Muchas horas transcurren desde la salida en Asturias hasta la llegada a Bogotá. Y tras pocas horas de reposo, en la madrugada rumbo al departamento del Meta, para llegar de anochecida, tras transitar trochas dificultosas: pero ya está 48 horas después estamos en La Julia, municipio de la Uribe.
Otro reposo breve en tierra caliente para comenzar el tercer día con audiencia en un polideportivo con representantes de comunidades, juntas de acción comunal, sindicatos agrarios.
Más tarde, regresando para Mesetas, una parada en uno de los espacios territoriales habilitados en el acuerdo para la paz, o sea lugar de concentración de ex combatientes, para conocer de cerca que les está pasando en estos 4 años y medio desde que el Estado colombiano se comprometió con la paz, y por lo que uno de sus presidentes recibía el Nobel. Al sitio le han puesto en nombre de Simón Trinidad.
Acompañan a la delegación asturiana en tres coches de seguridad con sus escoltas, dirigentes locales de Fensuagro y su sindicato regional Sintragrín, de una instancia de DDHH de sigla DHOC, el CPDH y de las ANZORC zonas de reserva campersina.
La tierra, núcleo del conflicto social y armado, será también tema central de las conversaciones: por un lado hay una venganza institucional contra campesinado que estuvo en su día en territorios controlados por la guerrilla durante muchas décadas. Les están aplicando un desplazamiento institucional, inventando falsos positivos, judicializándolos y preparando el terreno para expulsarlos. Se dice que se aplica de forma perversa una ley de extinción de dominio que fue establecida en la Constitución del 91. Pero en vez de aplicársela a terratenientes ( que fue para lo que se creó) se la están imponiendo a campesinos pobres. El resultado es que hay testimonios de robo institucional de 7mil reses y todos los bienes embargados de cooperativas y particulares. Parece que, ahora que no hay querrilla en esta zona, se pretende sacar forzadamente a muchas familias que han reclamdo siempre el derecho a la tierra, para ser sustituidas por otras, empresas y personas, de distinta condición en cuanto a las aspiraciones sociales históricas de la zona.
Por otra parte en “la Simón” se volvieron a escuchar los reclamos por incumplimiento del punto del Acuerdo de paz que habla de reforma rural integral, el más atascado de todos, por el que no ha sido entregada ni una sola hectárea de las prometidas.
En un territorio de colonización antigua (de gentes de huían de otras violencias), en donde se han intentado varios procesos de paz, fallidos hasta el presente, los representantes locales mostraron que hay mucha gente con miedo. Personas que están organizadas pero su temor aumenta ante situaciones de indefensión por los abusos sufridos, por las amenazas recibidas por varias de ellas, por el quiebre de expectativas generadas cundo se estaba firmando la paz.
Y en el listado abundante de denuncias incluyen lo que la delegación ha podido sentir en el tránsito hacia la Julia y de regreso: carreteras prometidas que no se hacen, aislamiento comunicacional, educación que ha sido entregada a entidades religiosas con escaso nivel, hospital hermoso y equipado pero que no tiene médicos ni enfermeras.
Se ha comentado y habrá pronunciamiento al respecto sobre el bombardeo de menores en Calamar (otra parte del Meta) donde 14 niños fueron masacrados, junto a la autojustificación del ministro de guerra de denominar a los asesinados como “potencialrs máquinas de guerra”, es decir justificación preventiva ante futuros díscolos con el sistema.
Se repite la preocupación por la excusa “ecologista” del gobierno que permite talas masivas en los parques nacionales que rodean La Julia a empresarios que pagan por esas talas, en tanto que a campesinos humildes se los criminaliza y encarcela de forma perentoria, en tanto no se da salida digna a quienes en las inmediaciones de dichos parque llevan hasta 40 años viviendo y ahora los expulsan sin asegurarles otros terrenos para el cultivo.
Quienes fueron combatientes pero se acogieron al acuerdo de paz, bastantes de ellos y ellas en condición de prisioneros políticos, señalan que más de 600 de esos prisioneros que tendrían que haber salido con la Firma de la paz, permanecen en las prisiones, entre ellos en las mazmorras de EEUU Simón Trinidad, uno de los principales negociadores en el intento de paz de hace 20 años en la Uribe y el Caguán.
El reciente asesinato de Juan de Jesús Monroy, conocido como Albeiro, provocó una peregrinación hacia Bogotá para intentar visibilizar la matazón de ex guerrilleros, 276 de los cuales han sido asesinados, en contra de la obligación del gobierno de proteger su vida e integridad.
Son muy numerosos los datos aportado en “La Simón” sobre incumplimientos flagrantes del gobierno al Acuerdo firmado, así que la delegación y el europarlamentario Manu Pineda que hace parte de ella, llevan tarea de interlocución para el Parlamento Europeo respecto también de los recursos millonarios aportados para apoyar la paz: ¿dónde se han quedado esos recursos, y porqué tiene que manejarlos a su antojo un gobierno que ha prometido hacer trizas el proceso de paz, en vez de ser entregados directamente a las comunidades?
La delegación mañana seguirá con entrevistas con los responsables municipales de Mesetas y de Villavicencio, así como comparecencia con los medios regionales.