísimas tarifas en la minería.
Si uno junta los problemas de Colombia, Chile, Brasil y de tantos sitios que no dejan vivir en paz a la gente, a las mujeres, lo que pasa aquí se encuentran con que los problemas no son los mismos, pero la raíz si es la misma. Las expresiones de los problemas cambian pero lo que entendemos que es la raíz es la misma. Seguro que va haber puntos encuentro en muy corto plazo.
-Francisca Rodríguez- ANAMURI
Hablar un poco de las contradicciones que habla el compañero.
Son las contradicciones propias del sistema. En el día de ayer ANAMURI estaba haciendo un encuentro con los trabajadores forestales. E hicimos un encuentro con los trabajadores mineros, es muy doloroso porque a los mineros no les importa que se estén terminando las tierras agrícolas. Ni lo que pase con la población, porque lo que importa es tener trabajo. A los trabajadores forestales no les importa que les estén invadiendo las tierras de los pueblos indígenas, porque lo que les interesa es tener trabajo.
Son las contradicciones del sistema. Y nosotros estamos conversando con estos sectores para poder ver qué es lo que está pasando. Este sistema nos ha caído sobre la espalda como una lápida que pesa. El impacto que hay en las mujeres es mucho mayor. No es que los hombres no estén impactados, pero además de lo mal que estamos nosotras, tenemos que ayudar a que se vayan levantando los propios hombres. Creo que el sistema es perverso. Una de las cuestiones más fuertes que nosotras tenemos hoy en día es cómo construimos, y cuál es la propuesta que somos capaces de construir cuando hoy en día nos han encapsulado y nos han convertido en consumistas. Porque los modelos de consumo responden al consumo que ya tiene la población. Dentro de esa situación al final las consumistas somos las mujeres. Lo que nosotras estamos planteando es la construcción de esta propuesta que tenemos que hacer.
Cuando nosotras planteamos que sin feminismo no había socialismo, no es que lo tuviéramos pensando tan claramente es que la CLOC, La Coordinadora Latinoamérica de Organizaciones del Campo, se plantea en América Latina un paso adelante. Nosotras, trabajamos el socialismo de siglo XXI, el socialismo popular.
Lo que no queremos es que la estrategia política se discuta sin discutir la situación de las mujeres dentro de esto. No vamos a postergar nuestro planteamiento para cuando la cosa esté chica, y entonces nosotros sacamos del baúl nuestras demandas y decimos estas son, no, queremos hoy en día que cualquier discusión política nos incluya.
Y por eso es que estamos construyendo nuestra propuesta que está incluida dentro de la propuesta política que está haciendo el movimiento dentro de este proyecto popular alternativo que tenemos, que construimos los pueblos. En ese sentido que tiene como tal nosotras hemos planteado primero soberanía alimentaria como el derecho de los pueblos, una campaña de semillas que resguarde la producción campesina y nuestra propia identidad campesina.
Por lo tanto defendemos la identidad campesina como los pueblos indígenas defienden su identidad. Dentro de esa defensa nosotras hemos dicho para poder sostener esto, la agroecología es la propuesta, es la propuesta no como un invento que se descubrió ahora.
A la agricultura que antes se le puso una etiqueta y se la echó al mercado. Nosotros tenemos que cuidar de que precisamente nuestros planteamientos no se conviertan en tema de mercado y para eso hemos desarrollado los institutos de agroecología donde nosotras, los campesinos y campesinas estamos formando nuestros técnicos, a nuestros profesionales del futuro.
Porque si no vamos a sostener la agricultura, no van a quedar expertos. Tenemos nuestra escuela. Vamos a levantar la primera escuela de agroecología de las mujeres del campo en Chile( IALA). Hay otro instituto en Venezuela, otro en Brasil, la Universidad Campesina en Argentina. En Colombia se está constituyendo también la escuela de agroecología para formar a nuestras generaciones. Dentro de ese proceso estamos en la recuperación de los saberes y estamos identificando a los maestros y a las maestras. Porque si no tenemos a los oficios que sustentan la agricultura vamos a quedar a expensas de las empresas multinacionales.
Estamos en la recuperación de los maestros y junto con los maestros, las maestras, los aprendices y aprendizas de los oficios del campo. Una de las cosas que está pasando hoy en día es que nuestros campos son viejos. Nos estamos quedando los viejos, porque la juventud emigra ya que no tiene posibilidades y tenemos que volver a “reencampar” y no solamente es una tarea de la gente del campo sino que es una tarea de todas y de todos. Y lo que les quería mostrar es que cumplimos 15 años como ANAMURI y vamos a tener nuestro segundo congreso. El segundo congreso será en abril del próximo año es decir del 2014.
-Maleni Sopeña
Muchas gracias a todas y a todos.